LA HABANA, Cuba, febrero -Cuando el actual régimen tomó el poder en Cuba, hace 55 años, las masa ganadera era de 6 millones de cabezas, prácticamente correspondía una res por cada uno de los habitantes. Según el Registro Nacional de Control Pecuario del Ministerio de la Agricultura, en 2013 había 4 072 298 de cabezas. En cinco decenios se produjo un descenso de 1 927 702 vacunos.
El pasado 5 de febrero, el diario Granma publicó un artículo del periodista Freddy Pérez Cabrera, titulado “Mortalidad vacuna, ¿un problema insoluble?”, donde se asegura que las principales causas de muerte de ganado en la provincia de Villa Clara radican en la no aplicación de estrategias correctas para garantizar los alimentos y el agua que requieren diariamente los animales.
Sin embargo, el descenso de la masa ganadera, atribuido a los masivos fallecimientos, es uno más de los problemas, entre un largo inventario, que el artículo de Pérez Cabrera pasa por alto.
Del total del ganado existente, las empresas estatales agrícolas y pecuarias poseen 714 236 cabezas. Las restantes, 3 358 057, pertenecen a las Cooperativas de Producción agropecuarias, las Unidades Básicas de Producción Cooperativa y los agricultores privados y usufructuarios de tierra agrupados en las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS).
De la cantidad de reses cuyos propietarios no están en el sector estatal, el mayor número de ganado, 2 624 618 cabezas, están en poder de los campesinos e usufructuarios de tierra, a los cuales les corresponde producir la mayor cantidad de leche y carne que se requiere para sustituir importaciones.
El Registro de Control Pecuario de la provincia de Villa Clara informó que el pasado año fallecieron 18 407 animales, 1 142 más que en el 2012. A ese desastre se suman los robos de reses. La falta de control y vigilancia de la masa ganadera propicia las acciones de cuatrerismo, que alimenta el lucrativo e ilegal negocio de la venta de carne de res.
El periodista de Granma ocultó la pérdida de la masa ganadera en Villa Clara, también se reporta con similar intensidad en Camagüey y Sancti Spíritus, así como en las restantes provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, lo que se refleja en la significativa caída en la producción de leche y de carne que se registró el pasado año.
El hecho de que sean los campesinos y usufructuarios los que tengan la mayor cantidad de ganado (2 624 618 cabezas) y los que reporten las mayores pérdidas de reses, se debe a que no existe una política por parte del Estado para proporcionarle a los asociados de las CCS recursos materiales, con el fi de que puedan garantizar los cercados, rehabilitar sus maltrechas vaquerías y disponer de los medios para la conservación de la leche. Tampoco reciben un pago justo por la leche y la carne que producen.