LA HABANA, Cuba. – El 30 de mayo de 1961 ocho valientes pusieron fin a una de las dictaduras más largas y brutales de América Latina. Un plan descabellado, que se concretó gracias a una mezcla de coraje y azar, acabó con la vida del tirano Rafael Leónidas Trujillo.
Los Héroes del 30 de Mayo, como se le conoce al grupo que urdió la conspiración, estaba conformado por Antonio de la Maza, Antonio Imbert, Amado García Guerrero, Salvador Estrella, Huáscar Tejeda, Pedro Livio Cedeño y Roberto Pastoriza, quienes se reunieron precipitadamente luego de que Miguel Ángel Báez ―otro de los conspiradores― les confirmara que esa noche tendrían la oportunidad de ultimar al dictador.
En el kilómetro nueve de la carretera de Santo Domingo a San Cristóbal, a las 9:45 de la noche, el auto donde viajaba Trujillo fue emboscado y baleado. Los atacantes se habían distribuido en tres vehículos. El primero tenía la misión de iniciar el ataque y los otros dos debían interceptar al objetivo principal.
El tiroteo inició antes de lo previsto y continuó con los carros ya detenidos. No menos de 60 impactos recibió el Chevrolet azul que transportaba al dictador; de ellos, siete habían dado en el blanco. Hasta allí caminó, decidido, Pedro Livio Cedeño; pero al abrir la puerta recibió un disparo en el vientre.
Trujillo, malherido y armado, logró salir del carro y avanzar unos metros. Cedeño dio la voz de alarma para evitar que escapara. Su compañero, Huáscar Tejeda, le lanzó el auto encima y Antonio de la Maza lo remató de un balazo en el mentón.
En los días siguientes los hombres que atacaron el convoy, y otros que también habían participado en la conspiración, fueron detenidos por las fuerzas del régimen. Algunos fueron asesinados; otros, sometidos a salvajes torturas, desde hormigas africanas hasta la silla eléctrica, pasando por electrodos en los testículos, ahorcamientos y golpizas brutales.
El 18 de noviembre de 1930 fueron ejecutados Huáscar Tejeda, Roberto Pastoriza, Salvador Estrella, Modesto Díaz, Luis Manuel Cáceres y Pedro Livio Cedeño. El régimen se deshizo de los cuerpos y preparó un simulacro para hacer creer que los conspiradores habían logrado escapar de la prisión. Incluso asesinaron a tres reclusos para imprimirle verosimilitud a la fuga.
La verdad, no obstante, se abrió paso hasta el presente. Aquellos héroes de mayo cumplieron su cometido, decapitaron a la dictadura y apenas un año después se convocó a elecciones libres, donde ganó Juan Bosch. Con su victoria, República Dominicana volvió al camino de la democracia.