Junio 21, 2002
Voluntario como el chino
Víctor M. Domínguez, Lux InfoPress
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - La voluntariedad en Cuba es un acto de
malabarismo mental. Un ejercicio de la hipocresía sustentado en la
inmoralidad o el miedo. Es fácil sacar las cuentas, dice el cubano de a
pie. Si a usted le piden que firme voluntariamente un documento y le "sugieren"
que de no hacerlo no acumularía méritos revolucionarios para
obtener un ascenso en su centro de trabajo, un equipo electrodoméstico
para su hogar, la carrera deseada para su hijo, y hasta una carta de recomendación
del sindicato de su empresa que corrobore su idoneidad para el desempeño
de sus funciones, está obligado a firmar su disposición de ir a
combatir a Tonga o al planeta Marte.
Esta voluntaria-obligación u obligación-voluntaria ha cobrado
realce con el "sí por el socialismo" firmado por el 98.97 por
ciento de los cubanos, según datos oficiales.
Pero a pesar de que las autoridades no tuvieron que paralizar las empresas
en esta ocasión, ni pagarles el salario del día a los trabajadores
por desfilar frente a la plaza, el pueblo se sintió presionado ante la
firma del proyecto de modificación constitucional, y cientos de
ciudadanos lo hicieron sin comprender qué aprobaban.
Al señor Angel Mesa Pérez, de 72 años, vecino de la
Avenida 103 #6643, entre 60 y 62, en el municipio habanero Güines,
dirigentes de los Comités de Defensa de la Revolución (organización
gubernamental conocida por las siglas CDR) lo amenazaron con suspenderle la
licencia para ejercer como ponchero si no firmaba la modificación
constitucional.
Por otro lado, a la señoras Dulce María Amador y María
López, directoras de las bibliotecas independientes 28 de Enero y
Reinaldo Arenas, se les exigió por el presidente del CDR y el ejecutivo
de Vigilancia de la cuadra donde ellas viven (Florida entre Vives y Puerta
Carrada, municipio Habana Vieja) la entrega de los números del carné
de identidad, los nombres y apellidos de ambas mujeres para posibles medidas
represivas por haberse negado a firmar el documento.
Dorka de Céspedes y Miguel Galbán, ejecutivos de la Comisión
Cuba por los Derechos Civiles, recogieron más de 50 testimonios de
personas que firmaron bajo coacción de funcionarios de los CDR, la
Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación de Combatientes de la
Revolución y del Poder Popular a nivel de circunscripción.
Esta realidad, contrarrestada por un régimen totalitario con todos
los medios de comunicación en su poder, denota la fragilidad y la
ambivalencia que alcanza el término voluntario dentro de Cuba.
Decir que hasta los opositores al régimen votaron, incluir en esas
cifras a los cientos de miles de cubanos que aguardan por el sorteo de visas
para emigrar a los Estados Unidos de América, mientras ondean banderas en
las marchas convocadas por el gobierno y madrugan para firmar la modificación
constitucional que hace "intocable" a éste, es un acto de
cinismo que no despierta la menor señal de credibilidad en el mundo.
Las gastadas demostraciones del poder de convocatoria del régimen
cubano a través de marchas y tribunas abiertas no reflejan, ni por asomo,
el verdadero sentir de la ciudadanía.
Cuando se tiene que coaccionar a un individuo para que apoye un proyecto o
se le dosifica y manipula la información sobre las verdaderas intenciones
de las autoridades, estamos en presencia de un acto voluntario como el del
chino, a quien detrás de la solicitud de cooperación voluntaria se
le obligó a trabajar y a decir que sí como esclavo.
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