LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org –Hay una comunidad haitiana presente y activa en Cuba. Sin embargo, al igual que otras, como la rusa (eslava) o la italiana, ha sido silenciada y vetado su derecho de asociación.
Desde mediados de 2007, los haitianos y sus descendientes realizan las coordinaciones para sumarse a la Asociación del Caribe, como su organización oficial y con reconocimiento legal en nuestra isla. Pero continúan sin obtener respuestas objetivas del gobierno cubano, el cual, como es sabido, teme a las libres asociaciones y trata de impedir que cualquier comunidad de extranjeros, religiosa o de cualquier otro tipo, cobre fuerza dentro del país, ya que podría afectar directamente sus intereses políticos y económicos.
La revolución haitiana de 1790 a 1804, originó el primer éxodo hacia nuestra isla. Luego, durante el periodo republicano, se produjeron varias oleadas de inmigrantes de ese país. Empresas y magnates azucareros norteamericanos y criollos emplearon a los braceros antillanos para el corte de la caña de azúcar.
En el año 1960, se constituyó una Asociación de Residentes Haitianos, con destacadas personalidades residentes en Cuba. Sin embargo, habría que esperar hasta febrero de 1991 para que se efectuara la revitalización de esa asociación, asumida esencialmente por descendientes de haitianos nacidos aquí.
El 10 de febrero de 1991 tuvo su fecha de reactivación como una agrupación sociocultural, y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) fungió como el órgano de relación. Desde un primer momento, se fijó el rescate de las tradiciones de Haití, sus costumbres y su folklore, el empleo del creole y otras tradiciones.
Las acciones fueron dirigidas al rescate de la autoestima entre los descendientes de haitianos, así como a incentivar las relaciones entre ellos, que eran discriminados no sólo por ser pobres, sino también por ser extranjeros y, en muchos casos, no dominar bien la lengua española. Al ser el creole la lengua materna de sus ancestros, era hablado por ellos en sus hogares y no en público. Como parte de la labor de la Asociación, las “Tardes haitianas” se convirtieron en un medio para el intercambio informativo y cultural de esta comunidad.
A la vez que se desarrolló una sistemática atención a la familia de los fallecidos y otras acciones sociales, se conmemoraron las efemérides haitianas y se abrieron aulas para la enseñanza del creole. Se incrementaron las filas de los descendientes de haitianos, tanto en La Habana como en las otras provincias, lo que originó la necesidad de estructurar el Comité Gestor en filiales.
Con el incremento del turismo, ciudadanos haitianos residentes en Estados Unidos, Canadá, Francia, establecieron lazos con los de Cuba. Desde 1994, el Comité Gestor inició los pasos para la inscripción oficial de la Asociación en los órganos de justicia del país. Hasta ese entonces primaba el criterio en el ICAP de que, como este organismo era el órgano de relación de la Asociación, no se necesitaba una inscripción oficial ante el Ministerio de Justicia. Se elaboraron los proyectos de Estatutos, Reglamentos y demás documentos solicitados para la inscripción como Asociación y lo presentaron para su legalización.
Sin embargo, en 1997, el Comité Gestor recibió la noticia de que, hasta tanto no
estuviera inscrita en el Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia, la Asociación no estaba autorizada a realizar más actividades de la comunidad haitiana como tal.