LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -. Aunque era un secreto a voces, fue una televisora extranjera, el canal venezolano Telesur, la que anunció de forma oficial, hace un par de meses, que el Capitolio será próximamente la sede de las reuniones de la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba.
A los efectos, el monumental edificio está siendo sometido a una restauración total.
El Capitolio, asiento de las dos Cámaras hasta que los comunistas tomaron el poder, fue construido durante el gobierno de Gerardo Machado, quinto Presidente de la etapa republicana.
Machado, llegado a la presidencia a través de las urnas en 1925, quiso alargar su estadía en el poder e inventó lo que denominó “Prórroga de Poderes”, convirtiéndose en dictador. Más o menos lo mismo que, mucho más tarde, hizo Hugo Chávez en Venezuela.
Por su intención de mantenerse un poco más en el poder, el comunista Rubén Martínez Villena bautizó a Machado como el “Asno con Garras”. Me pregunto cómo habría entonces que llamar a los comunistas, que cuando lo agarran nunca quieren abandonar el poder, principalmente a la familia Castro, que lleva más de medio siglo aperreándonos.
Más allá de un simple efectista cambio de escenografía, ¿qué diferencia hay en que la misma Asamblea Nacional, cuya única función es aprobar lo que deciden los Castro, sesione en el Capitolio, se mude a una choza en El Cotorro, o desaparezca?
Lo más importante podría ser que el famoso “diamante del Capitolio”, que se encontraba debajo y en el mismo centro de la cúpula, cerca de los pies de la estatua que simboliza la República, y que desde 1979 fue sacado de su sitio y no se sabe dónde está, sea reintegrado al Capitolio.
Hace unos diez años, traté de averiguar algo sobre el paradero de esa piedra preciosa y simbólica, patrimonio del pueblo de Cuba. Realicé varias llamadas telefónicas al Banco Central, donde presuntamente debe de estar resguardada en una de sus bóvedas, y lo más que logré fue que me preguntaran si yo era coleccionista de diamantes. El mismo resultado obtuvieron los guías que, hasta el momento de ser cerrada la instalación, mostraban a los visitantes, principalmente extranjeros, el edificio y les explicaban su historia. Ellos acudieron al Banco Central portando una carta de la gerencia del Capitolio para que les mostraran el diamante, y simplemente les dijeron que no les iban a mostrar nada.
El diamante perteneció a la Corona del último Zar de Rusia, de ese que se asegura que Vladimir Lenin ordenó asesinar junto con toda su familia. Con ese origen no sería nada extraño que Castro, en agradecimiento a los miles de millones de dólares que los sucesores de Lenin le regalaron durante tres décadas, se lo haya devuelto a la Madre Patria soviética.
En todo en este rollo del regreso del parlamento al Capitolio, la única pregunta realmente importante es si regresará la democracia al parlamento cubano con la mudada al Capitolio. La respuesta es obvia: con los comunistas en el poder, ni por asomo.