LA HABANA, Cuba. -Muchos padres cubanos están indecisos en cuanto al cuidado de sus hijos pequeños durante la jornada laboral. Pueden internarlos en un círculo infantil estatal desde las 7:00 am hasta las 6:00 pm, pero estos lugares no cuentan con las condiciones necesarias para sus cuidados. Además, el descontento de las educadoras, provocado mayormente por los bajos salarios, es notable y repercute directamente en el bienestar y educación de los niños.
Por otro lado, las cuidadoras particulares cobran unos 25 dólares mensuales, cifra que significa más del 100% del salario promedio en Cuba. El cuidado a bebés lactantes cuesta hasta el doble de esta cantidad.
CubaNet realizó entrevistas a madres, educadoras de círculos infantiles estatales y cuidadoras por cuenta propia. Mara Bernal, madre de un niño que acaba de cumplir un año nos comenta:
“He estado dos años sin trabajar. Hice un embarazo difícil y tenía que estar de reposo. Después de nacido mi bebe, me acogí a ley de un año de licencia. El gobierno cubano no da opciones para el cuidado de menores de 1 año. En los años 90s retiraron las salas de lactantes de los círculos infantiles. El país no contaba con recursos económicos para mantenerlas. Los bebés requerían de una alimentación y cuidado especial. Ahora que mi niño tiene 1 año, no sé con quién lo voy a dejar. En el círculo infantil sé que no me lo van a cuidar bien. No tienen ni siquiera papel sanitario. Tienen que dormir en catres hechos de lonas con mucho calor. Podría pagarle a una cuidadora particular pero no me alcanza el salario”
Rita Calderón, que tuvo su niña en un círculo estatal hasta los 3 años, dijo:
“No dejan a los padres facilitar pañal desechable a sus hijos. Dicen que para no hacer diferencia con niños que no tienen esa posibilidad. Todos los meses hay que llevarle regalos a las educadoras para mantenerlas contentas. Así tratan bien a tu hijo. El almuerzo casi siempre es sopa. La carne una vez a la semana y poca. El postre es pan con azúcar. Tienen indicado almorzar sin ayuda de adultos. Los niños de 2 años pasan mucho trabajo y quedan mal alimentados. A los círculos infantiles no traen sazones. Los propios padres tienen que conseguirlos para darle sabor a la comida.”
Basado en las opiniones de estas madres, la situación en los círculos infantiles del Estado es precaria, tanto para las madres, como para las educadoras y los niños. Muchos padres prefieren pagar más de lo que ganan en un mes para dejar su niño al cuidado de un particular.
Una educadora del círculo “Jorge Dimitrov” ubicado en el pueblo de Wajay, Boyeros, que no quiso revelar su nombre, y lleva más de 20 años ejerciendo esa profesión, nos cuenta:
“En Cuba los círculos infantiles están en crisis, lo han estado siempre. Yo soy educadora desde los años 90, cuando todavía existían salas para lactantes. Fueron quitadas porque no había condiciones para el cuidado especial que lleva un lactante. Siempre me he preguntado: ¿Acaso un niño de 2do año de vida no requiere de cuidados especiales también? Los más pequeños se pasan casi todo el tiempo mojados porque no hay pañal desechable. Sufren mucho calor a la hora de tomar la siesta, sin ventilador. Lloran casi todo el tiempo. Los juguetes son de cartón confeccionados por las educadoras con sus propios medios. Nadie quiere este trabajo por su alta responsabilidad y mala remuneración, pero la necesidad de personal hace que acepten a cualquiera. Yo me vi sola con cuarenta niños, los tenía que sentar en forma circular y cantarle canciones infantiles para entretenerlos. Eran tantos que no podía dejar que se levantaran de su silla para nada. Supuestamente, el reglamento del círculo no permite más de 7 niños por educadora.”
Muchos padres han optado por las cuidadoras particulares, aunque no están calificadas para hacer el trabajo. Casi todas son personas mayores, ya jubiladas que, lo hacen por pura necesidad. Sin embargo, muchos padres dejan confiados a sus hijos y pagan lo que no tienen con la idea de que estén mejor cuidados.
Una cuidadora, que trabaja sin licencia en su casa y que prefirió el anonimato, dijo:
“Los padres traen a los niños por la mañana, con su almuerzo en pozuelos plásticos. Ellos saben que no tengo mucho espacio para que jueguen. Paso trabajo para acostarlos porque la casa es pequeña, pero son pocos niños. A las cuidadoras particulares el Estado no permite cuidar más de 6, pero no tengo licencia de tutora. Si lo hago por las vías legales se me complicaría el negocio. Tendría que sobornar a los inspectores. Gano siete veces lo que gana una educadora de circulo infantil y soy una de las que menos cobra.”