Septiembre 19, 2002
"Mi delito es dormir con mi mujer"
Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - La libertad de movimiento en Cuba
sólo se logra en medio de un guateque, una rumba o un danzón. El
respeto a la privacidad, ¡ni después de muertos!
Estas máximas populares, nacidas de un contexto donde los derechos
ciudadanos están condicionados a razones políticas e ideológicas,
ganan en intensidad cuando las personas a vigilar integran las filas de la
oposición.
Jorge Olivera Castillo, periodista independiente y director de la ilegal
agencia de prensa Havana Press, es una de las víctimas del "síndrome
de las chivas locas", expresión peyorativa que alude a los numerosos
ciudadanos que tienen la triste misión de informar, con pelos y señales,
sobre la vida y obra de otras personas.
Casado hace cinco años y con residencia oficial en la calle Merced
209, en la Habana Vieja, Olivera es acosado sistemáticamente por dormir
en la casa de su esposa, en el municipio Centro Habana, lo que es considerado
como una violación del decreto ley 217 que prohíbe a "todo
ciudadano que vive en un municipio de la capital pernoctar en otro".
Por la "violación del susodicho", el pasado 5 de septiembre
Olivera fue citado a las oficinas del Carné de Identidad, y se le impuso
una multa de 200 cuotas de a peso.
Al impugnar la medida y preguntar quién lo acusaba, pues en esta
ocasión no se encontraba en la casa de su esposa, el oficial del
Ministerio del Interior, Máximo Cruz, le respondió que ellos
confiaban en la veracidad del informante anónimo, y que de negarse a
pagar la multa sería condenado de uno a tres años de privación
de libertad por desobediencia.
Con anterioridad Olivera había recibido igual sanción por el
supuesto delito los días 26 de mayo y 13 de noviembre de los años
2000 y 2001, respectivamente.
Según relató el periodista independiente, si vivir separado de
su esposa y visitarla de forma furtiva lo tiene en un constante sobresalto, lo
que más lo afecta es la situación por la que atraviesa Milagros Pérez,
de 67 años, dueña del inmueble y tía de su esposa, pues las
tres multas que le han impuesto (500, 1,500 y 1,500 pesos) por permitir la
supuesta ilegalidad, le han provocado severas crisis de hipertensión.
El derecho a moverse libremente está vedado en la Isla hace mucho
tiempo. A las personas que viven fuera de Cuba les resulta difícil
comprender esta situación, pero semejante barbaridad existe ante la
impasibilidad de todos.
LUX INFO-PRESS Agencia Cubana Independiente de
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