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Abril 13, 2004

Elogio de la fritura (III y final)
Habla la fritura: Lo mío primero

Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press

LA HABANA, abril - Os diré que soy hija del Caos y la Miseria, descendiente por línea paterna de un oso siberiano y por la materna de una mata de trigo mongola.

Vosotros por suerte no conocisteis las pulgas de Stalin -el padre de los bolos- quien trastornó por completo lo mismo la vida de frituras de carne que de mermeladas.

Fue tanta la candela que nos dio que mis progenitores decidieron radicarse en Cuba durante el primer encuentro cultural de katiuskas y bayonetas, donde nací un martes, sin aguacero.

Así, tinta en pólvora y rellena de municiones, llegaron a esta isla de providencias, con el sino fatal que atrás vinieron las primeras mordidas del Oso Rojo, amo y señor de lo triste, lo alegre, la paz, la guerra, las leyes, los tratados, los jueces, los gobiernos, los matrimonios y los divorcios, y cuanto acto se ejecutara en nuestras tierras y en algunas que territorialmente no eran nuestras.

Ahí dio inicio la parte de mi comedia, pues huyendo de las sartenes rusas cayeron en las cubanas, aunque sean muchas las diferencias y hayamos ganado en respeto, consideración y calidad.

Vosotros aún no comprendéis lo que significa cambiar de sartén, pero freírse en la misma grasa, algo así como cambiar de perro con el mismo collar, cual diríais en los filosofantes descargos que mantenéis lejos del mundanal oído policiaco.

Desde mis primeros chisporroteos en la grasa caliente, fue utilizada en funciones de circo, espectáculos de cabaret, ferias de libros, simulacros de guerra, escuelas en el campo, meriendas de hospitales, stadium, pistas de rodeo y tantos eventos y sectores más que me convertí en una fritura culta, doctorada en socorrer ayunos prolongados, pasajeros mareos, perretas estomacales infantiles, antojos de embarazadas, obsesiones de ancianos, socorro de campistas y talismán de guerreros, entre otras misiones patrias.

Me convertí en la primera sustituta para el consumo nacional de las carnes y huevos enviados a cumplir tareas de propaganda y consolidación revolucionaria entre los refinados visitantes extranjeros y algunos dirigentes alérgicos a las masas, respectivamente.

Del tiro perdí la grasa, me quedé sin harina para sobrevivir, y comenzó mi tragedia.

Vosotros los cubanos, con esa inventiva tan delirante que os caracteriza, si bien me han elevado a los primeros planos de la popularidad nacional con la entrega del galardón El Pueblo Opina, también me han dejado caer en aguas albañales, aceras, ómnibus, solares yermos y habitados, como rechazo a una culpa que no es mía, pues mi sabor, consistencia y temperatura dependen del hacedor de turno y de los ingredientes que pueda encontrar para elaborarme.

¿Cómo acusar a una fritura de no tener grasa o de confeccionarse con manteca de corojo, líquido de freno de tractor o agua de arroyuelo con zumo de limón y otros elementos sustitutivos del inestable aceite de soya o el desconocido oliveite?

¿Quién me puede culpar, maltratarme psíquica y materialmente porque mi masa sepa a berenjena curada, a culantro mezclado con zanahoria hervida y en algunas ocasiones a gato huérfano, jutía conga o perro abandonado?

¿Cuál es la razón para vituperarme cuando mi vestuario se deshace al primer roce y quedo desnuda sin recato en la boca del consumidor, porque fui engalanada con masa de polvo de arroz punteada con mantequilla rancia?

Por todo eso, si vosotros sois conscientes de mi inocencia, no deben culparme de la intoxicación de cientos de personas que dicen haber comido frituras de parathión, polvo matacucarachas y otros productos que no tengo originalmente, y mucho menos sustraigo de las dependencias estatales.

Sois ustedes, insolentes hambrientos, quienes caen en la trampa preparada por sus semejantes en su afán de hacer dinero o por el loable propósito de salvarlos de la inanición estomacal e ideológica.

No me culpéis de sus actos de cobardía, de sus trampas, ni de su falta de iniciativa para poner cada producto en su lugar, y que cada cosa lleve y tenga lo que Dios manda y sólo la libertad ofrece.

Basta de escudarse en los defectos de los demás, en los errores de otros, y sean hacedores de lo que necesitáis consumir u ostentar como personas con derecho a la autodeterminación.

No me juzguéis y miraos frente a un espejo, donde veréis con asombro que la imagen que os devuelve es la de una fritura, la de esta fritura que les habla, pues mi historia es la vuestra, y LO MIO PRIMERO.

LUX INFO-PRESS
Agencia Cubana Independiente de Información y Prensa
2471 N.W. 21 Terrace
Miami, Florida 33142
E-mail: Fsindical@aol.com


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