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Giorgio de Chirico, un precursor del surrealismo

Giorgio de Chirico

LA HABANA, Cuba. – Cuando la pintura surrealista ganaba espacio y atención en los circuitos artísticos europeos, un joven italiano llevaba varios años aventurándose más allá de la apariencia sensible de los fenómenos. Giorgio de Chirico era el nombre de este genio singular que luego de haber estudiado arte en Atenas y Florencia, ingresó a la Academia de Bellas Artes de Múnich. Allí entró en contacto con las obras de los filósofos Friedrich Nietzsche y Arthur Schopenhauer, cuya influencia se avino muy bien con el interés personal del joven por “aprender a expresar la voz remota de las cosas”.  

Fue el poeta Guillaume Apollinaire quien bautizó el arte de Giorgio de Chirico como “pintura metafísica”, quizás la definición más acertada para describir la obsesión del artista por recuperar el misterio último que palpita en lo real. 

De Chirico se sentía rodeado por enigmas, sobre todo en la arquitectura y la naturaleza, que constantemente le provocaban sensaciones difíciles de explicar. Por ello prefirió mostrarlas a través de un lenguaje compositivo que en ocasiones parece irracional. En sus obras se aprecia una calma oscura e inquietante, una soledad lunar, como si la búsqueda de la verdad intrínseca terminara convirtiéndose en algo surreal. 

Tal vez por ello algunos expertos consideran a Giorgio de Chirico como un precursor del movimiento fundado por André Breton e integrado por figuras de la talla de Salvador Dalí, René Magritte y Max Ernst. Aunque los pintores surrealistas tuvieron como base teórica a Sigmund Freud, y compartían el interés común de llevar al lienzo el mundo onírico de los sueños, tanto en sus producciones como en la obra de Giorgio de Chirico la realidad no constituye una fuente de inspiración, sino algo que debe ser trascendido. 

Entre 1909 y 1914 transcurrió el “período metafísico” durante el cual De Chirico pintó sus cuadros más reconocidos, cargados de atmósferas sombrías y abrumadoras. “Ariadna” (1911), “La torre roja” (1913) o “Misterio y melancolía de una calle” (1914) son piezas representativas de su poética. 

Giorgio de Chirico murió a los 90 años en Roma, el 20 de noviembre de 1978.

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