LAS TUNAS, Cuba. — Recién iniciada la invasión a Ucrania, el premio Nobel de Economía Paul Krugman escribió en su columna en The New York Times: “Dos cosas han quedado claras. En primer lugar, Putin tiene delirios de grandeza. En segundo lugar, Rusia es aún más débil de lo que la mayoría de la gente, incluido yo mismo, parece haber creído”. Según el columnista, no le sorprendería que “las autopsias de la guerra en Ucrania acaben mostrando que había mucha más podredumbre en el corazón del ejército de Putin de lo que se pensaba”.
Pero la guerra no ha expirado. Sin necesidad de “autopsias”, estamos viendo “mucha más podredumbre en el corazón del ejército de Putin de lo que se pensaba”. Basta ver las imágenes de los edificios destruidos. A propósito de la destrucción del hospital materno infantil de Mariúpol por el cañoneo ruso, la organización Médicos Sin Fronteras declaró: “En una ciudad en la que el sistema sanitario está al borde del colapso, privar a la gente de asistencia sanitaria es una violación de las leyes de la guerra”.
Oleksandr Kalinchuk, encargado de negocios de Ucrania en Cuba, en declaraciones a CubaNet, pidió a la comunidad internacional que presione a Rusia para que detenga la agresión contra Ucrania, que “va acompañada de graves violaciones de normas y principios del derecho internacional humanitario, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, así como otras violaciones de los derechos humanos”.
Lo dicho por el diplomático ucraniano acreditado en La Habana no tiene margen de error. Y así se encargó de apostillarlo la semana pasada el mismísimo portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, cuando, sin rubor, dijo a Reuters que Ucrania debería “hacer enmiendas a su constitución” con las que rechazaría cualquier objetivo de “ingresar a cualquier bloque”, refiriéndose a la OTAN, y diciendo, además, que el Estado ucraniano debería “reconocer que Crimea es territorio ruso” y que “Donetsk y Lugansk son estados independientes”. “Y eso es todo. Se detendrá (la invasión) en un momento”, aseguró el portavoz de Putin, como si para Rusia la constitución, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania poco importaran. Dicho de otro modo: como si el derecho internacional no existiera con respecto al “derecho” de la Federación Rusa (entiéndase, el “derecho” de Putin al primer ataque, a la guerra preventiva, a la impunidad de los crímenes de guerra).
El principio de derecho internacional prima facie (a primera vista) conceptúa que “el primer uso de la fuerza por un Estado, en contravención de la Carta (de las Naciones Unidas), constituirá prueba prima facie de un acto de agresión”. Y gracias a ese principio, todo concepto, ideación o supuesta “guerra preventiva” en legítima defensa, como la “operación especial” de Putin en Ucrania para “desnazificar” y “desmilitarizar” ese país, tiene carácter ilícito, como ilícitas son las referencias a la conservación propia, la necesidad absoluta o autodefensa.
Todos estos conceptos no los tomo de un manual del Departamento de Estado de los Estados Unidos o de la CIA, sino de mi Diccionario de Derecho Internacional (Editorial Progreso, Moscú, 1988).
Son delitos de guerra o crímenes de guerra las acciones que violan las leyes y costumbres en los enfrentamientos armados. La destrucción de ciudades, de poblados, de valores culturales, el trato cruel a los prisioneros de guerra, a los heridos, a los enfermos, el saqueo de bienes estatales o privados, la deportación de la población civil o la toma de rehenes, entre otras acciones punitivas ilegítimas, constituyen crímenes de guerra que son imprescriptibles. Muchos de esos delitos internacionales ahora mismo están ocurriendo en campos, pueblos y ciudades de Ucrania a manos del Ejército de la Federación Rusa, cuyo comandante en jefe es Vladimir Putin.
Y Putin no puede decir que desconoce que esos crímenes son cometidos por sus soldados y oficiales porque su deber como jefe supremo de las fuerzas armadas de su país es saber el comportamiento de sus unidades. El Manual sobre el derecho de la guerra para las fuerzas armadas, escrito por el coronel Fréderic De Mulinen y editado en Ginebra por el Comité Internacional de la Cruz Roja, sobre la responsabilidad del mando dice: “El jefe del conjunto de las fuerzas que participan en una operación militar asume la responsabilidad general de garantizar el respeto del derecho de la guerra”. Y el jefe supremo del jefe de la agrupación de tropas rusas en Ucrania, incluso sobre el ministro de Defensa Serguei Shoigu, es Vladimir Putin.
Pero la guerra que Putin ejecuta en Ucrania no sólo es ilegítima a la luz del derecho internacional, sino también criminal vista desde el derecho de la guerra. El manual citado, concerniente a la conducción de las operaciones y a los efectos esperados de la decepción, dice: “Para cumplir su misión, el jefe procura enmascarar sus intenciones y sus acciones al enemigo para inducirlo a que reaccione contra sus propios intereses. Así pues, para ser compatible con el derecho de la guerra la decepción debe distinguir entre estratagema (permitida) y perfidia (prohibida).
Y respecto a la perfidia en el derecho de la guerra, el manual mencionado conceptúa: “La perfidia consiste en cometer un acto hostil bajo la cobertura de una protección legal”.
Para cometer su agresión vimos a Putin acumular cientos de soldados junto a la frontera ucraniana durante meses. Y mientras basados en fuentes de inteligencia el presidente Biden y otros mandatarios denunciaban que una invasión rusa estaba a punto de producirse en Ucrania, Putin aseguraba al mundo que sus soldados solo estaban en maniobras. Hasta el presidente ucraniano y su pueblo, que luego hemos visto luchar con valor, hasta escuchar las explosiones creyeron la estratagema de Putin basada en la perfidia.
Ahora Naciones Unidas está puesta a prueba: frente tienen a Vladimir Putin, un criminal de guerra con arsenal nuclear y delirios de grandeza, pero que es poco probable que use sus armas estratégicas, pues sería el fin de la humanidad —que poco le importa, si sus hijas y él mismo no integraran ese mundo—.
Los días venideros dirán si triunfa la perfidia de un criminal de guerra internacional sojuzgando al mundo con su arsenal nuclear luego de arrasar con Ucrania o se impone el valor de las personas y de los líderes en el mundo libre.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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