MIAMI, Florida, marzo, 173.203.82.38 -Aunque en contra de su voluntad Chávez cumplió con aquella promesa que al final resultó profética cuando en enero del 2005 declaró que nunca procuraría mantenerse en la presidencia más allá del 2013:
–Ya. Más allá no. Fue la categórica afirmación con la que el flamante presidente acallaba comentarios sobre intenciones reelectorales infinitas.
La muerte le jugó una mala pasada al caudillo venezolano quien ganó su reelección precisamente en el año que había señalado como límite a su estancia en el gobierno. Incluso ahora el plazo se alargaba hasta el 2031.
Es indudable que la figura de Chávez parece insustituible. De ello se han percatado y dan cuenta los propios medios tan críticos hacia el mandatario que ahora hacen notar el vacio noticioso que deja su ausencia. Un espacio al que constantemente contribuía con sus alocuciones interminables, acusaciones contra incontables enemigos y constantes apariciones públicas donde levantaba la polémica en los más disímiles temas. Una dinámica que aprovechó para centrar la atención sobre su persona.
Pero sin duda quienes mas lamentan la ausencia, a pesar del relevo que se preparan, son los que encontraron en el aliado de Venezuela una fuente de recursos vitales para su pervivencia económica, Cuba en primer lugar. Por ello no es de dudar que estos procuren todo cuanto esté en sus manos para solidificar el proceso y a los herederos designados para continuarlo.
Aunque algunos predicen que nuestros pueblos tienen la capacidad de volver a la tranquilidad y hasta al olvido después de vivir momentos de intensidad emocional, no creo que esto ocurra con la figura de Hugo Chávez y la impronta que marcó con fuerza en su país superando el marco de las fronteras nacionales para instaurar una suerte de ideología socialista bolivariana. Para continuarla sus herederos, a falta de carisma contarán con el mito del líder ausente.
La proyección del nuevo mito no es nueva ni casual. Venía conformándose casi desde el inicio de la vertiginosa carrera política del Comandante venezolano. Chávez nuestro, título de un libro publicado en Cuba durante el 2004, dibujaba la idea cristológica del gobernante que daba a manos llenas petróleo a manera de peces y pan. En este caso el milagro no era otro que los recursos del país puesto a entera disposición de una meta política llamada ALBA.
La mistificación del líder bolivariano cuenta incluso con adaptaciones de un Padre Nuestro de autoría anónima que aparentemente le fue hecho llegar al Coronel en la celda donde pasaba sus días de golpista fracasado. Chávez nuestro que estás en la cárcel, santificado sea tu golpe, venga a nosotros, pueblo, hágase tu voluntad, la de Venezuela, la de tu ejército, danos hoy la confianza ya perdida, y no perdones a los traidores, así como tampoco perdonaremos a los que te aprehendieron. Sálvanos de tanta corrupción y líbranos de Carlos Andrés Pérez. Amén.
Aún en vida el presidente también recibió con halago la composición de un Credo popularizado entre sus seguidores y que reza de la siguiente manera: Creo en la Revolución Todopoderosa, creadora de la ley de pesca y de la ley de tierra. Creo en Hugo Chávez Frías, su único hijo que fue concebido por obra y gracia del pueblo venezolano. Nació en Sabaneta de Barinas padeció bajo el poder de Poncio Carmona Estanga y Judas Ortega. Fue secuestrado, vejado políticamente muerto y sepultado, resucitó al segundo día y subió a Miraflores, y ahora está sentado a la diestra de Diosdado Cabello, desde allí empezará a juzgar a los vivos y a los muérganos que quisieron usurpar el poder Creo en la Constitución Bolivariana, en las Leyes Habilitantes, en la derrota de los escuálidos y en este gobierno perdurable por los siglos de los siglos. Amén.
Para dar mayor vuelo a la leyenda que recién comienza a escribirse tomando como paralelo el paradigma de Simón Bolívar se destacan algunos datos interesantes. Primero la muerte ocurrida en una fecha marcada por el aniversario 60 de la desaparición física de Stalin y el aniversario de la proclamación del lema Patria o Muerte- consigna retomada por Chávez para su revolución bolivariana- proclamado un 5 de marzo del año 1961 por Fidel Castro.
La imagen legendaria se fortalece con el tejido de historias en torno a la muerte del presidente venezolano. Una de ellas versa sobre la fatídica maldición de Bolívar exhumado por orden del mismo Chávez en aras de confirmar un posible envenenamiento perpetrado contra el Libertador por sus adversarios. El acto se revirtió en extrañas muertes de muchos de los que intervinieron en ese episodio. Listado mortal que incluye ahora al propio Chávez. Se suman también las denuncias sobre la posibilidad de que la enfermedad que provocara el desenlace fatal de Chávez haya sido inducida por sus enemigos. Un argumento enunciado públicamente por Nicolás Maduro y Evo Morales que puede convertirse en un peligroso precedente contra la oposición.
A lo anterior se une atmosfera cargada por el enardecimiento de millones de seguidores chavistas que vieron en ese proyecto una puerta de acceso a sus aspiraciones. Entre estos se destacan no pocos grupos que al fanatismo unen una situación de marginalidad donde pobreza, violencia y delito se combinan de manera peligrosa. Voces inquietantes como las del barrio La Piedrita han manifestado ante la prensa que no dudarán en apelar a cualquier medio para evitar que los llamados oligarcas vuelvan al gobierno. Lo demostraron recientemente en hechos violentos contra los estudiantes que se manifestaban frente a la embajada cubana en Caracas o en las afueras del hospital militar para exigir información puntual sobre el estado del presidente. La acción se repitió de manera impune contra periodistas de la cadena RCN atizados por una fuerte golpiza por estos elementos. Un aviso de lo que puede convertirse el futuro próximo de la nación venezolana.
Ahora que Chávez no vive y que físicamente no está en Caracas se puede comprender el esfuerzo de todos estos últimos años, especialmente en los que su enfermedad se hizo patente, por hacer de su figura el nuevo mito de la Revolución latinoamericana. Contra esa realidad tendrá que enfrentarse la oposición venezolana encabezada por Henrique Capriles quien aceptó el difícil reto de superar en las urnas la posteridad del chavismo sin Chávez. Una tarea que sin dudas resultará ardua por lo que significa enfrentar el recién inaugurado mito ahora desde su trascendencia mortal. Momificado para la posteridad con la posible reserva de un lugar en el mausoleo donde descansan los restos del Libertador de las Américas estará visible el cuerpo de Hugo Chávez en un esfuerzo supremo de insuflar vida al llamado socialismo del siglo XXI.