LA HABANA, Cuba, agosto, 173.203.82.38 -¿En qué tienda van a sacar tallas pequeñas de uniforme escolar? Es pregunta obligada cuando ya está a punto de comenzar el curso 2011-2012.
Desde mediados de julio comenzaron a vender mediante la libreta de racionamiento, la tarjeta de identificación del menor y un bono entregado por la escuela, los uniformes de primaria, secundaria básica, preuniversitario y tecnológico.
A diario circulaban rumores de que iban a surtir algún comercio determinado con tallas pequeñas. A riesgo de no resolver nada, los padres se lanzaban a la caza.
El 8 de agosto, en las afuera de la tienda La Cigüeña, en el reparto Mantilla, a unos 15 kilómetros del centro de La Habana, se concentraron decenas de personas. Se rumoraba que iban abastecer la tienda con todas las tallas.
Aquello fue una falsa alarma. Dos vecinas de la localidad, Magali y Tamara, se encontraron con que no había blusas ni camisas de uniforme de secundaria. Pero lo peor no fue eso, justo en frente de dicho comercio, dos ciudadanas proponían en voz baja cualquier talla o pieza de uniforme, en bolsa negra.
El día 10 de agosto, a 8 kilómetros de La Cigüeña, en la barriada de Managua, una oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionaria encontró finalmente la talla de uniforme que buscaba para su hijo. Cuando le tocó comprar, la tendera le dijo que sin la libreta de racionamiento no se lo podía vender. Enseguida la oficial se exasperó: “ ¿Cómo es posible; y que tiene que ver la libreta de la comida para esto?”.
La Unión de Empresas de Comercio y Gastronomía de la capital se encarga de vender los uniformes escolares cada año. Es recurrente la ausencia de tallas pequeñas, también el agotamiento – por acaparamiento u otros factores en el control y la distribución- de una pieza de uniforme determinada; de pronto se pueden acabar las faldas, los shorts, los pantalones, las camisas o las blusas.
Ante este fenómeno la prensa oficial recurre a las mismas fuentes para investigar las causas del problema: los gerentes de las tiendas o los funcionarios del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN). Según los funcionarios, las dificultades van más allá de la distribución y selección de tallas por parte del MINCIN. La falta de las tallas necesarias en los uniformes, catalogados por el Estado como un “subsidio” a pesar de que los padres deben pagar por ellos, se debe a irregularidades en los censos –medidas de la curvatura de tallas- que se realizan en centros educacionales a nivel municipal.
Ante esta y otras dificultades, desde el año pasado se eliminó la prohibición de comprar el uniforme escolar fuera del municipio de residencia. “Yo vivo en Arroyo Naranjo y vine a conseguir el año pasado la talla 12 para mi hija en La Habana Vieja, en un comercio por la calle Muralla”, comentó Tamara.
Aún así, muchos estudiantes no consiguieron comenzar el curso escolar 2010-2011 de completo uniforme. Las tallas grandes, de la 16 en adelante, quedaron acumuladas en las tiendas.
Este año la historia se repite. Las tallas pequeñas se agotan rápidamente en los comercios o en el peor de los casos, se “desvían” para aparecer en el mercado clandestino, donde un uniforme completo (blusa y falda) suele costar 100 pesos, el equivalente a sólo 3.50 dólar o a una semana de trabajo de cualquier cubano con buen sueldo. Otros padres ni siquiera se molestan en buscar en las tiendas, prefieren heredar uniformes de niños que terminan la primaria o la secundaria.
A Magali y Tamara, esta vez no le quedó otra opción que recurrir a la mujer que vendía los uniformes en la bolsa negra, justo frente a La Cigüeña, y comprar por la izquierda las blusas talla 10 para sus hijas.