LA HABANA, Cuba, mayo (173.203.82.38) – Le dicen Suchel pero nada en él recuerda al actor Orlando Fundicheli, quien interpretó al joven bonitillo, perfumado y carismático en el serial televisivo Su propia guerra, en una de cuyas escenas es captado en la cárcel por el Tabo (Alberto Pujol) y convertido en delator al servicio de la policía, que luego lo incluye en su nómina de uniformados.
Este Suchel tiene 48 años, es alto, negro y reservado. Nadie se cuida de él pues no es chivatón, no persigue a los socios de Lawton, ni trabaja en la fábrica de perfumes del Cerro, sede de los ninjas de La Habana que roban jabones, desodorantes, colonias, cremas y champuses, que venden por debajo del precio oficial en el mercado alternativo.
A Joaquín López, alías Suchel, el Suchel legítimo de la guaracha de la orquesta Dan Den, le gusta el perfume pero su profesión es la música, aunque se recicló hacia el comercio libre de gorras cubanas y suvenires de clubes de fútbol, como el Inter, el A.C. Milan (propiedad de Silvio Berlusconi), Real Madrid, Barza, Bayer de Múnich, Manchester United, Liverpool y otros con fanes en la isla, a quienes les ofrece camisetas, medias, short y hasta afiches.
Suchel se inició en el trombón con el maestro Juan Pablo Torres, cuya banda ensayaba cerca de su casa en la Avenida Porvenir. A duras penas logró que el padre le gestionara el ingreso en un conservatorio de la ciudad. El talento, la tenacidad y el estímulo le abrieron las puertas de agrupaciones profesionales. Actuó, grabó y alternó en escenarios de la isla con bandas populares como Dan Den, Monumental, Original de Manzanillo y Revé.
Tras una gira por Puerto Rico en 1993, donde sufrió un accidente automovilístico que le costó la vida a su amiga borinqueña, fue inhabilitado por orden ministerial para continuar en la música. A J. L., el Suchel del estribillo musical, lo acusaron de intentar quedarse en otra orilla del paraíso.
Con la exclusión de la música y la crisis del sector por otras crisis, el trombonista negro inició su propia guerra hacia la sobrevida, la del día a día para llevar un plato de comida a la mesa y ayudar a la familia. El fútbol, su otra pasión, vino en auxilio del hombre que bajó del escenario.
El Suchel de la música no sabe hasta cuándo tendrá que regatear con los clientes y con los suministradores de suvenires deportivos. Tal vez el otro Suchel de La Habana (Fundicheli) tampoco sepa cuando dejará de actuar en las telenovelas mexicanas y retornará a la isla, sin chivatería ni uniformes, por supuesto.
Enlace al video en Youtube: http://youtu.be/KAt6_WmJfjU