LA HABANA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – Según anunció recientemente el diario Granma, los acuerdos del VI Congreso del Partido Comunista no constituyen letra muerta, y lo demuestra uno de los temas tratados en la última reunión ampliada del Consejo de Ministros presidida por Raúl Castro, relacionado con la flexibilización y eliminación de diligencias asociadas a la transmisión y legalización de las viviendas.
Granma se refirió a que se ha diseñado una política encaminada a simplificar las gestiones para realizar cualquier acto de traspaso de la propiedad, y a la disminución de las prohibiciones establecidas, que durante años propiciaron innumerables violaciones. De esta forma se procura también contribuir a la solución del problema habitacional del país.
Si se visita cualquier oficina encargada de tramitar documentos relacionados con la vivienda, se puede encontrar a una legión de aspirantes a propietarios, solicitantes de ampliaciones de inmuebles, y mucha gente en busca del soñado cambio de dirección para radicarse en la capital; gestiones que exigen montañas de papeles.
Aunque se viene anunciando la flexibilización y eliminación de tanta burocracia, abogados y funcionarios continúan solicitando los mismos papeles y las colas son tan largas como antes. El tiempo de espera por una firma es interminable. A lo que se suma la demora del arquitecto de la comunidad para confeccionar el plano, requisito indispensable para realizar cualquier cambio o ampliación de una vivienda.
El laberinto de papeles es caldo de cultivo para que prolifere la corrupción. Un buen billete de por medio es el mejor papel para saltar los obstáculos.
Y cuando los que no tienen plata para burlar las vallas, y deben cumplir al pie de la letra con las exigencias jurídicas, les recuerdan a los funcionarios las palabras de Raúl, reciben la misma respuesta:
-Son propósitos. La ley todavía dice otra cosa.