CAIBARIÉN.- Leonardo Lino Rodríguez Alonso, de 63 años de edad, coordinador nacional de La Fundación Patmos de Cuba, visitó y entrevistó en la mañana de este miércoles al profesor y humanista Amador Blanco Hernández, en su casa —sita en la Calle 14 entre las avenidas 31 y 33 en esta ciudad—, y luego del intercambio oral y los preámbulos habituales, salieron a tomar un café en el Café Literario propiedad del estado, situado frente al Parque llamado “La Libertad”.
Acorde con el relato del también historiador Blanco Hernández, la razón de su visita consistió en intentar hallar, por parte de la institución de naturaleza bautista (protestante), un consenso público y privado —independientemente del que ya consiguen entre candidatos diversos y premiados en las 4 ediciones anteriores—, circunscrito a los arduos temas de la paz mundial; la lucha incansable contra el terrorismo, los maltratados derechos humanos, el diáfano diálogo interreligioso y la convivencia civilizada de entre todos los pueblos.
La organización Patmos tomó su nombre de la isla griega del mar Egeo, dado al autor del libro bíblico intitulado “El Apocalipsis”. En la introducción al mismo, su creador declara que estaba desterrado “a causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo” (Ap-1, 9), cuando comenzó a recibir “la revelación que el señor le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben sucedernos pronto”.
Al intentar salir de Caibarién sobre la 1:00 p.m., cuando aún esperaba para abordar un auto de piquera que lo trasladaría a su natal Camajuaní, fue arrestado por la policía política y se encuentra detenido en la Unidad de Instrucción Penal en la ciudad de Santa Clara bajo cargos ignorados hasta ahora, según confirmó un familiar cercano al acompañante.
Hernández, quien le hubo ofrecido personales puntos de vista acerca de los mencionados particulares a Rodríguez durante su estancia —de forma solidaria y respetuosa—, agregó que sus declaraciones quedaron registradas en el teléfono celular del secuestrado, el que habría sido igualmente ocupado por la autoridad policial porque al timbrársele nadie responde.