LA HABANA, Cuba.- Tras el anuncio del restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el 17 de diciembre de 2014, el régimen cubano hizo una lista de reclamaciones que consideró necesarias para la normalización de dichas relaciones.
Los resultados hasta hoy obtenidos han sido nulos.
La principal reclamación es la suspensión del embargo y de la Ley Helms-Burton. En este periodo no se logró y es poco probable que se logre a corto plazo. El Congreso de los Estados Unidos, de mayoría republicana, ha sido explícito al respecto a través de su líder, Paul Ryan, quien dejó bien claro que independientemente del candidato que resulte electo presidente el próximo 8 de noviembre, enfrentará la oposición congresional para levantarlo si el régimen cubano no cumple con los requerimientos de la Ley Helms-Burton.
Otra reclamación es la devolución a Cuba del territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo. Y esa reclamación quedó sin efecto, toda vez que las autoridades norteamericanas han insistido en que representa un asunto de seguridad nacional para los Estados Unidos.
En cuanto a las compensaciones económicas por los daños causados por el embargo, después de mostrar el régimen sus cifras astronómicas, esas indemnizaciones han quedado pospuestas sine die.
Tampoco han conseguido el cese de las transmisiones de Radio y Televisión Martí hacia Cuba, ni el de la ayuda financiera a la oposición prodemocrática ni el fin de las limitaciones legales de los viajes a Cuba.
El régimen cubano se queja de la imposibilidad, incluida en el embargo, de que los bancos norteamericanos abran cuentas corresponsales en Cuba y de la prohibición de usar el dólar estadounidense en sus transacciones comerciales.
Esto último no es impuesto solo por el gobierno norteamericano, sino también por el incierto desempeño financiero del castrismo, lo que hace que los bancos no se arriesguen a abrir operaciones en Cuba.
Obama, en su afán por pasar a la historia, hace varios días emitió otro decreto con varios paquetes de medidas que, a su criterio, agradarían al régimen castrista.
Estas medidas solo han sido criticadas extraoficialmente, por la claque castrista, no oficialmente por el régimen, que debe sentir algo de agradecimiento debido a su sempiterna falta de liquidez.
¿Que han obtenido los hombres de negocios norteamericanos del régimen cubano? A saber, una fábrica de tractores en el Mariel, que solo puede vender a particulares y cooperativas campesinas, la administración de dos hoteles que fueron despreciados por los europeos, servicios de telecomunicaciones con dos firmas, y la autorización a las aerolíneas norteamericanas para volar a la isla.
El nuevo paquete de medidas permite a cualquier turista norteamericano comprar sin límites tabacos, ron, artesanía y medicinas homeopáticas, como el veneno de alacrán, entre otras. Nada más.
Quien conozca un poco de economía sabe que este nivel de inversión es para la economía estadounidense, pequeño, por no decir ridículo. Pero para la quebrada economía castrista es un gran alivio.
Claro, que de todos estos negocios quedan excluidos los cubanos. Para ellos el régimen solo permitirá los emprendimientos privados existentes en la actualidad, ninguno más.
En eso pararon todas las ilusiones. El régimen castrista solo busca ganar tiempo para mantenerse en el poder.
¿Qué han reportado estos negocios al bienestar del pueblo cubano? Nada. El pueblo cubano sigue sin libertades, sobreviviendo en una crisis increíble y recibiendo una magra ración mensual de alimentos.
Para terminar, ya que el régimen cubano se queja tanto de la falta de liquidez, sería bueno saber qué hizo con los enormes ingresos que ha recibido por espacio de 16 años del gobierno chavista. También, ¿dónde están los ingresos provenientes de la exportación de servicios médicos a 67 países? ¿O dónde fueron a parar los ingresos por la reventa de 40 000 barriles diarios de petróleo promedio hasta julio de este año, de la cuota establecida en el convenio firmado por Fidel Castro y Hugo Chávez en el año 2002?
palfonso44es@gmail.com