Alentadas por los altos precios en el mercado internacional, las autoridades cubanas anunciaron recientemente que la isla producirá 40.000 toneladas de azúcar sin refinar por encima de lo previsto en el plan de la actual cosecha, cuyas cifras no fueron informadas.
“Se añadirán 40.000 toneladas de azúcar más por encima de lo previsto en el país”, dijo la viceministra de la Industria Azucarera, Lourdes Castellanos, citada esta semana por la Agencia de Información Nacional.
Castellanos consideró que fueron “satisfactorios los resultados en la producción de alcohol, en el ahorro de combustible y otros derivados”.
La isla, que contradictoriamente enfrenta una escasez de caña de azúcar cuando más altos son los precios del dulce, esperaba una cosecha corta y eficiente en la que intervinieron unas 40 fábricas, de las 18 que aún están trabajando.
Para tratar de paliar la falta de materia prima, el Ministerio de la Industria Azucarera decidió, entre otras medidas, eliminar la tradicional pausa laboral de verano y mantener el trabajo de preparación de tierras y maquinarias durante junio, julio y agosto pasados.
La llamada zafra azucarera se extiende de diciembre a mayo, pero la producción empieza a disminuir a mediados de abril, debido a la elevación de las temperaturas por la llegada del verano.
Según las últimas cifras oficiales publicadas, la isla logró 1,4 millones de toneladas en la cosecha 2007-2008, lejos aún de los altos niveles alcanzados en otros años y que convirtieron a la industria en el primer rubro económico del país.
Mayor exportador mundial de azúcar en el siglo XX, la isla llegó a producir 8,5 millones de toneladas en 1970, año en el que intentó de manera fallida producir 10 millones de toneladas.
En la década de 1990, la industria comenzó a declinar, tras las pérdidas de financiamiento y del mercado preferencial con la desintegración del campo socialista europeo, que abrió paso al desarrollo de una pujante y exitosa industria turística.
Desde 2002, Cuba aplicó una profunda reforma de la industria azucarera, agobiada por los bajos precios del dulce en el mercado internacional y los altos costos productivos, en un entorno económico difícil.
De los 156 molinos que había en toda la isla, sólo quedaron 85 en funciones en una primera etapa, pero después otras fábricas fueron cerradas y desmanteladas hasta llegar a la actual capacidad industrial. Esa reforma incluyó, además, la reducción gradual de las tierras dedicadas al cultivo de la caña de azúcar, de 1,5 millones de hectáreas a poco más de 700.000, y la capacitación o paso a otras labores de más de 100.000 trabajadores de la industria.
Esa trasformación, realizada bajo el nombre de “Tarea Alvaro Reynoso”, en homenaje a un prominente científico azucarero cubano, buscaba lograr mayor eficiencia y rentabilidad en la industria.
Sin embargo, tras un repunte de precios en el mercado internacional, el gobierno comenzó a tratar de reactivar la producción mediante planes de cultivo intensivo y la modernización de la maquinaria.
Las autoridades encargadas de esa industria tratan también de diversificar los derivados de la caña de azúcar con el aumento de la producción de la llamada Miel B, un producto destinado a la alimentación animal, y de miel final, que se emplea en la producción de alcoholes.
Cuba consume anualmente unas 700.000 toneladas de azúcar, aunque el año pasado esa cifra disminuyó a unas 600.000 toneladas debido a una reducción de la ración doméstica, y otras 400.000 toneladas son destinadas a cumplir un acuerdo comercial con China.
Tomado de Spanish.CHINA.ORG.CN