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CubaNet

Marzo 26, 2004

Les deseo lo mejor

Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press

LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - La meteorología es una ciencia inexacta, un arte que cuando anuncia lluvia, cae candela, y viceversa.

Pero nadie tiene la culpa de que los nubarrones se nieguen a cubrir un sol que abrasa, o que las lluvias se acuesten a dormir la siesta sobre un archipiélago muerto de sed como el cubano, sin importarle que los de abajo tengamos la lengua afuera.

Hay que ser comprensibles, precavidos, y salir a la calle -no importa lo que anuncie el parte del tiempo- armados de paraguas, ventiladores, calzado de piel, botas de goma, ropa ligera, abrigos y capas, por si acaso.

Eso de que caerán fuertes precipitaciones sobre Güira Seca el próximo fin de semana, o que una ola de calor dejará derretidas las ensaladas frías de los bufetes de hoteles para extranjeros, más que una predicción del tiempo parece un convenio colectivo de trabajo entre los atmosféricos meteorólogos y los aplatanados responsables de la agricultura en cada territorio del país.

Porque no es pura coincidencia que cuando suena un trueno, se desata un incendio en los semipelados pastizales o se anuncia la formación de una onda tropical en el Caribe con posible incidencia en la zona occidental de Cuba, la Ruta del Consumidor, que aparece cada domingo en el semanario Tribuna de La Habana cambie de rumbo ante el presunto desastre natural.

Que los ocho huevos por consumidor correspondientes a marzo, en vez de Arroyo Naranjo y La Lisa aparezcan en el Cotorro y Regla sin ton ni son bajo la lluvia, más que por causa del susodicho desastre es por falta de combustible para el transporte.

Asimismo, ver cómo los tubos de pasta dental asignados por composición de núcleos, en lugar de bajarse en Centro Habana sigan rumbo hacia Marianao, denota un cambio no en la ruta del fenómeno, sino en la estrategia para la higiene bucal desarrollada por territorios entre creadores atmósfera del Instituto de Meteorología y los mieleros de la salud en la capital.

Por otra parte, si la media libra de picadillo condimentado por consumidor certificado y con hoja de ruta para la Habana Vieja o Plaza no llega ante los embates del huracán en el papel, es que los condimentos fueron empleados en otra buena causa, se perdieron en el camino o fueron víctima de un desvío de recursos, delito más frecuente que el rap que nos acosa las 24 horas del día.

Resultan interminables los puntos de contacto, la interacción y las causas y efectos establecidos entre los asesores políticos, los estadistas de gobierno, los especialistas agrícolas y los meteorólogos.

Si viene un ciclón con rachas de vientos huracanados, los cientos de viviendas derrumbadas parcial o totalmente, las miles de toneladas de productos del agro que se pierden y otras afectaciones a los programas sociales y económicos del país, impiden el avance de la construcción, la distribución de los productos normados y volvemos a la edad de las cavernas sometidos a un parte, una nota climatológica y a un estado del tiempo que se eterniza, sin cambios de envergadura, sobre los habitantes de Cuba.

Por eso, ante tantas predicciones y dependencias de las condiciones atmosféricas, he optado por seguir el comportamiento de Armando Lima -un conocido meteorólogo que cada noche nos desea lo mejor en la pequeña pantalla- cuando sale de su casa.

Si lo veo pasar hacia el agromercado con una jaba de nailon bajo el brazo, sus gafas oscuras bien ajustadas sobre su reciclada nariz y los zapatos aún manchados por el fango rojo del último aguacero de septiembre, es posible que llueva y salga con el paraguas.

Pero si lo veo sufrir, pedir ayuda para montarse en su demasiado alta para él bicicleta china forever, seguido por decenas de niños con la vocación puesta en las nubes que le gritan "les deseo lo mejor", no hay dudas de que habrá un día soleado y las posibles precipitaciones son para la región oriental, donde cualquier cosa que caiga del cielo o brote del suelo es considerada maná, no importa si entre rayos y truenos o sequías que hagan que las vacas en los potreros, del hambre y la sed, se recuesten a un árbol para mugir.

Recuerden que ante cualquier desastre natural, en presencia de una atmósfera opresiva o los fuertes embates de un ciclón estacionario, el bueno de Lima nos desea lo mejor, porque aunque usted no lo crea, siempre que llueve, escampa.

LUX INFO-PRESS
Agencia Cubana Independiente de Información y Prensa
2471 N.W. 21 Terrace
Miami, Florida 33142
E-mail: Fsindical@aol.com


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