LA HABANA, Cuba, 11 de abril de 2013, Leannes Imbert Acosta/ 173.203.82.38.- Jose Alberto Martínez Ramos fue expulsado de su centro de trabajo la semana pasada por negarse a ingresar a las filas del Partido Comunista de Cuba.
Luego de que Martínez Ramos, quien es abiertamente homosexual y residente en el municipio especial Isla de la Juventud, se negara a ingresar a las filas de esta organización política, fue notificado de su expulsión de la Empresa del Tabaco, donde laboraba desde hace más de 12 años.
Según Lázaro Pérez García, activista de Derechos Humanos que colabora permanentemente con el OBCUD LGBT (Observatorio Cubano de los Derechos LGBT), y quien nos brindó esta información vía telefónica, Martínez Ramos se sintió agredido y ofendido por su jefe, Martín Arcaya, quien expresó en voz alta: “¡Es verdad que con los maricones no se puede contar!”, para luego promover su expulsión alegando mala conducta en su centro laboral.
Martínez Ramos apeló al Órgano de Justicia Laboral de su empresa, perteneciente al Ministerio de la Agricultura, y espera una respuesta.
De otros casos como este se pueden conocer en Cuba y han sido documentados por el OBCUD LGBT; casos en que el verdadero motivo de la expulsión es la orientación sexual de las víctimas, aunque sea difícil probar la evidente violación de los Derechos Humanos por parte de la dirección institucional.
Tradicionalmente, el régimen de la isla se caracterizó por todo lo contrario: Homosexuales no podían pertenecer a las filas del partido único aunque su trayectoria “revolucionaria” hubiera sido brillante.
Se conoce ampliamente el lado homofóbico de la dictadura, pero, como se pude apreciar, de un tiempo a esta parte las cosas han cambiado. Se ha dado un bandazo, digamos.