Octubre 8, 2001
La propina como zanahoria
Víctor M. Domínguez, Lux Info Press / CubaNet
LA HABANA, octubre - Los diversos mecanismos establecidos en el sector turístico
cubano para recaudar la propina entregada por visitantes extranjeros causan
diferentes reacciones de acuerdo a los dividendos que obtenga cada trabajador.
Estas medidas, implementadas a partir de la supuesta intención de
contribuir a la compra de medicamentos y equipos médicos deficitarios en
el sector de la salud, son cuestionadas al no tener la transparencia necesaria
para despejar las dudas sembradas por la corrupción en todos los niveles
de servicios del país.
La propina, convertida en la zanahoria que atrae al sector a trabajadores y
profesionales mejor calificados, se convierte en garrote cuando la sección
sindical, la dirigencia administrativa y las organizaciones políticas del
centro, de conjunto, establecen las cuotas a entregar individual y
colectivamente.
Estos criterios de recaudación, aplicados según media general
extraída de las aportaciones diarias de cada trabajador, crean
desventajas y diferencias considerables por la cuota que dependerá de la
función laboral que desempeñe el individuo.
Según los resultados del sondeo de opinión realizado entre
trabajadores del sector, en diferentes instalaciones hoteleras enclavadas en
Ciudad de La Habana, los métodos varían según la categoría
del lugar, si es administrado sólo por cubanos o si las aportaciones
financieras son de capital mixto.
De acuerdo con la categorización, la afluencia de huéspedes y
la cantidad de empleados que deben aportar "voluntariamente" -so pena
de ser calificados "no idóneos" y ser trasladados a desempeñar
funciones sin contacto directo con el turista, ser devueltos a la bolsa de
empleo del sector y en ocasiones expulsados del mismo- se establece el mural "Mi
propina por la vida", donde al lado del nombre de cada trabajador aparecerá
la cifra entregada, o que debe entregar si la aportación es
pre-determinada u opcional.
En el primer caso, el trabajador de acuerdo a su desempeño diario
debe aportar mensualmente una cuota fija, bajo cualquier circunstancia. En el
segundo, aunque no se exige cifra regular, se le vigila por si sus recaudaciones
no están en correspondencia con las propinas entregadas.
Como ejemplo, los trabajadores consultados señalaron que si cualquier
taxista o barman que presta servicios en hoteles para turistas entrega en un día
la cantidad de cincuenta dólares, por concepto de propinas, quienes
desempeñen similares funciones en la instalación -como norma- se
verán obligados a aportar cantidades cercanas a esa cifra, o de lo
contrario se pensará que se quedan con lo que no les corresponde.
Estas guerras internas por las propinas provocan diferencias sensibles entre
los trabajadores, pues si muchos de ellos están dispuestos a donarlas por
razones humanas o temor a ser desplazados del sector, todos se convierten en víctimas
de la presión psicológica que implica tratar de no alejarse de la
cuota promedio.
En todos los lugares, sin excepción, se separa la parte destinada al
sistema de salud cubano, y el resto se divide entre los trabajadores, esto último
de acuerdo con el aporte individual y a partir de criterios que valoran el
comportamiento laboral y la "firmeza" ideológica de los
empleados.
En los casos de "todo incluido", donde el turista paga el servicio
general, y no por cada consumo, se deduce el diez por ciento del total de la
cuenta para propina, que después se distribuye de similar manera.
Las diversas opiniones a favor y en contra del sistema de recaudación
expresadas por los consultados se unen, sin embargo, a la hora de calificar el
futuro de las propinas obtenidas de los visitantes extranjeros.
La unanimidad de criterios en este aspecto responde a innegables señales
de que cada día se alejará más al trabajador del contacto
directo con el turista, para evitar -en muchos casos- cualquier tipo de
subterfugio o acto de corrupción que impida al Estado socialista quedarse
con la mayor parte de lo recaudado por concepto de propinas.
Esta situación, que deja poco margen de ganancia a los trabajadores,
genera desvíos de recursos, la introducción en el centro de
productos de menor calidad para ser comercializados a precios diferenciados y
otros métodos de "lucha" que -como dice el cubano- le ayuden a
sobrevivir, en medio de la constante vigilancia y bajo el sistema que lo despoja
de los beneficios obtenidos por la calidad del servicio.
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