LA HABANA, Cuba, julio, 173.203.82.38 -Al cierre del primer trimestre de este año, la producción de frutas, reportada por el Ministerio de la Agricultura, ascendió a 56 000 toneladas. De esa cantidad, las empresas estatales produjeron 5 300 toneladas. El mayor monto productivo correspondió con creces a las cooperativas, campesinos e usufructuarios de tierra, que cosecharon 44 000 toneladas.
Si hubo tal producción en el sector privado, ¿cómo se explica que la Empresa Frutas Selectas, perteneciente al Ministerio de la Agricultura, reportara ventas de unas 2 000 toneladas de frutas a las instalaciones turísticas, mientras que las cooperativas solo vendieron 96 toneladas?
Después que el gobierno cubano autorizó a los particulares las ventas directas de frutas al turismo, 422 cooperativas y productores privados suministraron elevadas cantidades de frutas a los hoteles en los primeros meses. Pero en estos momentos, a duras penas llegan a 45 las cooperativas que negocian directamente con los hoteles.
Antes de esa medida de apertura, muchas de las frutas se importaban y, en menor cantidad, las suministraba la Empresa de Frutas Selectas. La irrupción de los cooperativistas en la venta directa a los hoteles significó el tiro de gracia a ese monopolio del que gozó durante años Frutas Selectas.
Ante tan inesperado golpe, la burocracia no se quedó con las manos cruzadas, y de inmediato, comenzó a obstruir a los competidores, bloqueándoles los insumos que los productores privados necesitan para poder cumplir con las entregas de frutas en el tiempo fijado.
Estos productores privados de frutas empezaron a encontrar dificultades con la compra del combustible, y con la carencia de sacos y cajas, que le han provocado incumplimientos en la entrega a tiempo de sus producciones, algo que, por supuesto, le ocasiona problemas a la hora de honrar los contratos firmados con las exigentes entidades hoteleras.
Las empresas de Acopios y Frutas Selectas, en contubernio con los intermediarios, al ver que los cooperativistas, campesinos y usufructuarios de tierra, no pueden vender a tiempo las cosechas pactadas, negocian con ellos su venta a las empresas del Estado. Con estas maniobras obstruccionistas, han podido recuperar la mayor parte de la comercialización de sus productos, en perjuicio de los que realmente producen más y mejor.
Asombrosamente, el vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo, máximo representante de la burocracia estatal “reformista”, en respuesta a preguntas formuladas por los asistentes al V Pleno de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), sobre los problemas que se confrontan con las ventas directas a los hoteles, se limitó a criticar a los que no cumplen con los contratos firmados. Pero no dijo nada sobre las carencias de combustible e insumos que el Ministerio de la Agricultura, deliberadamente, no les vende a las cooperativas, campesinos y usufructuarios.
En cambio, el vicepresidente del Consejo de Ministros dejó claro que las empresas de Acopio y Frutas Selectas continuarán en el desempeño de sus funciones, a pesar de sus ineficiencias y del mal trabajo en su gestión comercializadora.
Las palabras de Murillo fueron un claro espaldarazo a la retrógrada burocracia estatal, cuyo mayor exponente está simbolizado en el Ministerio de la Agricultura.