Mi Bandera, más de un siglo de patriotismo cubano

MIAMI, Estados Unidos.- A 123 años de su publicación, el 5 de mayo de 1899, el poema Mi Bandera del poeta y periodista matancero Bonifacio Byrne es una de las expresiones más auténticas de patriotismo en la historia de Cuba. Sus versos ¿Dónde está mi bandera cubana, la bandera más bella que existe? recalan todavía en el imaginario de la isla.
El poema fue publicado luego de que a su regreso de un exilio que duró tres años Byrne no encontrara la bandera de la estrella solitaria ondeando en el puerto cubano por el que llegó. En su lugar estaba la insignia estadounidense.
Bonifacio Byrne nació en Matanzas el 3 de marzo de 1861 y murió el 5 de julio de 1936. Desde joven mostró inclinación por la literatura, aunque inicialmente ejerció el periodismo.
En Matanzas, en 1890 fundó los periódicos “La Mañana” y “La juventud liberal”, y de acuerdo al abogado y periodista de CubaNet Roberto Quiñones “su primer libro de poemas, titulado Excéntricas, al que críticos como Nicolás Heredia y Manuel Sanguily señalaron una fuerte influencia de la poesía nórdica, impactó al gremio literario matancero. Sus resonancias llegaron hasta Julián del Casal, quien elogió el texto”.
El poeta se exilió en 1895 después de publicar un soneto dedicado al patriota Domingo Mujica, fusilado en Matanzas por el gobierno colonial. Sin embargo, su inmortalidad no llegó hasta la publicación de Mi Bandera, una elegía en la que resumió magistralmente el sentimiento de frustración personal y colectiva de muchos cubanos, y a la cual, a decir de Quiñones, “logró insuflarle un hondo sentimiento patriótico”.
Mi Bandera
Al volver de distante ribera,
con el alma enlutada y sombría,
afanoso busqué mi bandera
¡y otra he visto además de la mía!
¿Dónde está mi bandera cubana,
la bandera más bella que existe?
¡Desde el buque la vi esta mañana,
y no he visto una cosa más triste… !
Con la fe de las almas austeras,
hoy sostengo con honda energía,
que no deben flotar dos banderas
donde basta con una: ¡la mía!
En los campos que hoy son un osario
vio a los bravos batiéndose juntos,
y ella ha sido el honroso sudario
de los pobres guerreros difuntos.
Orgullosa lució en la pelea,
sin pueril y romántico alarde;
¡al cubano que en ella no crea
se le debe azotar por cobarde!
En el fondo de obscuras prisiones
no escuchó ni la queja más leve,
y sus huellas en otras regiones
son letreros de luz en la nieve…
¿No la veis? Mi bandera es aquella
que no ha sido jamás mercenaria,
y en la cual resplandece una estrella,
con más luz cuanto más solitaria.
Del destierro en el alma la traje
entre tantos recuerdos dispersos,
y he sabido rendirle homenaje
al hacerla flotar en mis versos.
Aunque lánguida y triste tremola,
mi ambición es que el Sol, con su lumbre,
la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!
en el llano, en el mar y en la cumbre.
Si deshecha en menudos pedazos
llega a ser mi bandera algún día…
¡nuestros muertos alzando los brazos
la sabrán defender todavía!..
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