Dedos ágiles sobre el teclado, una vida divida entre la realidad y el entorno digital, más la gratificación de divertirse, aprender, enseñar y ser libres a través de la tecnología. Son algunos de los puntos que compartimos quienes en Cuba nos hemos vinculado a las TIC (tecnologías de la información y de la comunicación), ya sea por cuestiones profesionales o por simple pasión personal. Ahora, una nueva asociación intenta cobijar a estos entusiastas de los circuitos y las pantallas, aunque la entidad en gestación propone tantos límites a la autonomía como ataduras ideológicas.
La nueva Unión de Informáticos de Cuba (UIC), disfrutará del reconocimiento oficial que le ha faltado hasta ahora a grupos independientes de blogueros, gamers y programadores. Tendrá sus estatutos, código ético y los miembros contarán con respaldo y visibilidad a través de su estructura. No es de dudar que en el próximo evento internacional, a la manera de la Cumbre de las Américas, donde se presente la “sociedad civil” progubernamental, pues también vayan los recién afiliados a la UIC.
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