La trascendencia de las elecciones en Madrid
LA HABANA, Cuba. ─ El pasado martes se celebraron las elecciones en la Comunidad Autónoma de Madrid. Por su gran importancia política y demográfica, estas fueron consideradas como una especie de ensayo antes de los futuros comicios generales en la Madre Patria. Así lo declaró la reelecta presidenta del gobierno local Isabel Díaz Ayuso: “Quiero que la ilusión siga por toda España; tenemos una misión nacional”.
El gran vencedor de la recién celebrada lid fue el Partido Popular (PP) de Díaz Ayuso. Esa fuerza política de centroderecha más que duplicó su representación en la cámara comunitaria (de 30 a 65). De hecho, obtuvo más votos y diputados que todas las fuerzas de izquierdas juntas. Le basta el apoyo de la formación derechista Vox (que ya se lo ha prometido) para formar un gobierno con mayoría absoluta en la Diputación.
La gran perdedora fue la fuerza política que hoy prevalece en el Gobierno Nacional: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En la contienda capitalina, los seguidores de Pedro Sánchez vieron reducida su representación en la cámara local en trece escaños. De hecho, fueron segundos dentro de la izquierda, pues la joven formación local Más Madrid (la otra ganadora neta) lo superó en número de votos, aunque obtuvo igual cantidad de diputados.
También sufrió una debacle el partido Ciudadanos. Se trata de una formación política centrista que, al surgir en 2006, despertó grandes esperanzas de llegar a ser protagonista en el escenario nacional. Sin embargo, su persistencia en querer mantenerse equidistante (tratando de quedar bien con Dios y con el Diablo) ha provocado gran desilusión. En esta ocasión, se quedó sin representantes en la Diputación.
La formación derechista Vox es dirigida en Madrid por una cienfueguera, Rocío Monasterio, a la cual hace años tuve el honor de conocer personalmente en Miami, cuando aún los castristas no me habían vuelto a prohibir los viajes al extranjero. Ese partido tuvo en los recientes comicios un desempeño bueno, aunque no excepcional.
El otro gran perdedor fue Pablo Iglesias, quien aspiraba a presidir Madrid por una alianza con nombre de mujeres: Unidas Podemos. Para justificar esa denominación, sus ideadores plantean que UP es “la voz de personas y organizaciones”. ¡Curiosa mueca al feminismo de unos demagogos que consideran “no inclusivo” el pronombre “todos” (y sustituyen su “o” final por “x”, “@” o “e”, o emplean la absurda frase “todos y todas”); y sin embargo, ¡sí aceptan que el sustantivo femenino “personas” no discrimina a los varones!
Conviene aclarar que el respaldo electoral de Unidas Podemos no mermó tanto con respecto a los comicios de 2019. Lo que sucede es que el señor Iglesias, quien con absoluta desfachatez se declara gran admirador de personajes como los Castro y Nicolás Maduro, renunció a ser uno de los hombres más importantes del Ejecutivo Nacional dirigido por Pedro Sánchez. Aspiraba a que su renombre le permitiese sacar del gobierno de Madrid al PP (que lleva decenios dirigiendo la capital). Está de más decir que fracasó de modo lamentable. Por ello anunció su retiro de la política activa.
Se trata de una decisión que trae aparejadas implicaciones diversas. No debe olvidarse que sobre el señor Iglesias pesan varias acusaciones por distintos delitos. Hasta el momento, ellas no podían ser tramitadas debido a los fueros que lo amparaban. Pero al renunciar a todos sus cargos, su encausamiento deberá seguir adelante. ¿Y quién sabe si tendrá que buscar amparo en la Cuba o la Venezuela que él tanto admira!
Por lo pronto, la señora Díaz Ayuso se apresta a formar gobierno. Es posible que en él se incluya a algunos representantes de Vox. Otra opción sería que la bancada de esta última formación viabilice la investidura de la actual Presidenta reelecta, pero sin ocupar cargos en la administración de la Comunidad. Por lo pronto, doña Isabel ya ha anunciado su disposición a reducir el número de altos cargos en la burocracia capitalina; también a rebajar los impuestos de inmediato. O sea: que ha acogido, al menos en parte, planteamientos hechos por Vox durante la campaña electoral.
Lo más lógico parece ser la conformación de un gobierno conjunto de ambos partidos. El establecimiento de esa alianza serviría como una especie de ensayo general de cara a la próxima elección nacional. Máxime ante una izquierda que, hasta el momento, se mantiene unida y adherida al poder. Si en esos comicios el PP no obtuviera la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, ¿por qué habría de cohibirse de una alianza con Vox?
Si se agota la legislatura de las actuales Cortes, todavía faltarían más de dos años para esas elecciones generales. Pero no está de más especular al respecto, máxime en vista del rechazo a las izquierdas que el pueblo ha exteriorizado de manera clarísima, al menos en la Comunidad de Madrid.
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