Foto-galería cortesía del autor: Viaducto La Habana-Mariel
ARTEMISA, Cuba.- La capa de rodamiento dañada, ausencia de señales de tránsito, cunetas y separadores centrales enyerbados y falta de muchas barandas de aluminio en varios puentes, afectan a la carretera que enlaza a la capital con Mariel por el litoral norte de las provincias La Habana y Artemisa.
José González (76 años), residente del reparto Henequén Viejo, en el municipio Mariel de la provincia Artemisa, trabajó en la construcción de este viaducto entre los años 1956 y 1958. Fue quien ofreció muchos de los datos presentados en este trabajo.
A lo largo de sus 27 kilómetros, la vía tiene 23 puentes de longitud variable entre 8 y 287 metros, y desde 4 hasta 16 de altura. El más largo de ellos (287 metros) y segundo en altura (15 metros) es el que pasa sobre el río El Mosquito y fue construido con 80 hombres, entre finales del 1957 y 1958, según afirma José González.
En la actualidad, la carretera, conocida como “La Panamericana a Mariel”, se mantiene en buen estado desde la capital hasta la playa Baracoa, poblado en cuyas inmediaciones hay un aeropuerto de interés para el turismo, y por dar acceso, dicho tramo, a la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).
El resto tiene la capa asfáltica de sus cuatro vías deteriorada por tramos en los que los vehículos sufren fuertes vibraciones, y obliga a los conductores a reducir la velocidad. La imposibilidad de mantener una marcha uniforme provoca un gasto adicional de combustible, aumenta el desgaste de la mecánica de los transportes además de un mayor cansancio a pasajeros y conductores.
Dichas vibraciones también afectan los rodamientos y desajustan otros sistemas como los de dirección, amortiguamiento y elementos móviles de la carrocería como puertas, cristales de las ventanillas, la tapa del maletero y el capó.
A 18 de los puentes les faltan tubos de aluminio de sus barandas, lo que provoca que éstas solo tengan 30 de los 80 centímetros de altura de su construcción original, con el consiguiente riesgo para transeúntes.
Los tubos son robados por desconocidos para su venta como materia prima al Estado, a fundiciones particulares o para ser utilizados como conductoras de agua o en construcciones.
En uno de los puentes, en la parte de concreto de la baranda, permanece un mensaje, escrito por un desconocido, que rememora el lugar en que falleció el pelotero José Antonio Huelga en un accidente automovilístico.
El incremento del paso de vehículos pesados procedentes de la fábrica de cemento, de cargas y descargas del puerto y de la recién estrenada Terminal de Contenedores de Mariel, junto a la desidia institucional y el daño provocado por los ladrones de tubos y señales de tránsito, acelerarán el deterioro de esta importante vía.