MIAMI, Florida, agosto, 173.203.82.38 -El 85 cumpleaños del ex gobernante Fidel Castro fue recordado de manera particular el pasado sábado 13 de agosto. La jornada hizo coincidir varios eventos paralelos dedicados en su mayoría a resaltar la figura del homenajeado, algo a lo que no escaparon ni aquellos que quisieron poner una nota diferente en el onomástico del autócrata en Jefe.
La primera de las actividades conmemorativas corrió a cargo de la Fundación ecuatoriana Oswaldo Guayasamín con la Serenata de la Fidelidad desde el teatro habanero Karl Marx. La sutileza del título se hacía innecesaria. Desde hace años el culto a la personalidad no es un secreto en Cuba, mucho antes de que la palabra fidelidad fuera convertida en un eslogan racionalizado para, sin decir directamente su nombre, manifestar devota lealtad hacia el dictador.
Que el acto haya sido proclamado una cantata en honor del octogenario Fidel, sí resultó una idea chocante, por no decir grotesca. La gala musical, repartida entre invitados extranjeros y artistas del patio, no contó con la presencia del agasajado. Éste tal vez valoró que el reparto escogido para el programa no valía el sacrificio de la asistencia, ni siquiera por el detalle nostálgico de la búlgara Yordanka Krístova, una vieja amiga que nos devuelve a la época soviética. Por cierto la interpretación de la Kristova fue calificada de parca por la prensa cubana. Tal vez la cantante estimó retomar algunos de aquellos números en español con los que se presentaba en la Isla, insípidos y nada acordes con un momento donde los temas imprescindible debían enfocarse en alabanzas al héroe inmortal, lealtades y toda esa morcilla de adulonería totalitaria.
Es evidente que lo mejor del libreto lo pusieron los participantes cubanos. Un detalle. Varios de los incluidos han estado recientemente en las giras por tierras norteñas, en esa controversial modalidad de intercambios culturales. Algunos de ellos incursionaron en shows televisivos realizados en Miami y conducidos por compatriotas que decidieron radicar – que no desertar- en Norteamérica.
Esto de poner a la Portuondo, el dúo Buena Fe, Raúl Torres y al desdichado Cándido Fabré (quien tuvo que soportar una dura prueba en cierto programa miamense) me recordó un poco a la célebre frase inmortalizada por Reinaldo Miravalles en la voz del personaje Cheito León en El Hombre de Maisinicú. -¡Pínchalo coño, pínchalo! Y que terminaba con la afirmación de que nadie quedaba a salvo del embarre colectivo.
Coincidiendo con la fecha, apenas por un día de diferencia, se celebró el décimo aniversario de la fundación del CENESEX. La institución dirigida por Mariela Castro, hija del general y sobrina del Comandante, reconocida por su trabajo encaminado a eliminar la homofobia en Cuba, dedicó su festejo al homofóbico arrepentido.
Y precisamente el evento que acumuló más puntos de interés fue la boda celebrada entre el transexuado Wendy Iriepa e Ignacio Estrada, un activista homosexual que lucha por los derechos de los enfermos de SIDA en la isla caribeña. Aunque se dice que no es el primero de estas características efectuado en Cuba, el matrimonio de esta ocasión tuvo una connotación especial al verificarse bajo los buenos auspicios de una mentalidad cambiante sobre el tema y porque la pareja escogió casarse el 13 de agosto, una decisión en la que unos apreciaron ironía y otros un homenaje al viejo Castro. Tales motivaciones fueron negadas o afirmadas de manera ambivalente por la feliz pareja, quienes primero la anunciaron en acto de rebeldía, después pidieron que no se viera como un desafío y finalmente dedicaron la unión legal al reconocimiento hecho por Fidel Castro por lo que llamó un fallo homofóbico del sistema.
Mariela, invitada ausente, envió sus parabienes a los recién casados. Esto después de la ruptura entre ella y Wendy porque la ex colaboradora de CENESEX formalizó relaciones con un opositor, algo que no ha sido confirmado ni negado por la directora del proyecto que aboga por el respeto a la diversidad.
Los detalles de la ceremonia nupcial, sus preparativos y desarrollo, fueron seguidos desde la otra orilla. En Cuba es muy posible que pocos conozcan de la “inaudita” noticia de la boda. La amplia cobertura del suceso cobró nuevas dimensiones cuando se supo que la conocida bloguera Yoani Sánchez y su esposo Reinaldo Escobar serían los padrinos de la pareja.
Pero en definitiva todos estos acontecimientos quedaron ligados al cumpleaños de quien una amiga prefiere llamar el Innombrable. Y todos quedaron apuntando hacia la fecha que tampoco pasó desapercibida en el exilio. Por ello los medios fueron a recoger impresiones a uno de sus sitios emblemáticos de los exiliados en Miami. Y la opinión generalizada que obtuvieron entre los enconados anticastristas es que estos ya no desean la muerte de su enemigo. Sin aclarar las razones (resignación, escepticismo, superstición, caridad cristiana o todo unido) los entrevistados en el Versalles coincidieron en desear que el dictador enfermo cumpla muchos aniversarios más. Eso sí, en el mismo estado en que se encuentra.
Si los deseos y los vaticinios se cumplen parece que tendremos cuerda para un 86 aniversario. Para ese momento habrá que subir la parada si se quiere superar este que pasó. Si los de la Isla repiten la serenata, que no es una mala opción, deben ir pensando en un repertorio más movido, de esos que ponen calientes tablas y noticia. Porno para Ricardo sería una buena elección. También pudiera emularse el detalle matrimonial, pero con variaciones. Por ejemplo no vendría mal la unión entre un renegado del sistema y un fiel comunista con plena membrecía partidista. Cada uno convencido de lo suyo, pero animados por un buen espíritu de reconciliación. Preferiblemente heteros, porque ya la carta homosexual va dejando de ser original. La candidatura de padrinaje queda abierta a propuestas. No obstante, por cortesía, la invitación primera sigue correspondiendo al homenajeado en jefe. Va y para esa fecha hasta podamos darnos un saltico sin previa invitación y sin el engorro de permisos para participar del jolgorio en directo.