Junio 18, 2001
Moneda dura y literatura furtiva en
el libro cubano
LA HABANA, 15 de junio (Víctor Manuel Domínguez, Lux Info
Press) - El resurgimiento de la industria editorial cubana a partir del
replanteo de mecanismos entorpecedores, la adecuación del libro a las
exigencias competitivas del mercado y la puesta en práctica de un sistema
de impresión digital que abarata los costos de producción para la
comercialización interna, no ha logrado suficiente nivel de impacto entre
los lectores cubanos.
El poco interés que despiertan los títulos nacionales de
actualidad por su restringido alcance temático, la dolarización de
textos universales que los hace inalcanzables, así como la marginación
de importantes escritores cubanos de la diáspora, cuyas obras deben de
recalar de manera furtiva dentro de la Isla que los vio nacer, causan un espacio
de inconformidad que aumenta con la creación de espacios a los que los
lectores no tienen acceso.
La implementación del Sistema de Categorización de Usuarios en
la biblioteca nacional José Martí, que limita el servicio a un
personal especializado, se suma a la creación del portal electrónico
"Cubaliteraria" para una población que no puede servirse de
Internet, y constituyen, junto al cierre de librerías, la falta de fondos
bibliográficos y el deterioro de miles de ejemplares de bibliotecas públicas
del país, un contexto propicio para desestimular la lectura.
Si "leer es crecer", como reza el lema martiano que presidió
la X Feria Internacional del Libro de La Habana, en febrero último, es
preciso derrumbar las barreras políticas y monetarias que impiden el
libre acceso de los lectores a libros prohibidos por la censura estatal o a
sitios de su elección, porque no se puede enseñar a leer a un
pueblo para que sus ciudadanos sólo digan "Sí" sin
faltas de ortografía.
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