LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 – El pasado mes de noviembre Cubanet publicó el artículo titulado ¨Para que la esperanza no se derrumbe¨. Trataba el peligro de desplome de la vivienda ubicada en la calle Condesa no. 78, municipio Centro Habana. Los moradores del inmueble llevan tres años en espera de ser albergados.
Alarmado por el progresivo deterioro de la edificación, Félix A. Guerra, hijo de la propietaria, Mercedes Alonso, me contactó para que publicara una nota sobre el problema. Pasado tres meses recibí una nueva llamada de Félix.
Agradeció el apoyo que le ofrecimos. Al siguiente mes de publicada su situación la Unidad Provincial de Albergados a Comunidades de Transito (U.P.A.C.T.) respondió su demanda.
A la familia le entregaron dos locales en un albergue de tránsito ubicado en Poey, sin número, entre 4ta y 5ta, nave 3 cubículo 4 y nave 4 cubículo 4, municipio Arroyo Naranjo. Todo parecía el fin de sus reclamos. Sólo debían esperar porque la familia que ocupa los locales en la comunidad de albergues se mudara a la vivienda asignada en el municipio Playa.
Pero, pasados sesenta días, surgió un nuevo problema. La vivienda del municipio Playa otorgada desde noviembre del pasado año no puede ser habitada. Para hacer uso legal del inmueble la Empresa Eléctrica debe instalar contador de electricidad y la Empresa Aguas de La Habana la conexión hidráulica.
Con la esperanza a cuestas Félix envió una carta a la Asamblea Nacional del Poder Popular. La misiva demandaba exigir responsabilidades y algo de interés.
“Queremos que se resuelva lo mas breve posible estos dos casos, tan importantes como el de cualquier presidente, coronel o ministro. Creo que no hace falta ser hijo ni nieto de los antes mencionados¨ . Escribió Félix en su carta.
La oficina de atención a la población de la Asamblea Nacional respondió con una carta que resume la evasiva en la última oración.
¨Por lo que su caso queda con razón y sin solución hasta la pretensión final¨. Clásico trabalenguas de la burocracia socialista, digno de figurar en una antología.
Según pasa el tiempo surgen nuevos obstáculos para el traslado de ambas familias. La pasada semana la familia que debía mudarse a la ¨nueva vivienda¨ detectó grietas en el baño. El temor del mal estado técnico de la edificación ha causado recelos en quienes ya han experimentado un derrumbe.
Félix realizo la última gestión antes de llenar la fachada de su casa de carteles acusando al sistema. Se dirigió al Consejo de Estado donde lo remitieron a la U.P.A.C.T. El jefe de la oficina de atención a la población solicitó paciencia y remitió el caso a la Unidad de Albergues Municipal (U.M.A.)
Los troncos de madera que apuntalan el cuarto donde duermen Félix y sus hijas, cedieron. El hundimiento del piso aumentó la distancia con respecto al techo y las vigas que dejaron de actuar como sostén. Cuando Félix describe los hilos de polvo cayendo sobre sus cabezas, habla como algo que se ha convertido ya en rutina.
A Félix no le quedan esperanzas. Lo afirma su decisión de rebelarse con carteles contra un sistema cuya incompetencia solamente es superada por su capacidad para reprimir.