LA HABANA, Cuba. -El pasado 27 de marzo, varios alumnos de la escuela secundaria básica “Juan Delgado” del municipio Boyeros se intoxicaron con el almuerzo escolar. Con síntomas de vómito y diarrea fueron atendidos en el policlínico local. A José Carlos, que cursa el séptimo grado en la misma escuela lo remitieron para atenderlo en el Hospital Nacional. Tuvieron que aplicarle sueros con sales de rehidratación y otros medicamentos para desintoxicarlo.
Actualmente el almuerzo de todas las escuelas secundarias en Cuba es el mismo. Un pan con mortadela o perro caliente. Algunas veces de color verde y maloliente. Echado a perder por el tiempo expuesto a la intemperie.
Según lo establecido en las escuelas con respecto al horario de almuerzo. Los alumnos salen momentáneamente al mediodía para que almuercen en sus casas. O si prefiere, un familiar puede llevarle el almuerzo hasta la escuela. O pueden comerse el almuerzo escolar. Los padres en coordinación con la institución pueden escoger una de estas opciones. Tienen que firmar un documento donde quede reflejado su decisión relacionada al almuerzo de su hijo.
Mabel Hernández Verdecia, la madre de José Carlos, dice:
“El almuerzo lo traen en un camión sin refrigeración. Solo hay un camión para muchas escuelas del municipio. Mi hijo es uno de los que se quedaba en la escuela para almorzar. Su padre y yo estamos trabajando a esa hora y no podemos llevarle almuerzo. Según el reglamento él no puede salir de la escuela. Está obligado a almorzar allí. La opción que nos queda es pagar 3 dólares mensuales a un mensajero de almuerzos. Está caro, pero lo preferimos antes de dejar que el niño se enferme de nuevo. No hay nadie que responda por este incidente. Todo se quedó en el aire como si nada hubiera pasado.”
A Wilfredo Gonzalez, de 13 años, estudiante de la misma escuela, le preguntamos su opinión sobre el almuerzo escolar:
“Al principio mis padres me dejaron en la escuela para que almorzara. El primer día me encontré dos moscas dentro del pan. Después de ver el riesgo que conlleva comerse algo así todos los días mis padres decidieron cambiar de opción. Ahora voy a la casa a almorzar. Mi abuela me prepara el almuerzo. No quiero almorzar más en la escuela.”
El tiempo de docencia de los secundarios en Cuba es desde las 8 am hasta las 4 pm. Los padres tienen que informar a la escuela si el estudiante puede salir a almorzar a la casa o no mediante un papel firmado por ellos mismos. Así la maestra sabe quién está autorizado a salir en el horario de almuerzo y quién no. A muchos niños no les queda otra que almorzar en la escuela porque sus padres están trabajando o porque no tienen familiar que les lleve el almuerzo.
Otros aprovecharon el problema del almuerzo escolar para convertirlo en un negocio ilegal. Y así aparecieron los llamados mensajeros de almuerzo. Quienes cobran a los padres 2 o 3 dólares mensuales por llevar cada almuerzo. Los padres le dejan el almuerzo al mensajero y este se los lleva a la escuela. Hay mensajeros que tienen bicitaxi. Llevan alrededor de 20 almuerzos todos los días por lo que cobran 40 dólares mensuales. Es otra forma de ganarse la vida, “vivir del invento” o “estar en la lucha” como se le dice en Cuba.
Una auxiliar de limpieza que no quiso revelar su nombre, dijo:
“Para mí el almuerzo es como un rompecabezas diario. El salario no da para comprar algo todos los días en las cafeterías cercanas a la escuela. Las opciones son pocas. Enfrente de cada escuela secundaria y primaria se pueden ver los vendedores ambulantes. El almuerzo escolar nunca satisface ni a los profesores ni a los alumnos.”
El problema del almuerzo escolar a ha sido un tema sin solución de la revolución cubana. Es un reflejo del fracaso económico del modelo.
Esta era la idea de Fidel Castro con respecto al almuerzo escolar, cuando pronunció un discurso en el estadio “Pedro Marrero” en el año 1965:
“…cuando toda nuestra población juvenil, desde la enseñanza primaria hasta la universitaria, reciba ya gratuitamente, además de la educación, la recreación y la asistencia médica, la ropa, los zapatos, el desayuno, el almuerzo y la comida en su totalidad —y es difícil que no logremos alcanzar esa realidad en los próximos 10 años”
En otro discurso pronunciado en el año 2002 con motivo del acto de inauguración de la Escuela Experimental «José Martí», en La Habana Vieja dijo:
“Los alumnos de secundaria, al revés que la gran mayoría de los de primaria, salvo excepciones, no disponen de comedor escolar. Deben ir a sus casas o adquirir el almuerzo en algún expendio de alimentos. Los hijos de las familias más modestas, a quienes sus padres por razones de trabajo u otra causa no pueden atenderlos a esa hora, se ven obligados a usar fogones de gas o combustible líquido para calentar o confeccionar alimentos, con riesgos de accidentes. Otros van para casas de amigos cercanos. El regreso a la escuela se retarda y en muchas ocasiones no regresan a las actividades de la tarde, y el control de los alumnos se pierde en detrimento de su educación, disciplina y conducta. El número de los que no se presentan en las horas complementarias puede ascender al 30 por ciento.”
Esto dijo Fidel en el año 2002, sin embargo es un retrato de lo que está pasando hoy día en las escuelas secundarias. Si un problema tan sencillo como este no ha sido solucionado en casi sesenta años, ¿Que se podrá esperar de escenarios más complicados?