CAYO COCO, Cuba — Científicos cubanos recorrieron palmo a palmo los 5,700 kilómetros de las costas cubanas, calcularon, analizaron e hicieron proyecciones, y las conclusiones que sacaron fueron tan alarmantes que las autoridades prefieren ser reservadas para no causar pánico.
Según el estudio la elevación del nivel del océano podría dañar o eliminar del mapa unos 122 poblados costeros, muchas playas quedarían sumergidas, fuentes de agua dulce perdidas y parcelas de cultivo inutilizadas.
Se espera que el mar suba unos 27 centímetros para el 2050 y unos 85 centímetros en el 2100, poco si uno lo mira verticalmente, pero que significa una penetración del agua salada de hasta dos kilómetros tierra adentro en zonas bajas.
“El gobierno… se dio cuenta de que el tema de la protección de las costas para una isla como Cuba, larga y estrecha, es un problema de seguridad nacional”, comentó a la AP, Jorge Alvarez, Director del Centro de Inspección y Control Ambiental, una dependencia oficial.
Con este telón de fondo, las autoridades comenzaron en los meses pasados una ofensiva de reordenamiento costero buscando proteger las dunas en las playas y los manglares, primera barrera de protección contra el avance de los mares.
Aunque la ley de protección de las costas se aprobó en el 2000 no fue sino hasta hace pocos meses que sus disposiciones comenzaron a cumplirse de manera estricta. Equipos de inspectores iniciaron recorridos sancionando a personas e instituciones contraventoras y hasta ordenando demoliciones.
Es una carrera contra el tiempo que debe tener en cuenta las necesidades de poblaciones y sobre todo asegurarse de afectar lo menos posible al turismo, una industria que ingresa $2,500 millones y es la principal fuente de divisas del país.
Según los expertos el Caribe es una de las regiones más vulnerables al cambio climático.
“Los Estados insulares del Caribe están muy preocupados por el cambio climático”, explicó a la AP Dan Whittle, director del programa para Cuba del Fondo para la Defensa del Medio Ambiente, organismo no gubernamental con sede en Nueva York.
La región debe enfrentarse además con devastadores huracanes cada vez más intensos.
En casi todos los países del Caribe existen leyes y normas ambientales, pero su cumplimento es irregular y cuando estas chocan con los intereses del turismo suelen perderse.
Una visita de la AP por la playa de Guanabo a uno 25 kilómetros al este del centro de La Habana –y una de las más populares para cientos de miles de capitalinos que cada año van hacia allá– mostró algunas de las medidas tomadas por las autoridades.
Por ejemplo, en un área se demolió una instalación militar y ya comenzó a nacer el boniato de playa, una planta cuya función principal es retener la arena, mientras, un poco más allá se demolió una escuela de natación. Se hizo sin un plan integral y ahora las autoridades ambientales deben lidiar con escombros y un daño mayor.
Según Alvarez, se impusieron en el 2012 unas 10,000 sanciones a personas jurídicas y naturales que violaban la ley de costas, aunque las medidas más duras como las demoliciones recayeron sobre las primeras.
- agencias