Noviembre 27,
2002
El delito, las campañas y el régimen
Aleida Godínez Soler, Lux Info Press
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - El delito se ha convertido en uno
de los temas neurálgicos que enfrenta la sociedad cubana actual, según
la opinión de observadores.
Ya desde los meses que antecedieron a la celebración del XVIII
Congreso Obrero efectuado en La Habana en octubre del pasado año, el tema
de la lucha contra el delito quedó prácticamente oficializado,
pues resultó tema obligado de análisis en todos los encuentros
obreros y a todos los niveles económicos, desde el pequeño taller
hasta el más suntuoso ministerio.
Las campañas van desde reuniones sindicales hasta severas sanciones,
y se realizan en toda la isla, para contrarrestar esta amarga experiencia que
nos ha legado "el hombre nuevo" formado por una "sociedad nueva".
De nuevo se refuerzan cercas, se instalan sofisticados medios, y se
incrementan los Cuerpos Especializados de Vigilancia y Protección para
arreciar la vigilancia en centros de trabajo y acabar así con los robos,
culpando a los trabajadores de ser sus protagonistas.
Poco se menciona la posibilidad real que tienen los administradores de
desviar recursos o de disponer de los que según la teoría del
socialismo "son propiedad del pueblo trabajador" representada y
defendida por ellos, la culpa de que estos fenómenos ocurran siempre
recae en los trabajadores y por supuesto a ellos van dirigidas las medidas que
ponen en práctica los centros laborales.
Pomposos artículos, entre ellos el más reciente publicado en
el Diario Trabajadores bajo el título "Menos delito es más
eficiencia", dan prueba de lo mal que andan las cosas en casi todos los
centros del trabajo del país.
El artículo se refiere a la Empresa Pesquera Industrial Camilo
Cienfuegos de La Habana, y para sorpresa de los lectores hace hincapié
en la importancia que tiene para la economía, "el desvío de
cientos de miles de toneladas de especies del mar que pierde la economía
nacional, al ir a parar a manos inescrupulosas".
Lamentablemente, esas manos inescrupulosas a las que hace referencia, son
las de aquéllos que no trabajan a la sombra del Estado, por falta de
idoneidad política o simplemente por el aumento del desempleo en todo el
país, y que también están urgidos de paliar sus necesidades
entre ellas, una primordial: el hambre.
Casos conozco como el de los trabajadores -por sólo mencionar dos-
Alexis Pimienta Pino y Nelson Montano Febles, que se desempeñaban como
maquinista de barco y marinero, respectivamente, en la Empresa Pesquera La
Coloma en Pinar del Río. Ambos fueron expulsados por no resultar "confiables
políticamente", razón por la cual no pueden pertenecer a
ninguna de estas empresas y vivir de la captura.
No es nuestro interés comentar acerca de la incongruencia de haber
nacido y vivir en un país, bañado por las aguas del Caribe de
costa a costa y en el que está prohibida la pesca, por supuesto a excepción
de algunos cotos de caza, que existen en lugares del archipiélago y son
propiedad de alguien cuyo nombre no quiero mencionar.
Sería aburrido recordar ciertas cosas que ya casi todos sabemos, pero
si acaso algún lector no conoce, se puede traducir en una sola frase: En
Cuba, lo que no está permitido, está prohibido.
En una reciente visita a un Hospital de esta capital, los trabajadores se
quejaron del trato que reciben de la Sección Sindical y tuve acceso a un
documento que ha dictado el Sindicato de Trabajadores de la Salud.
Resulta bochornosa su simple lectura. Un Plan de Medidas, como ha bautizado
el sindicato gubernamental a su guerra, pone al descubierto una serie de
aspectos a tener en consideración.
El sindicato se esmera por fortalecer la labor divulgativa en el
cumplimiento de la Guardia Revolucionaria mediante conversatorios, (entiéndase
interrogatorios) para conocer inquietudes y problemas de los trabajadores
respecto a su disposición para asistir a la guardia.
Por supuesto, el cumplimiento de la Guardia se "chequea" en relación
a los comprometidos a hacerla, aunque para los no comprometidos hay otros métodos
que van desde fuertes multas administrativas hasta el despido laboral.
Otra de las maneras que tiene el sindicato del Hospital para "evitar
que los trabajadores roben" es visitar los distintos departamentos para
comprobar el desempeño de la eficiencia económica que según
ellos, incide de forma directa en la protección de los medios básicos
y la comisión de actos delictivos.
Crear una Comisión Sindical encargada del chequeo contra el delito y
contra los que permiten que se lleven a cabo éstos por falta de control o
vigilancia en sus puestos de trabajo, es también una de las "efectivas
medidas" que se tienen en cuenta.
El sindicato exhorta a crear un mecanismo estricto de rendición de
cuentas ¡al propio sindicato! por las diferentes áreas en su lucha
por la prevención del delito de forma mensual, así como estimular
a aquellas libres de hechos, divulgándolas, en murales, e inclusos estímulos
morales, y hasta condecoraciones.
Hay algo insólito en todo y es que el sindicato, lejos de tratar de
solucionar los graves problemas de los trabajadores, que devengan míseros
salarios, realizan sus labores sin la debida protección a su salud, en el
caso de los profesionales y personal de servicio y trabajan descontentos por
diferentes factores, encamina su política a mantener una estricta
actividad de control y supervisión sobre las áreas de mayor
incidencia en la comisión de delitos, como almacenes de alimentos y
medicamentos.
Sin embargo, lo peor de todas las medidas es la favorita del régimen
por su "valor pedagógico": los actos de repudio, despreciable
práctica, que se aplicará contra aquéllos que cometan
delitos y contra los que permiten que se lleven a cabo éstos, por falta
de control o vigilancia en su puesto de trabajo. El que robe por hambre o porque
tiene un hijo enfermo y no ha podido conseguir el medicamento, ya sabe lo que le
espera.
Y entonces, ¿cuáles son los factores que generan esta práctica
cotidiana e inacabable? Prefiero explicarlo con "palabras autorizadas".
El señor Pedro Ross Leal, Secretario General de la gubernamental
Central de Trabajadores de Cuba, manifestó el pasado 28 de abril en el
Pleno de esa organización que "el delito y la corrupción
tienen una agrietada base política ideológica, determinada por
falta de diversos factores educativos, organizativos, económicos y
sociales."
Y estoy de acuerdo. Nunca antes el pueblo de Cuba escuchó hablar de
tantos robos, ni fue considerado un pueblo de ladrones. ¡Todo lo contrario!
Nunca ha sido tan honesto el partidista-sindicalista dirigente, pues su
declaración reconoce los errores políticos sociales del actual régimen,
aunque acusando siempre, para no equivocarse como suele hacerlo a menudo, al
capitalismo de estas desviaciones.
Esto no tiene sentido si tenemos en consideración que el 95 por
ciento de los dirigentes tanto administrativos como sindicales son miembros del
Partido Comunista de Cuba y para acceder a un cargo de mediana importancia, debe
estar aprobado por él.
La práctica inmoral a la que lamentablemente deben acudir algunos
hombres y mujeres humildes del pueblo, para poder sobrevivir, no lo es tan así,
pues al Estado, que tiene al pueblo al servicio de sus intereses y que para nada
está al servicio del pueblo, poco o nada le importa el bienestar de sus
hombres y mujeres, sino acumular más tiempo de permanencia en el poder,
aunque para ello haya robado las esperanzas de once millones de cubanos.
Si algún lector conoce mayor ladrón que al que acuso entre líneas,
por favor comparta conmigo su información. Hay que ponerle el cascabel al
gato. Aunque nos arañe.
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