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Junio 13, 2003 Causas y azares LA HABANA, junio - A la consabida división del cuerpo cubano en cabeza, tronco, extremidades y jaba, hay que agregarle uno de carácter alternativo: el delito. Aunque no todos lo cometen, la mayoría lo ve crecer y desarrollarse ante sus ojos con una resignación de monje tibetano y, en ocasiones, como colaboradores en el traslado y otras formas de ayuda que despiertan el agradecimiento del comisor, quien los "toca" complacido. Que la prensa oficial identifique a 913 centros laborales del ministerio de Comercio Interior (MINCIN) como críticos, y a 3,982 con problemas por la frecuencia y monto de los delitos, ilustra el nivel de corrupción imperante en la esfera laboral cubana, generada por la imposibilidad de garantizar una solución a las más acuciantes necesidades de los trabajadores de la Isla. Los cientos de asambleas, las mil y una sanciones, así como la firma solemne de un Código de Etica que compromete a los dirigentes y asalariados de todos los sectores laborales a no caer en la tentación de llevarse dos latas de leche condensada para sus casas, no sustraer una libra de aceite de una panadería, no comercializar las tejas infinitas para los techos de los damnificados por un ciclón, no "desviar" recursos deficitiarios -todos lo son- como materiales de construcción, alimentos, medicinas, se quedan el teoría debido a los azares de la cotidianidad en la nación. Según versiones oficiales, la falta de medidas preventivas por parte de los sindicatos en coordinación con las direcciones administrativas, el bajo nivel formativo de los dirigentes sindicales, la deficiente guardia obrera, el descontrol interno por la mala contabilidad, así como la accesibilidad de algunos vigilantes de agencias profesionales al soborno, constituyen las causas principales de los desastres productivos y financieros de miles de entidades en el país. Pero la realidad es otra, pues la obligación y la responsabilidad de garantizar las necesidades básicas a una familia, sin ningún pariente en el exterior que les envíe dólares, y sin acceso a los supuestos estímulos que se otorgan en algunos organismos dentro de Cuba, provocan los azares que hacen caer a los trabajadores en los más insólitos delitos. El alto costo de la vida, los condicionamientos ideológicos a la hora de aspirar a una plaza de mayor remuneración, el nepotismo, las ínfimas condiciones laborales, la crítica situación habitacional, la falta de transporte y la ausencia total de perspectivas mediante el trabajo honesto a corto y mediano plazo, son las causas y azares para que los cubanos, apartándose de su tradicional condición de laboriosos, opten por el delito como la vía más factible para salvar el hoy, aunque se hunda el mañana. cnet/09 LUX INFO-PRESS CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material informativo, siempre que se le reconozca como fuente. |
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