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Evelyn Hugo, la actriz cubana que no existió pero inspiró una novela

Evelyn Hugo

MIAMI, Estados Unidos. – Evelyn Hugo, una figura ficticia creada por la escritora estadounidense Taylor Jenkins Reid en su aclamada novela Los siete maridos de Evelyn Hugo e inspirada en las actrices de Hollywood Elizabeth Taylor, Ava Gardner y Rita Hayworth, “nació” en Cuba. 

La obra, publicada en 2017 y clasificada como ficción histórica, narra la vida de Evelyn Hugo, una mujer nacida en la Cuba de los años 30 que abandona su tierra natal en busca de fama y fortuna en Hollywood. La trama se desarrolla a través de entrevistas ficticias entre Hugo y Monique Grant, una periodista que es elegida por la actriz para escribir su biografía. 

A medida que la novela avanza, cada uno de los siete matrimonios de Hugo desentraña una nueva capa de su personalidad y revela aspectos sorprendentes de su vida.

La inspiración para crear a Evelyn Hugo provino de la fascinación de la autora Taylor Jenkins Reid por la era dorada de Hollywood y su interés en explorar temas como la identidad, la sexualidad y el poder dentro de un contexto histórico. En su sitio web oficial, Reid menciona que Los siete maridos de Evelyn Hugo es un “tributo a la edad de oro de Hollywood y a las mujeres que sacrificaron todo para convertirse en estrellas de cine”.

Mientras, el personaje central de la obra ha sido elogiado por su complejidad y capacidad para evocar emociones en los lectores. A pesar de ser ficticio, su historia parece representar una realidad vivida por muchas mujeres en la industria del entretenimiento y en la sociedad en general. 

Los siete maridos de Evelyn Hugo también ha sido alabada por su tratamiento de temas como la diversidad sexual y la lucha por la igualdad, ya que su personaje central es una mujer bisexual que enfrenta desafíos al tratar de vivir su vida de manera abierta y sincera en una época de opresión y discriminación.

Los siete maridos de Evelyn Hugo ha sido traducido a varios idiomas y ha sido objeto de múltiples premios y reconocimientos, incluido el Premio Goodreads Choice Award en la categoría de ficción histórica en 2017. La novela también ha generado un gran interés en su adaptación cinematográfica, que se encuentra en desarrollo. La productora Tribeca Film adquirió los derechos de la obra en 2020 con la intención de llevar la vida de la enigmática Evelyn Hugo a la gran pantalla.

Incluso, en los últimos meses varios medios dedicados al entretenimiento han mencionado que la protagonista de la adaptación cinematográfica podría ser la actriz cubana Ana de Armas, recientemente nominada al Óscar por su interpretación de la gran Marilyn Monroe, en este caso una actriz real.




“Manual de una joven cubana para el té y el porvenir”, la novela que alaba la cocina y cultura de la Isla

novela

MIAMI, Estados Unidos. – La novela Manual de una joven cubana para el té y el porvenir*, escrita por la autora de ascendencia cubana Laura Taylor Namey, combina singularmente la riqueza cultural de la mayor de las Antillas con el encanto de la campiña inglesa.

La protagonista de la novela, Lila Reyes, es una joven de 17 años que vive en Miami y proviene de una familia de origen cubano. Después de experimentar una serie de pérdidas personales y un desengaño amoroso, Lila es enviada por sus padres a Inglaterra para pasar un tiempo con sus familiares en un pequeño pueblo de Winchester, para que pueda recuperarse emocionalmente y encontrar consuelo en un entorno muy diferente.

Así es que Lila llega a trabajar en la panadería de una tía, donde se ve inmersa en el arte del té y la repostería británica. Es aquí donde conoce a Orion Maxwell, un joven británico que trabaja como ayudante en la panadería y que se convierte en su amigo y confidente. A lo largo de la novela, Lila y Orion exploran juntos la belleza del campo inglés y la riqueza de sus respectivas culturas, mientras aprenden valiosas lecciones sobre el amor y la vida.

La novela ha sido elogiada por su capacidad para abordar temas emocionales y universales, como la pérdida y el duelo, mientras presenta un retrato auténtico y vibrante de la cultura cubana y la vida en la campiña inglesa. 

En noviembre de 2020, Manual de una joven cubana para el té y el porvenir fue seleccionada por la actriz estadounidense Reese Witherspoon como parte de su club de lectura, Reese’s Book Club, lo que ha contribuido a su popularidad y éxito en todo el mundo. La novela también ha sido adquirida para su adaptación cinematográfica, con la productora ACE Entertainment a cargo del proyecto.

En última instancia, “A Cuban Girl’s Guide to Tea and Tomorrow” es una lectura conmovedora y deliciosa que no solo celebra la riqueza de la cultura cubana y la vida en la campiña inglesa, sino también el poder curativo de la comida, el amor y la amistad en un mundo que a menudo parece dividido e incierto. Con personajes inolvidables y una narrativa evocadora, esta novela es una lectura obligada para aquellos que buscan una historia que inspire y entretenga.

* El título original de la novela, en inglés, es: A Cuban Girl’s Guide to Tea and Tomorrow.




Oscar Hijuelos: celebración de la identidad latina en la literatura de EE. UU.

Oscar Hijuelos

MIAMI, Estados Unidos. – El 1990, el escritor estadounidense de origen cubano Oscar Hijuelos (1951-2013) se convirtió en el primer latino en ganar el prestigioso Premio Pulitzer por una obra de ficción.

Hijuelos nació en Nueva York en 1951, fruto del matrimonio de Pascual Hijuelos y Magdalena Torrens, dos inmigrantes cubanos, específicamente de la provincia de Holguín. Así que el futuro escritor creció en un hogar donde la cultura cubana y latina se mezclaba con la vida neoyorquina, lo que influyó profundamente en su obra literaria.

El éxito literario de Hijuelos llegó en 1989 con su segunda novela, Los reyes del mambo tocan canciones de amor. Esta obra cuenta la historia de dos hermanos músicos cubanos que se mudan a Nueva York en la década de 1950 en busca de éxito y oportunidades. La novela recibió el Premio Pulitzer de Ficción en 1990.

Los reyes del mambo tocan canciones de amor fue llevada al cine en 1992 bajo el título The Mambo Kings, con Antonio Banderas y Armand Assante en los papeles principales. La película también contribuyó a difundir la cultura cubana y latina en el ámbito cinematográfico de Hollywood.

A lo largo de su carrera, Hijuelos publicó más de una decena de libros, entre los que se destacan La señorita de Tacna (1990), La emperatriz de mis sueños (1999) y Twain & Stanley Enter Paradise (un manuscrito publicado póstumamente, en 2015). Sus obras abordan temas como la identidad, la nostalgia, la familia y la búsqueda del sueño americano. A menudo, Hijuelos mostró las tensiones y contradicciones entre las tradiciones cubanas y la vida en Estados Unidos, así como el deseo de pertenecer a ambas culturas.

Oscar Hijuelos falleció en 2013. Además de los valores literarios intrínsecos, sus libros capturan la riqueza cultural de la comunidad cubana y latina en Estados Unidos y particularmente en la ciudad de Nueva York.




Cinco novelas imprescindibles de Mario Vargas Llosa

Mario Vargas LLosa, novelas

LA HABANA, Cuba.- El pasado 9 de febrero el escritor peruano Mario Vargas Llosa ingresó a la Academia Francesa, convirtiéndose así en el primer autor sin obra en francés admitido en esa prestigiosa institución. Su vasta producción literaria es de obligada referencia en el ámbito latinoamericano y global, haciéndolo merecedor de importantes premios como el Nobel de Literatura (2010), el Cervantes (1994), el Príncipe de Asturias de las Letras (1986) y el Rómulo Gallegos (1967), entre otros.

Vargas Llosa ha sido un escritor muy crítico con las dictaduras latinoamericanas de cualquier color político, así como un firme defensor de la economía liberal. A continuación, cinco novelas suyas que todo amante de la buena literatura no debería pasar por alto.

La ciudad y los perros (1963)

Fue su primera novela. Una obra monumental en la cual el autor describe la vida de un grupo de adolescentes en el colegio militar Leoncio Prado, donde a los severos métodos de enseñanza se sumaba el ambiente de machismo, brutalidad, prejuicios raciales y clasismo social; un contexto donde los protagonistas deben convivir, crecer y resistir, utilizando la violencia como recurso supremo para prevalecer. La novela obtuvo el Premio Biblioteca Breve (1962) y el de la Crítica Española (1964). Junto a obras de otros autores contemporáneos, La ciudad y los perros dio inicio al denominado boom latinoamericano.

Conversación en La Catedral (1969)

Tercera novela de Vargas Llosa y un verdadero portento narrativo. Se trata de una ficción política en el marco de la dictadura militar del general Manuel López Odría, contra el telón de fondo de una sociedad peruana desigual en extremo, agobiada por la corrupción, la hostilidad e impunidad de la clase gobernante. En este contexto un joven descubre el verdadero rostro del poder, las relaciones interpersonales e incluso filiales. Un relato crudo y desconcertante, con imágenes que se alojan para siempre en la memoria del lector. El propio autor ha dicho que si tuviera que salvar del fuego una de sus novelas, sería esa. Conversación en La Catedral fue incluida en la lista de las cien mejores novelas en castellano del siglo XX, por el periódico español El Mundo.

La Fiesta del Chivo (2000)

Otro clásico imperdible, ambientado en República Dominicana durante la dictadura del general —genocida y depredador sexual— Rafael Leónidas Trujillo. Publicada en el año 2000, marcó el retorno de Vargas Llosa a las novelas de corte social y político, profundizando en los regímenes totalitarios y su influencia nefasta en la vida de los individuos. Aborda el violento final de la era Trujillo narrando en paralelo, en dos tiempos, los hechos que condujeron a la caída de la dictadura y la historia personal de Urania Cabral, una mujer fracturada por la expresión más sádica del poder, que regresa a Santo Domingo para confrontar un pasado del que ha estado huyendo toda su vida. La Fiesta del Chivo fue unánimemente aclamada por el público y la crítica gracias a la magistral combinación de novela histórica y thriller político.

Pantaleón y las visitadoras (1973)

Uno de los libros más deliciosos de cuantos ha escrito Vargas Llosa. Con una alta dosis de humor y sarcasmo cuenta la historia del capitán Pantaleón Pantoja, a quien sus superiores encomiendan la “misión secreta” de organizar un servicio de visitadoras (prostitutas) para apaciguar la virilidad descontrolada de los soldados despachados a regiones inhóspitas, donde con frecuencia ocurrían violaciones que manchaban el “buen nombre” del Ejército peruano. Se trata de una lectura relajada y divertida como pocas, con el añadido de la crítica mordaz a una sociedad pacata, hipócrita, ahogada en supersticiones y solemne hasta el ridículo. Pantaleón y las visitadoras fue llevada al cine en el año 2000, registrando un tremendo éxito de público y crítica, que incluyó una nominación al Premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana.

El paraíso en la otra esquina (2003)

Esta novela peculiar aborda la vida de dos figuras históricas: la temperamental sufragista Flora Tristán y su nieto, el pintor postimpresionista Paul Gauguin, en un agradable, cómico y reflexivo contrapunteo que termina por descubrir lo que ambos protagonistas tienen en común. Un hombre y una mujer absorbidos por épocas e intereses distintos. Flora Tristán entregada a la lucha por los derechos de la mujer y los obreros; Paul Gauguin rendido ante el poder del uso arbitrario del color y la luz. Ella recorre Europa ganando adeptos para su causa; él huye de la vida burguesa y se refugia en Tahití, donde se desborda la intensa creatividad que le ganó un lugar imperecedero en el arte universal. Abuela y nieto buscan el paraíso, que por momentos parece al alcance de la mano para enseguida desvanecerse, dando paso a las crueles imposiciones de la realidad.




Mario Vargas Llosa ingresa a la Academia Francesa

Mario Vargas Llosa durante la ceremonia de ingreso a la Academia Francesa

MIAMI, Estados Unidos. — El escritor peruano Mario Vargas Llosa ingresó este jueves a la Academia Francesa, convirtiéndose así en el primer autor sin obra en francés en haber sido ser admitido en esa prestigiosa institución.

La entrada de Vargas Llosa a la Academia se produjo en una solemne y tradicional ceremonia que comenzó a las tres de la tarde (hora local) en el Anfiteatro del Instituto Francés, en París.

En su discurso ante los presentes, el autor, de 86 años, agradeció a Francia por ayudarlo a sentirse “un escritor peruano y latinoamericano”.

“Gracias a Francia descubrí la otra cara de América Latina, los problemas comunes a todos sus países, la horrible herencia de los golpes militares y del subdesarrollo, la guerrilla y los sueños compartidos de liberación”, expresó el escritor en su intervención.

Vargas Llosa también aprovechó su discurso para plasmar su condena contra la invasión rusa a Ucrania.

“Siempre permanecerá —¿cómo dudarlo?— esa caricatura que los países totalitarios nos venden como novelas, pero que sólo existen después de haber pasado por la censura que los mutila, para sostener las fantasmagóricas instituciones de payasadas similares a la democracia, de las que nos da el ejemplo de la Rusia de Vladimir Putin”.

En la ceremonia estuvieron presentes el rey emérito de España, Juan Carlos I, quien asistió en compañía de su hija, la Infanta Cristina.

A lo largo de su extensa y exitosa carrera, Vargas Llosa ha ganado numerosos reconocimientos, entre los que destacan el Premio Nobel de Literatura (2010), el Premio Cervantes (1994), el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1986), el Premio Nacional de Literatura del Perú (1971), el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos (1988), el Premio Planeta de Novela (1994), el Premio de la Crítica en España (1994), entre otros.

La Academia Francesa es una institución cultural y literaria francesa fundada en 1635. Es conocida por ser una de las instituciones de su tipo más antiguas del mundo y tiene como objetivo promover la lengua y la literatura francesas y preservar su uso y pureza.

Se trata, además, de una institución independiente y autónoma que tiene el poder de fijar las normas y reglas de la lengua francesa, y su diccionario oficial es considerado una autoridad en la materia. La Academia también otorga premios y reconocimientos a escritores, poetas y lingüistas por su contribución a la literatura y la lingüística francesas.




La Avellaneda: un arco tensado entre la terrenalidad y el misticismo

Gertrudis Gómez de Avellaneda

HARRISONBURG, Estados Unidos. — Este primero de febrero se cumplen 150 años de la muerte de María Gertrudis de los Dolores Gómez de Avellaneda y Arteaga, altísima figura de la literatura hispanoamericana del siglo XIX.

A pesar de su largo nombre —algo usual en la época— esta poetisa, dramaturga, escritora y adelantada feminista fue también conocida en los círculos literarios españoles como “La Avellaneda” o, sencillamente, “Tula”.

Se afirma que tuvo un carácter recio y de ello dio fe con apenas quince años de edad, cuando rompió el compromiso matrimonial que había concertado su abuelo materno con un rico y lejano pariente. Por tal razón su abuelo la excluyó de su testamento. Esa posición en defensa de sus sentimientos la acompañó siempre.

Salió de Cuba con su familia cuando tenía 22 años y durante la travesía escribió su famoso soneto “Al partir”, considerado una pieza antológica de la lírica insular. En él ya estaban presentes algunos temas que continuaría abordando, como la introspección y el desgarramiento existencial.

España, tierra de su consolidación literaria

Una vez en España, la familia de “Tula” se estableció en La Coruña, ciudad donde residían los familiares de su padrastro. Allí escribió sus primeros poemas y volvió a dar muestra de su independencia y fortaleza de carácter al romper su noviazgo con Mariano Ricafort Palacín y Abarca, debido a que este no aprobaba que su novia fuera escritora.

Junto con su hermano, Manuel Gómez de Avellaneda, la poetisa se trasladó a Andalucía, donde publicó sus primeros versos en periódicos de Cádiz y Sevilla con el seudónimo “La Peregrina”, obteniendo gran reconocimiento.

Se instaló en la ciudad de Sevilla, donde conoció en 1839 a quien sería el primer gran amor de su vida, Ignacio de Cepeda Alcalde. Con él vivió una relación tormentosa, en la cual no se sintió correspondida. Eso la marcó para siempre. Los entresijos y desencuentros amatorios quedaron registrados en su correspondencia, publicada después de la muerte de Cepeda. Fue también en Sevilla donde Gertrudis dio a conocer su primera obra de teatro, el drama “Leoncia”.

En 1840 se trasladó a Madrid, insertándose con gran éxito en la vida literaria y cultural de la metrópoli. Allí publicó, un año después, su primer libro de versos, titulado “Poesías”, que fue recibido con beneplácito por la crítica de la época. Ese mismo año publicó su novela “Sab”, que algunos erróneamente continúan calificando como la primera novela antiesclavista, cuando lo cierto es que ese mérito corresponde al también cubano Anselmo Suárez Romero.

En 1842 la Avellaneda publicó su novela “Dos mujeres”, que provocó el surgimiento inmediato de algunos detractores debido a la posición que la autora asumía con respecto a la defensa de la mujer y su derecho al divorcio como solución a las relaciones impuestas. Su tercera novela, “Espatolino”, la convirtió en una pionera en el tratamiento de una de las aristas del tema penitenciario.

Si ya con estas obras la cubana había alcanzado relevancia, su segunda obra de teatro, titulada “Alfonso Munio”, estrenada en 1844, provocó que obtuviera un triunfo apoteósico en el mundo intelectual de la época, el cual no solo potenció su valía como escritora, sino que la convirtió en una celebridad ineludible.

En paralelo a su creciente fama como escritora se produjo su encuentro con el poeta Gabriel García Tassara, con quien sostuvo otra relación amorosa, tan tormentosa como la anterior. La cubana quedó embarazada y soltera en medio de una sociedad pacata, enclaustrada más en la rigidez de la costumbre y la sentencia infalible, que en la comprensión de los dramas humanos. Intuyendo las consecuencias de sus actos y quizás desesperada por lo que se avecinaba, escribió el poema “Adiós a mi lira”, pensando que su carrera literaria había llegado a su fin.

Sin embargo, en 1845 obtuvo los dos primeros premios de un concurso convocado por el Liceo Artístico y Literario de Madrid, lo cual la colocó en el pináculo de la fama. Esa aureola de éxito se vio ensombrecida por la actitud asumida por Tassara y la muerte de su hija. Muestra del dolor que embargó a la escritora desde el nacimiento de la niña hasta su muerte, son las cartas que escribió al poeta pidiéndole que viera a su hija antes de que muriera, deseo que este no cumplió.

El 10 de mayo de 1846 Gertrudis se casó con Pedro Sabater, gobernador civil de Madrid, su primer esposo, pero dos meses después este moriría en sus brazos.

En 1856 contrajo matrimonio con el coronel e influyente político Domingo Verdugo y Massieu. Luego de un penoso incidente a raíz del estreno de la comedia “Los tres amores”, el esposo de la cubana fue herido gravemente, lo que provocó que el matrimonio decidiera viajar a Cuba con la esperanza de que el esposo sanara de sus heridas.

El recibimiento hecho a la poetisa en La Habana fue extraordinario, y durante su estancia en la Isla Gertrudis recibió numerosas muestras de cariño y admiración.

Con la muerte de su segundo esposo, en 1863, la escritora acentuó su espiritualidad religiosa hasta que murió a los 58 de edad en Madrid, el 1 de febrero de 1873.

En total escribió once novelas, de las cuales la más trascendente ha sido “Sab”. También dejó una amplia obra poética, varias leyendas y diecisiete obras de teatro.

Resulta difícil hallar un escritor latinoamericano del siglo XIX que haya alcanzado tanto éxito como Gertrudis Gómez de Avellaneda. Tal fue su fama que España la considera una escritora peninsular, mientras que los cubanos defendemos su pertenencia a nuestra cultura literaria. En cualquier caso, seguirá siendo una de las grandes en la historia de la literatura escrita en español.

Agasajada en el ámbito público, Gertrudis Gómez de Avellaneda fue una adelantada que tuvo una infeliz vida privada. Se lanzó de bruces hacia dos amores turbulentos donde las pasiones alcanzaron su clímax, pero terminó como una asceta religiosa. Su vida fue un arco tensado entre ambos extremos.

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Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.




A propósito de Edgar Allan Poe: Lo que (no) se publica en Cuba

Cuba, Fuera del juego

MIAMI, Estados Unidos. – La nueva película The Pale Blue Eye, que presenta al escritor estadounidense Edgar Allan Poe como un recluta de excepcional inteligencia en la Academia de West Point, ayudando a un investigador privado en la solución de crímenes misteriosos, me trajo un recuerdo que guardo de Cuba entre finales de los años 60 y comienzos de la década siguiente.

Estoy en la librería habanera Vietnam Heroico, de la calle San Rafael, haciendo cola para comprar la edición nacional de la única novela terminada, precisamente, por Poe: Las aventuras de Arthur Gordon Pym. Durante esa misma jornada reparé en otro libro de tapa amarilla que los lectores se llevaban con entusiasmo y también lo adquirí. Era la edición de Cien años de soledad publicada por Casa de las Américas.

Creo que tal apego y curiosidad por hechos de cultura me mantuvieron cuerdo en aquella sociedad disparatada y sin destino, donde se hacía fila por libros nuevos, a la vez que el régimen se tomaba la atribución de prohibir aquellos autores inconvenientes para su dogma.

Pero no solo eran títulos llegados clandestinamente de ultramar, como las novelas de Guillermo Cabrera Infante, los que resultaban anatema para el régimen; también algunos libros publicados por las propias editoriales cubanas, que luego resultaron “errores” de profesionales equivocados, o provocadores subrepticios.

Así sucedió con la aparición, dentro la Colección Huracán (Editorial Arte y Literatura), de una trilogía firmada por el autor rumano Panait Istrati. Si mal no recuerdo, se imprimieron Kyra Kyralina y Codine, pero el tercer tomo nunca salió.

La jugada del editor para incluir el libro en la producción de la Editorial Arte y Literatura fue brillante, porque Istrati había sido de filiación comunista, muy ligado a otros escritores franceses admiradores de Stalin, aunque luego manifestara alguna desilusión al conocer sus crímenes.

El pecado de Istrati para la censura cubana, sin embargo, no era de tipo político, sino de índole sexual, porque fue el primer autor rumano en incluir a un personaje homosexual en su novelística.

Hubo un tiempo breve, en los inicios de la dictadura, donde incluso sus más fieles adláteres intelectuales creyeron que la experiencia cubana iba ser diferente a otros comunismos y trataron de practicar la libertad de expresión.

De tal modo, Ambrosio Fornet inauguró la elegante y reveladora colección de libros de bolsillo Cocuyo, con la novela corta Un día en la vida, de Iván Denisovich, donde el protagonista agoniza en un gulag estalinista.

No se formó alharaca con el libro, porque todavía el castrismo no había cerrado filas como satélite de la Unión Soviética, al menos en términos culturales. Pero cuando Alexander Solzhenitsyn cayó en desgracia definitivamente por su grandiosa literatura antitotalitaria, el título publicado por Cocuyo ―casi seguro diseñado por Raúl Martínez― pasó a formar parte de la bibliografía prohibida por el régimen.

En el Instituto Cubano del Libro ―donde trabajé por algunos años― recuerdo haber visto una hermosa edición española de Archipiélago Gulag, estremecedora novela-testimonio de Solzhenitsyn, en la oficina del director Rolando Rodríguez, quien luego se decantaría como el más fiel de los historiadores oficiales de la dictadura.

Tanto él como Alfredo Guevara, Nicolás Guillén, Armando Hart, Roberto Fernández Retamar y otros representantes de la nomenclatura cultural, sí tenían acceso a noticias, libros o películas vedados incluso a servidores de menor categoría.

No pocos de los escritores ―sobre todo europeos― que Fornet incluyó en Cocuyo fueron distanciándose del otrora admirado castrismo, sobre todo después del llamado “Caso Padilla”. Así fue como terminaron engrosando las nóminas de autores prohibidos en Cuba.

Tanto Heberto Padilla como Delfín Prats ―a quien le acaban de otorgar el Premio Nacional de Literatura―, Reinaldo Arenas, Virgilio Piñera, José Lezama Lima, Norberto Fuentes, Lina de Feria, Eduardo Heras León y otros autores cubanos sufrieron el hostigamiento por parte de la policía política, que debía garantizar los resultados de concursos literarios sin conflictos “ideológicos utilizados por el enemigo”; además de evitar que obras incómodas para el régimen fueran publicadas y elogiadas en otros países.

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El Quijote cumple 418 años

"Don Quijote y Sancho Panza", obra de Pedro Requejo Novoa, afuera del Museo Casa Natal de Cervantes en Alcalá de Henares

LA HABANA, Cuba. — El 16 de enero de 1605 vio la luz en Madrid, España, la primera edición de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, la más insigne obra literaria jamás escrita en castellano, y cuyo autor fue Miguel de Cervantes, un hombre de espíritu aventurero que vivió una infancia nómada y la guerra en carne propia.

Cervantes peleó en la batalla de Lepanto contra el Imperio otomano, fue capturado por piratas y estuvo preso en Argel por cinco largos años. Sus vivencias inspiraron, en parte, la escritura de la novela que narra las andanzas de un personaje inconcebible en cualquier época, llamado Alonso Quijano.

De tanto leer novelas de caballería, el entrañable protagonista se vuelve “loco” y termina creyéndose un caballero andante medieval que se hace acompañar por Sancho Panza, un humilde labrador en calidad de escudero, y decide que su prenda de amor será Aldonza Lorenzo, una joven campesina a la que bautiza con el poético nombre de Dulcinea del Toboso.

Las aventuras de El Quijote abarcan dos tomos. El primero relata la mayor parte de las peripecias vividas por el caballero y su fiel Sancho Panza, mientras que el segundo se ocupa de la última aventura de Alonso Quijano, que le hace recuperar el juicio justo antes de morir. Entre los valores que sobresalen en esta novela, además de parodiar las historias de caballería del siglo XVI, puede citarse la evolución psicológica, moral y humana de sus personajes, que en lugar de mantenerse inalterables a lo largo del relato, cambian sus actitudes y perspectivas conforme a los acontecimientos.

Desde aquella lejana edición, El Quijote ha sido difundida por todo el mundo. Considerada como la primera novela moderna de la historia, es el segundo libro con más ediciones —solo superado por la Biblia—, y ha sido traducida a más de 140 idiomas. En 2002 la obra cumbre de Miguel de Cervantes, apreciada por su profundidad humana y filosófica, su frescura perenne, su desbordada imaginación y su impresionante riqueza lingüística, fue elegida como la mejor obra de ficción de la historia de la humanidad, superando a grandes clásicos de la autoría de Dostoievsky, Homero y Gabriel García Márquez.

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Personas decentes: la más policial de las novelas de Leonardo Padura

Personas decentes, Leonardo Padura

LA HABANA, Cuba. — Leonardo Padura considera que Personas decentes, su más reciente novela, aparecida hace unos meses en Tusquets Editores, es la más policial de todas las tramas que ha escrito.

“Después de varias novelas cada vez más falsamente policiales, sentí la necesidad de practicar a fondo el género y escribir una historia con varios muertos y muchos crímenes, físicos, históricos y espirituales”, explica Padura en la Nota del Autor que aparece al final del libro.

Si eso era lo que deseaba Padura, lo consiguió: Personas decentes es la más policial de todas sus novelas. Pero no por ello, como en todas las demás de la serie de Mario Conde, Padura deja de aprovechar la trama policial como pretexto para abordar críticamente aspectos escabrosos de la sociedad cubana.

En Personas decentes, Mario Conde, años después de su retiro de la policía, colabora en la investigación del asesinato de quien es presentado como el que fuera  uno de los principales represores de artistas e intelectuales en la década de 1970, durante el llamado Quinquenio Gris: el teniente Reynaldo Quevedo.

Como en La novela de mi vida, El hombre que amaba a los perros y Herejes, en Personas decentes, Padura vuelve a recurrir a la estructura de dos historias que corren paralelas, una en el pasado y otra en nuestros días. La historia de la investigación del asesinato de Quevedo, que se desarrolla en marzo de 2016, en vísperas de la visita a La Habana de Barack Obama y de los Rolling Stones, discurre junto a la investigación por el teniente Arturo Saborit del asesinato de dos prostitutas en la Habana Vieja de 1910, en una trama que tiene como uno de sus protagonistas al legendario proxeneta Alberto Yarini.

Lo que tienen en común ambas historias es que los investigadores, Arturo Saborit y Mario Conde, son dos personas decentes que se ven obligadas a moverse en medios pútridos que los hastían y ahogan a tal punto que terminan desilusionados, retirados de la policía y con serias reservas acerca de los ideales y valores que un día tuvieron.

En Personas decentes, como en sus demás últimas novelas y en las entrevistas que concede a la prensa extranjera, Padura se muestra cada vez más crítico respecto al régimen castrista y el marasmo decadente  al que tiene sometida a la sociedad cubana.

Las referencias al teniente Quevedo —“aquel retorcido que fue el perro de presa, el abanderado de la pureza ideológica al que las autoridades le habían conferido el arbitrio absoluto de decidir los destinos de los habitantes de la república de las artes cubanas”—  que hace Padura en Personas decentes, nos recuerdan a represores de los años 70 como Luis Pavón, el teniente Quesada, Papito Serguera y otros. Puede comprobarlo en estos dos párrafos que me permito citar:

“Poeta mediocre, con algún grado militar menor, pertenecía al sector de los intransigentes políticos y a la horda de los enfermos de ese odio voraz que engendran la envidia y los fundamentalismos y cuyos efectos se multiplican desde el pedestal del poder. Estalinista confeso, de personalidad oscura y agazapada, había sido escogido por su vocación de inquisidor y tal vez por maldad genéticamente codificada como la cabeza rectora del proceso de persecución, hostigamiento y  marginación que sufrieron demasiados escritores y artistas…”.

“Con toda la intransigencia, la inquina, la maldad y el encono a los que debía su preeminencia y siempre en nombre de la necesaria purga ideológica, política, social y hasta sexual que exigía el mundo feliz habitado por el hombre nuevo, Quevedo se dedicó por años a destruir vidas y proyectos, a envenenar la tierra de la creación arrojándole sal, a quemar herejes en sus hogueras políticas, mientras empujaba una poesía, un teatro, unas artes plásticas de emergencia, casi siempre oportunistas y lamentables, pretendida o presuntamente proletarias, que se aupaban como el arte revolucionario de la Revolución, en y para la Revolución. Como lo pedían los discursos, como lo estipulaban los documentos, como lo reclamaba la filosofía en práctica”.

Y poco faltó para que dijera que como lo exigía Fidel Castro. Porque no hay dudas de que es del Comandante de quien habla Padura cuando se refiere a ese Alguien que “decidió disimular bajo capas de olvido, silencio, miradas hacia otros lados, unos tiempos y políticas tan infames”.

¿Quién que no fuera el Máximo Líder tenía potestad para ordenar la implementación de aquellas políticas? Porque Pavón, Quesada, Serguera y otros, solo fueron los entusiastas esbirros ejecutores de aquella barbarie que tanto daño hizo a la cultura nacional.

Esta nueva novela de Leonardo Padura, que tan atrevido e inconveniente se ha vuelto, es probable que no se publique en Cuba. O tal vez sí. Total, para que no se lea mucho, bastará con darle poca promoción y una tirada pequeña, más pequeña de lo habitual tratándose de Padura.

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Heredia: el primer poeta romántico de América

José María Heredia

LA HABANA, Cuba. — En el siglo XIX Cuba se convirtió en cuna de la poesía romántica latinoamericana gracias a la obra de José María Heredia, nacido el 31 de diciembre de 1803 en Santiago de Cuba, y calificado por muchos como el primer poeta romántico de América, y uno de los más importantes de la lengua española.

El “Cantor del Niágara” tuvo una vida breve, pero intensa. Fue un destacado humanista, fiscal, periodista, dramaturgo e incluso soldado. En 1823 fue acusado de formar parte de la conspiración “Soles y Rayos de Bolívar”, por lo cual debió huir a toda prisa hacia Estados Unidos.

Dos años más tarde, en la ciudad de Nueva York, publicó la primera edición de sus versos, y en 1826 vio la luz anónimamente, en Filadelfia, la novela histórica Xicoténcatl (Jicoténcal), cuya autoría se le ha atribuido.

Heredia, quien murió de tuberculosis con solo 35 años, pasó la mayor parte de su vida entre México y Estados Unidos. Fue el primer poeta cubano que cargó con la aflicción del destierro, y buena parte de su obra refleja la profunda añoranza que lo invadía por no poder regresar a su patria, bajo pena de ser encarcelado o ejecutado.

Sus poemas son un canto a la sensualidad del trópico, un anhelo de evasión que proviene directamente de su nostalgia. Predomina en sus versos una fuerte individualidad, así como una fascinación absoluta por la naturaleza, que expresaba con elegancia y formas breves. El romanticismo en Heredia es una búsqueda constante de libertad, tanto literaria como política.

La corta y errante existencia de José María Heredia, así como el misterioso origen de la novela Xicoténcatl, sirvieron de inspiración al escritor Leonardo Padura para escribir La novela de mi vida, una de sus más logradas obras de ficción, considerada “una evocación vivísima del Romanticismo en el Caribe colonial (…) y un viaje al origen de la conciencia nacional cubana a través de la vida de su primer gran poeta”.

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