La suerte de Lázaro Fariñas

LA HABANA, Cuba.- La suerte del periodista independiente Lázaro Fariñas es mucha. Vive en Mami, claro. Allá me quise ir yo cuando no había cumplido los 19 años de edad y mi padre me reclamaba y me reclamaba y yo era denegada y denegada en la Embajada de Estados Unidos, porque mi padre sólo contaba con un trabajo en una factoría de New Jersey y una cuentecita bancaria.
Así que me quedé con las ganas de vivir en ese país fabuloso, que yo tanto admiraba, pese a mi corta edad. Luego, con los años, también vi frustrado mi viejo sueño y me conformé con mi mala suerte. Sobre todo ahora, que ando muy cerca de los ochenta abriles.
Pero a mi colega Lázaro Fariñas le ocurrió lo contrario. El vive en el país de la economía más grande del mundo y de la libertad más grande del mundo. No se puede quejar.
Y miren si es un tipo de suerte que, a pesar de vivir “dentro del monstruo”, como llamó José Martí a Estados Unidos y donde vivió más de la tercera parte de su vida, se sienta en su computadora y escribe de Trump todo lo que le sale de su cabeza y nadie lo molesta.
Ni siquiera le lanzan un huevo por la ventana de su cuarto como acto de repudio, porque eso es clásico de las dictaduras de izquierda, por supuesto.
Hace unos días, exactamente el 31 de julio pasado, dijo así del presidente estadounidense Donald Trump: “El caballero que nos mandamos de primer mandatario de este país, ha enloquecido… que como es un inculto y un mentiroso, sí sabe muy bien cómo mantener su nombre constantemente en los medios”.
¡Qué cómico es Fariñas! Hasta risa me da. ¿No sabe este colega mío que en Cuba todos los medios de prensa permitidos no solamente sirven para repetir y ver a diario los nombres de Raúl y Díaz-Canel, hasta en la sopa, sino que sobre todo, están dedicados de forma exclusiva a la propaganda del régimen castrista?
No me voy a referir en su totalidad a la crónica del 31 de julio, titulada Trump y el caos en Washington (ll). Es demasiado grande el caos que se vive en la isla cubana, para comentar cualquier otro que exagere el colega, con su manía de criticar el país donde vive, y sin ser molestado por la democracia.
Los problemas de Trump, querido Fariñas, no son tan grandes como los que vive por estos días nuestro presidente Díaz-Canel. Usted lo ha podido leer en Granma Internacional.
Por sólo citar un detalle, está el gran problema, expuesto claramente en la reunión del Consejo de Ministros del 24 de julio: “…aún se manifiestan insuficiencias que denotan falta de atención, exigencia, control y percepción de los jefes acerca de su responsabilidad en el desarrollo de los procesos que integran el trabajo con los cuadros y sus reservas”. Y continúa la información.
¿Por qué no la comenta y así ayuda a los “amigos cuadros” suyos, para que el caos cubano tenga solución?
Un consejo: ¿Por qué no comenta nuestro miserable PIB, los billones que vienen de las remesas, la deuda de Cuba con Rusia y Venezuela y se olvida de si Trump enloquece o no, en medio de los comunistas locos de atar que insisten en mantener a Cuba perdida en el tiempo?
Pero si escribe eso, téngalo presente, prepárese a soportar los huevos en la cabeza si viene a La Habana. Aquí no tendrá la suerte de Miami.