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Septiembre 4, 2006 Nefasto entrevista a Doña Checha (II y final)Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press LA HABANA, Cuba - Septiembre (www.cubanet.org) - Apremiados por el cierre, y debido a la falta de batería para la grabadora convoyada con un apagón -que, pese a la bondad manifiesta de Doña Checha y a la revolución energética en nuestro país no acaban de desaparecer- nos vimos imposibilitados de concluir la entrevista a la eximia primera dama indígena, que hoy continuamos con su respuesta a mi última pregunta. Doña Checha: Nefasto, en cuanto a su pregunta de si se mantendrán las diferencias entre venezolanos, es evidente que sí. ¿Cómo vería usted que un líder de la V República, fuera del período de las elecciones, de una misión demagógica o de un Aló, presidente, se diera un chapuzón en el Orinoco, se deslizara en yaguas por los cerros, y cantara un joropo junto a miles de llaneros y habitantes de las serranías que aún no saben distinguir entre el bien y el mal, cogen lo que les den sin preguntar de dónde viene, a quién se lo quitamos, o si les pertenece o no? Además, y es lo de menos, las castas no desaparecerán mientras los costos no nos cuesten más allá de unos milloncitos de barriles de petróleo, arma que como usted sabrá tiene tanta o más influencia disuasiva que un aguacero de misiles o tres bombas atómicas. Eso sí, todas las castas tendrán que ser rojas, como matriuskas de arepas, si no queremos perder el control. P: ¿Eso quiere decir que lo del socialismo con alpargatas que quiso implantar Rómulo Gallegos se mantendrá para los de abajo? R: ¡No tan calvo, Nefasto, que se le ven los sesos! Ahora les devolvemos la vista para que puedan emplear su tiempo libre mirando las vidrieras, aprendan a leer, y reciten de memoria la cartilla bolivariana; eso sí, sin apartarse de una coma si no quieren ser calificados de escuálidos, indignos de recorrer las calles de los revolucionarios. También los hacemos dueños entre comillas de unas tierras que les permitan sembrar y criar ganado para la exportación, responsabilidad que implica cero consumo personal, ninguna venta y mucha labor, experiencia que iniciaron ustedes, y mira qué gordos están y con cuánto ánimo y fuerza asumen la vida que, en un flujo constante, solidario, navegan noventa millas sobre un cartón para exportar su felicidad a los desposeídos norteamericanos. ¿Dulces experiencias, verdad? P: Sí, cómo no, pero cambiemos el tema, por favor. Ahora dígame, Doña Checha, de acuerdo con un reportaje aparecido en el magazine La Fuácata bajo el título "Las promesas no arruinan", usted se había comprometido a suministrarnos algunos productos de consumo deficitarios en Cuba, y aunque han pasado varios años de la firma de unos dos mil convenios, lo único que recibimos -dicen las malas lenguas- es petróleo a cambio de médicos, técnicos en deportes y cemento. R: Esas son campañas orquestadas en el imperio y puestas en marcha por sus voceros "escuálidos" en mi país. La cuestión es que temen al prestigio y contagio del socialismo del siglo XXI que llevamos adelante, donde al igual que en el practicado por ustedes se promete una cosa y se hace otra, o no se hace nada, pero con la diferencia que tenemos dinero para hacerlo creíble, engañoso y trapalero en los medios de comunicación. P: ¿Entonces la nueva fórmula es más de lo mismo? R: Jamás, apreciado escribidor, porque mientras ustedes sólo pueden ofrecer y cumplir con la educación y medicina gratuita como si el mundo fuera un aula o un hospital y la vida un seminario y una cirrosis hepática constante, nosotros, a cambio del apoyo a nuestra causa, podemos premiarlos con sardinas, arepas y otros productos endémicos de nuestra nación. P: ¿Y dónde están esos productos, mi muy enjoyada y ennegrecida petroliferante Doña Checha? R: En los convenios, Nefasto, en los sueños. Recuerde que estamos en guerra contra el imperio más poderoso de la tierra, y a veces hay que transformar la realidad en una pesadilla, hasta que perdamos el poder o dejemos de existir. Mientras tanto, soñemos, vivamos por los demás porque, como señalara también en su obra literaria nuestro insigne cacique Caballo Viejo con Alma Llanera, "si la cabra siempre tira pal monte, los comunistas siempre tiramos pal poder, y hay que dejar tuertos a los demás aunque nos quedemos ciegos". P: Muchas gracias, Doña Checha, por esa magistral demostración de actualidad sobre los problemas mundiales, por sus esclarecidas e indescifrables palabras, y por el reloj Cartier y el bolso Mont Blanc que me regaló como señal de la sencillez y la humildad de quienes no dejan de luchar por los de abajo. Le deseo un feliz periplo por la región asiática, donde de seguro su irrechazable propuesta de petróleo y arepa con sardina hará felices hasta el último represor y el penúltimo gato que aún deambulan por la plaza Tianamen. Estimado lector, agradecido por su paciencia en dar lectura a esta entrevista, puedo asegurarle que con las promesas de la eximia dama indígena Doña Checha -la chequera de Chávez-, sí se puede acostar a esperar. Y convencido de que nuestra espera no será alterada ni por el más mínimo sobresalto, queda de ustedes, más feliz que una arepa, Nefasto "El llanero solitario Boza". 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