Junio 18, 2002
La educación: un malogrado éxito
Aleida Gódinez, Lux InfoPress
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - La educación, al igual que la
salud pública en Cuba es, según el aburrido y repetido discurso
oficial, un logro de la revolución, si bien es cierto que tiene un alto
costo moral, una parte bien reconocida del cual es la obligatoriedad de la
vieja, desusada y descabellada doctrina marxista que se repite en cada centro
educacional del país hasta el cansancio.
Hace unos meses el gobierno, apoyado por sus organizaciones políticas
realizó una campaña nacional encaminada a buscar en los jóvenes
apoyo para ingresar en la carrera de Magisterio. Lógicamente, no se logró,
y para amortiguar la situación, el gobierno tuvo que implementar el "plan
del maestro emergente", en virtud del cual se forman en sólo unos
meses maestros para impartir clases de educación primaria.
Los recién estrenados maestros llevan a las aulas orientaciones
precisas en torno a los temas políticos de actualidad nacional, que son
casi siempre los mismos, porque en tan corto tiempo no pueden adquirir una
profunda formación que los convierta en buenos profesionales, sino en técnicos
de la ideología y vigilantes de ideas en las nuevas generaciones.
Para entender esta afirmación puede citarse el caso del escolar de
catorce años, estudiante de la escuela "Augusto César Sandino",
del reparto El Valle. Noel se dibujó una bandera norteamericana en su
brazo izquierdo. Por ese motivo está amenazado por la guía de su
grupo, la maestra Rubiselda, quien le dijo que si aparecían carteles
antigubernamentales en la escuela, lo mandaría por largos años a
una escuela de rehabilitación de menores con trastornos de conducta. Así
los estudiantes del grado octavo número 5 fueron inducidos por la
profesora a odiar la bandera norteamericana y a los Estados Unidos.
En mis días de estudiante universitaria, a Eudes Fernández, un
compañero de curso, casi lo expulsan de la facultad porque asistió
a clases con una camisa que tenía en el bolsillo la inscripción "Captain
US NAVY".
También los profesores que trabajan en los institutos
pre-universitario y secundarias básicas con régimen de internado
se han quejado repetidamente por la irregularidad de las guardias que tienen que
realizar y el inadecuado tratamiento salarial que reciben.
De acuerdo a la práctica implementada por el Ministerio de Educación
para este tipo de enseñanza, los profesores tienen que hacer las guardias
permanentes en la escuela 16 horas ininterumpidas una vez por semana.
Cálculos económicos reflejan que cada profesor deja de
percibir 1,228 pesos al año por concepto de guardias realizadas durante
el curso. Además, no se paga la responsabilidad en torno a los alumnos de
los cinco profesores que integran el equipo de guardia, y mucho menos la
custodia de todos los bienes asignados recientemente, como computadoras,
televisores y video-grabadoras. Lo que entraña responsabilidad penal si
algún equipo es sustraído ilegalmente.
También los estudiantes deben cumplir exageradas metas diarias de
trabajo que van más allá de sus posibilidades físicas si se
tiene en cuenta que sus edades oscilan entre los 13 y los 17 años
Las extenuantes jornadas, durante las cuales son expuestos prolongadamente
al sol en el campo, no están en concordancia con la mala alimentación
que reciben. En muchos centros educacionales no hay ni siquiera agua potable,
por ejemplo, en el Instituto Pre-Universitario en el Campo conocido como Bongo
5, ubicado en el municipio Contramaestre, en Santiago de Cuba, los alumnos
tienen que cargar el agua en baldes para su aseo personal y subirla hasta la
cuarta planta, por las escaleras.
Algo alarmante ocurrió con los 2,700 alumnos que estudian en el
Instituto Pre Universitario en el Campo Antón Makarenko, Mártires
de La Coubre, Blas Roca Calderío, Cuarto Congreso del PCC y los del
Tecnológico Tomás David Royo y República de Argelia, que
fueron llevados obligadamente a la cosecha de papas denominada campaña de
frío.
Para realizar estas labores se suspendieron las clases por espacio de cinco
días, durante los cuales sólo se recogían los tubérculos
para garantizar los compromisos contraídos con el Partido Comunista, que "no
es" el organismo que traza los planes económicos de la nación,
pero sí el que obliga a los demás a cumplirlos.
Suceden, además, casos de violencia entre estudiantes, como ocurrió
con el joven Yunieski López Pozo, que encontró la muerte mientras
dormía a manos de uno de sus compañero de aula en el Instituto
Pre-Universitario Vocacional de Ciencias y Letras Blas Roca Calderío, en
la ciudad de Batabanó, al sur de Ciudad de La Habana. El occiso estudiaba
para obtener su título de Bachiller en Ciencias y Letras al tiempo que
se preparaba especialmente, tanto él como el compañero que le
produjo la muerte, para cursar carreras pedagógicas, según sus
vocaciones manifiestas.
Los alumnos de la escuela primaria del poblado de Palo, en el municipio
Bartolomé Masó, en la provincia Granma, reciben sus clases bajo la
sombra de algún árbol y en ocasiones en los portales de las
viviendas cercanas, desde hace meses, cuando la instalación se derrumbó
debido al mal estado técnico de su construcción. Hasta el presente
no se ha vuelto a levantar la escuela en otro lugar.
Otro caso es el de María, una joven maestra de la enseñanza
primaria que imparte Matemáticas en quinto grado en una escuela de régimen
medio interno, en Pinar del Río. María recuerda que a sólo
tres meses de finalizar el actual curso escolar, sus alumnos no tenían
maestro de Ciencias Naturales, y las autoridades que deben garantizar esto en la
dirección municipal de Educación responden que a pesar del plan de
maestros emergentes, no tienen asignado ninguno a la escuela.
Los hechos que verifican el desastre en que se convirtió la educación
en Cuba son innumerables. Muchos alumnos del Pre-Universitario en el Campo
Fernando de Dios, de Jobabo, municipio Las Tunas, que cursaban estudios de décimo,
onceno y duodécimo grados, abandonaron las aulas masivamente durante este
curso, cuando sus estudios estaban a punto de concluir. Las razones: mala
alimentación y falta de higiene en general. Los estudiantes tienen que
compartir entre siete un tubo de pasta dental para un mes.
Para lograr la retención escolar, que ya rebasa sorprendentes cifras,
se ha creado una comisión de profesores conjuntamente con la secretaria
docente y dirigida por el director del plantel Maikel Machado, cuya misión
consiste en visitar a los padres de los estudiantes que abandonan el curso o no
asisten a clases, a quienes se les impone una multa de siete pesos por cada
turno de clase al que no asiste el hijo. O simplemente se envía su caso a
la Fiscalía Municipal, donde la multa sube a 50 cuotas de a peso por cada
caso de abandono de estudios.
A los profesores se les retiene la solicitud de baja, aunque al recibirla no
pueden optar por nuevos trabajos en otros sectores, entre ellos el favorecido
sector turístico.
Sin embargo, a pesar del déficit de maestros y profesores en todos
los niveles de la enseñanza, existen cifras reales, nombres y apellidos
de maestros de todos los niveles educacionales que son expulsados del sector
cuando critican el sistema, o simplemente dan muestras de no profesar la ideología
oficial.
Alguien dijo que seremos el país más culto y educado del
planeta dentro de algunos años. Sin embargo, la juventud que no conoció
la Cuba pasada y se siente identificada generacionalmente con la Cuba de hoy,
manifiesta un vacío que sólo aspira a llenar emigrando hacia otros
países donde puedan estudiar sin que se les condicione el pensamiento.
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