CAMAGÜEY, Cuba. – La difícil situación económica que atraviesan los cubanos, lleva a algunos a cometer actos de una crueldad impactante. En uno de los tantos sitios de sacrificio ilegal de ganado mayor, en las afueras de la ciudad de Camagüey, aparecieron muertos y despedazados, una yegua y su potrillo con menos de 10 días de nacidos, presuntamente a manos de matarifes clandestinos.
Casos como estos por lo general no son objeto de interés investigativo para la policía, por el contrario, en ocasiones los dueños de los animales sacrificados, denuncian el hecho y a los responsables, pero las autoridades no muestran interés.
Según una fuente que no quiso ser nombrada, no solo la carne de la yegua sino también la escasa carne que aportó su cría, fue llevada del lugar por los autores. Estas personas no reparan en las características de los animales que sacrifican, en su afán de lucrar con la venta de la carne de los mismos, en muchas ocasiones sacrifican animales enfermos, yeguas preñadas o recién paridas.
Al llegar a la escena, la fuente relata que de la yegua solo quedaba la cabeza, una pata trasera y una delantera, mientras a su cría le llevaron los cuartos traseros y los delanteros (perniles y paletas). Dejando la otra parte del cuerpo debido a lo pequeño del mismo.
A menudo, el sacrificio ilegal de animales significa para un campesino un daño difícil de revertir, pues no solo pierde a la yegua o la vaca que representa la vía para obtener futuras crías, sino también al propio animal, útil para el transporte y también como fuerza de trabajo.