Noviembre 25,
2002
Entre silencios
Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - La creación de mecanismos
institucionales que posibiliten la inserción del libro cubano en el
mercado internacional es parte del ineludible replanteo de una política
editorial que tocó fondo por la dogmática selectividad de los
textos y una ineficiente gestión sujeta a patrones ideológicos
descontextualizados de las corrientes literarias en boga por el mundo.
La Agencia Literaria Latinoamericana, dependencia del Ministerio de Cultura,
no sólo está diseñada para promover textos de ficción,
testimonios y derechos de telenovelas y cine, sino también para
intervenir en la comercialización de los derechos de autor y representar
a los creadores cubanos y de otros países del continente americano.
Pero el rechazo de numerosas obras que cuestionan la realidad apocalíptica
de la nación constituye una evidencia del perfil selectivo de una entidad
cultural que, pese a su fachada, continúa regida por presupuestos ideológicos.
Para Ernesto Adrián Monzón González, un habanero
hechizado por el fulgor y la decadencia de su ciudad, la creación
literaria se ha convertido en una especie de onanismo intelectual por la soledad
en que disfruta de sus textos, y la necesidad de leerse frente a un espejo o
ante amigos, como única vía de darle vida a esos espectros de
palabras que sólo comienzan a crecer en las mentes y voces de otros.
Con el cuaderno de poesía "Estados anímicos",
publicado en 1992, y su aparición en la antología poética "El
arca de los 13", el joven narrador y poeta pensó que había
llegado su hora de publicar en serio. Pero la exposición de pinturas "Del
Eros y otros monstruos", realizada a partir de poemas reveladores de una
ruptura con los parámetros estéticos trazados en el país a
través de una política cultural marginadora, impidieron su acceso
a las editoriales del país.
Expulsado de la Casa de la Cultura "Julián del Casal", de
la Habana Vieja, por conflictivo y "no confiable", Ernesto Adrián
se dedicó a escribir a tiempo completo, mientras sobrevivía de
cualquier modo en las calles de la ciudad.
Estimulado por el lema de la Agencia Literaria Latinoamericana de que "toda
necesidad editorial merece una respuesta urgente y preferencial", se personó
en su sede con todos sus manuscritos, pero fueron rechazados: "Que si el
enfoque no es el más correcto, o los textos a veces son demasiado hipercríticos,
y la poesía es existencialista, apartada del humanismo de los versos,
además de compromisos editoriales de urgencia... y vuelva en otra ocasión".
Observaciones que cayeron como libros deshojados en la conciencia del poeta.
"Todas las editoriales cubanas son iguales. Anteponen los patrones
ideológicos a la calidad de la obra. Estamos perdidos quienes no nos
doblegamos a las exigencias del discurso oficial", señala.
Su novela "El violín", los libros "Cuentos para después
de ahogados" y "Grisabella", así como las obras de teatro "Fuera
de serie" y "El poder de la sangre", conocen la letra impresa
porque fueron enumerados en la presentación de un cuaderno donde apareció
un relato suyo premiado en el encuentro Debate Provincial de Talleres
Literarios, y al que titularon, como algo premonitorio, "Entre silencios".
Porque la obra de Ernesto Adrián Monzón y muchos otros se
crean en el silencio y para el silencio, mientras persistan estos mecanismos
que, si bien sujetos a esquemas mercantiles afines a los de países donde
se ejerce la libertad de expresión, son empleados en Cuba como censores
de un tipo de literatura desbordada en su alcance temático, cuestionadora
de la realidad cubana y amenazante en su afán desmitificador de símbolos
referentes a una utopía que sucumbió ante los retos que trae
aparejado el nuevo siglo.
LUX INFO-PRESS Agencia Cubana Independiente de
Información y Prensa 2174 N.W. 24 th Court Miami Florida 33142
CubaNet no reclama exclusividad de sus
colaboradores y autoriza la reproducción de este material informativo,
siempre que se le reconozca como fuente.
|