SANTA CLARA.- A Marcos Urbay Serafín, el maestro de la trompeta en Cuba, está dedicada la 22 edición del festival de música de cámara “A tempo con Caturla”, que comienza este lunes 5 de marzo y se extiende hasta el 11 de marzo en Santa Clara.
A sus noventa años y, a pesar de la fama que en algún momento alcanzó el músico, ha estado confinado en su natal Caibarién en una modesta casa de paredes de madera. Se le ha visto caminar con parsimonia delante de la Banda de Conciertos del municipio dirigiendo la procesión musical hasta el cementerio en las afueras de la ciudad. Siempre viste sencillo, siempre impecable.
Marcos Urbay fue una especie de niño prodigio, como casi todos los grandes genios, y provenía de una familia con tradición musical. Su padre, Roberto Urbay Carrillo, en ese entonces director de la Banda le impuso un riguroso estudio, aunque nunca imaginó que, años más tarde, su hijo revolucionaría el estudio de la trompeta en toda Cuba.
Urbay no es más que uno de los herederos de la tradición de música académica de concierto que ha caracterizado por siglos a Villa Clara, manifestada en figuras como los remedianos Alejandro García Caturla, a quien se debe el nombre del festival, Agustín Jiménez Crespo y los sagueros Rodrigo Prats y Enrique González Mántici.
El A tempo con Caturla es el encuentro de su tipo más antiguo que existe en la isla respondiendo un tanto a la condición exclusiva de la provincia como cuna de grandes maestros, guitarristas y compositores que viene desde el siglo XIX con el auge de las bandas de concierto y la creación de la Orquesta Sinfónica de Las Villas, en 1926, única de su tipo en la isla.
Cuando Urbay partió hacia la capital con su padre en 1949, como lo han hecho otros caibarienenses, se incorporó rápidamente a la reconocida orquesta Riverside como primera trompeta, y tocó en Tropicana y otros grandes escenarios de la época. En ese período importantes grabaciones con Nat King Cole, Rosita Fornés y Pedro Vargas. A principios de los cincuenta era, posiblemente, el trompetista más solicitado por las bandas del momento. Lo llamaron, luego, para fundar la Orquesta Sinfónica Nacional y la Escuela Nacional de Arte.
Sin embargo, su aporte imperecedero fue el libro Estudios Complementarios para trompeta, utilizado hasta hoy en los niveles elementales y medio de música, sin el cual sería prácticamente imposible estudiar el instrumento en Cuba.
Marcos Urbay, a sus noventa años, aún vive en Caibarién. No existen medallas o condecoraciones, ni eventos y festivales dedicados a un hombre que, aunque nadie lo reconoce públicamente, ha sido olvidado por toda una generación.