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Recolector de basura: el oficio más visible de explotación laboral en Cuba

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HOLGUÍN, Cuba.- Junto a un camión, Enrique y sus compañeros recorren varios kilómetros de la ciudad como recolectores de desechos sólidos. La caminata es agotadora y la basura acumulada el fin e inicio de año complejiza el trabajo.

Lanzar los pesados sacos con desperdicios a la altura de la volqueta de un camión que no está diseñado para esas labores dificulta el trabajo que comienza al amanecer y culmina con el implacable sol de la tarde.

Supuestamente los días de asueto son los sábados y domingos, pero sacrifican el descanso para dedicarse a otras labores e incrementar sus ingresos. Un sacrificio que se extiende a los hipotéticos días de vacaciones.

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Basurero en la ciudad – Foto Fernando Donate

Las deprimentes condiciones hacen de recolectar basura uno de los trabajos más ingratos del país, con un precario salario en relación con los precios astronómicos de los productos de primera necesidad: el litro de leche a 45 pesos, la libra de carne de cerdo a 185, la de arroz a 50  y 90 la de frijol son solo tres ejemplos.

Según cifras oficiales, el crecimiento sostenido del índice de la inflación derivado de la mala gestión del Gobierno terminó el año por encima del 70 por ciento.

Desatención laboral

“Queremos recibir un poco más de atención. No nos dan ni agua, ni merienda, ni almuerzo; todo lo traemos de la casa.”, dice Enrique a CubaNet.

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Recolector de basura – Foto Fernando Donate

A pesar de su importante labor, los abnegados trabajadores cargan con el estigma social, las pésimas condiciones de trabajo, el desamparo laboral que, unido al bajo salario, provocan el déficit de fuerza de trabajo.

“Nadie quiere recoger basura. Esto es muy duro. Estamos bajo el sol o bajo la lluvia. Es muy indignante cuando escuchamos las burlas en las calles”, dice Juan Carlos, que hoy está encima de la volqueta vaciando los desperdicios de los sacos.

La situación epidemiológica en Holguín empeora. Cifras oficiales reportan este mes 1 133 casos de contagios de COVID-19 y una tasa de incidencia de 98.1 por 100 mil habitantes.

Caja ampliroll llena de basura – Foto Fernando Donate

“El riesgo de enfermar y contagiar a la familia es muy alto. Sin embargo, no nos dan medios de protección. Con mi salario compré los guantes, el sombrero, las botas y la camisa mangas largas. Todos son de segunda mano porque así son más baratos”, dice Enrique, para quien la compra significó un sacrificio. Su sueldo mensual, que incluye riesgos y otros parámetros, es de casi 4 000 pesos que, según él, no compensan los inconvenientes laborales y el elevado costo de la vida.

Recuerda que en los momentos de aguda crisis provocados por el mal manejo de la pandemia en el territorio, tampoco recibieron ayuda. “Muchos enfermamos. Hubo compañeros y familiares que fallecieron. Sin embargo, las condiciones de trabajo no mejoraron”, afirma.

Enrique y sus compañeros han reclamado los medios de protección a la Dirección de Servicios Comunales de Holguín. “Los hemos pedido en infinidad de ocasiones y no atienden nuestras solicitudes”, dice Enrique.

No echar basura – Foto Fernando Donate

Opina que entre las razones de la desidia está que “los dirigentes se dedican a resolver sus problemas personales y no les importa la situación de los trabajadores”. Pero tampoco descarta la malversación como otra de las causas.

Todavía recuerda el desfalco de nueve millones de pesos por funcionarios de la Unidad Presupuestada de Servicios Comunales del habanero municipio Boyeros. Además de las falsificaciones de documentos oficiales. “Se unieron los perjuicios provocados a los trabajadores de Comunales, quienes en la etapa mencionada no recibieron utensilios demandados por su labor, pues los recursos concebidos para eso nunca llegaron a su destino”, publicó el oficialista Cubadebate.

“Los dirigentes de comunales siempre van en autos para todos los lados, visten limpio, trabajan en oficinas con aire acondicionado y con todas las comunidades. No estoy acusando a nadie porque no tengo pruebas, pero se ve que ellos no carecen de nada material”, afirma Juan Carlos.

¿Qué dice el Parlamento?

En abril de 2019, durante la sesión de las comisiones previo a la Tercera sesión extraordinaria de la IX Legislatura del Parlamento cubano, se abordó el funcionamiento de los servicios comunales. “Los parlamentarios llamaron la atención sobre el hecho de que gran parte de los trabajadores del ramo no cuenta con los medios de protección adecuados para realizar sus labores”, reseñó el oficialista diario Granma.

Basurero en la ciudad – Foto Fernando Donate

Casi tres años después, la problemática sigue irresuelta.

¿La ciudad más limpia de Cuba?

Otrora considerada la ciudad más limpia de Cuba, desde hace muchos años Holguín, un municipio de 400 mil habitantes que genera más de mil 620 toneladas de desechos, ha perdido ese calificativo. Por doquier, incluso en los lugares céntricos de la ciudad, abundan los carteles ‘No echar basura’, que contrastan con la acumulación de los desechos en el lugar.

La limpieza presenta un ambiente bastante desagradable en calles céntricas, donde cajas ampliroll permanecen rebosantes de todo tipo de desechos y esquinas o espacios se convierten en microvertederos. Desde el 2020, año en el que se detectó el primer caso de COVID-19 en Holguín, la recogida de basura y la limpieza de fosas afrontan serios problemas, denunciaba en el 2021 el periódico local ¡Ahora!, que llamaba a “buscar alternativas para paliar, en lo posible, la situación existente en todo el territorio y en específico en la ciudad de Holguín”.

No echar basura aqui – Foto Fernando Donate

Dos años después, la situación no se ha revertido: ha empeorado.

“Nos culpan por la suciedad, pero no dicen que carecemos de los medios para trabajar con calidad”, opina un recolector ambulante de desechos sólidos que solicitó guardar su identidad por temor a represalias.

Su salario, al igual que sus colegas, intenta incrementarlo con la recolección de los objetos plásticos o de cristal que encuentra en los desechos para después venderlos como materia prima.

“Estoy atento a las latas de cerveza, a las botellas de cristal u otra cosa que después pueda vender como materia prima. Al lado del carrito llevo un saco donde los voy echando y después en la casa las clasifico y las preparo. Las latas las aplasto una a una para que ocupen menos espacio y sacarle más ganancia. Se dice fácil, pero esto lleva mucho trabajo; no tengo otra alternativa”.

Recolectores de basura – Foto Fernando Donate

“Muy pocas veces nos dan escoba para barrer y en ocasiones tenemos que pagarla. Muchos compañeros han renunciado”, dice el empleado, que como otras causas cita el bajo salario, las pésimas condiciones laborales y los reclamos reiterativos e irresueltos año tras año en las reuniones sindicales.

“Nos sentimos como si estuviéramos presos y sin derecho a nada”, afirma, y asegura que recolectar basura en Cuba se asemeja a condiciones de esclavitud.

Recolectores de basura – Foto Fernando Donate

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‘Voy a darle candela a esto, a ver qué pasa’

LA HABANA, Cuba.- La batalla de los pobladores en el barrio del Lumumba contra el vertido de desechos sólidos está casi perdida. El vertedero creado hace tres años hoy está más grande, y se suman los escombros de sobras viales ejecutadas en el área.

En su comienzo eran solo 20 metros de basura, dicen los vecinos, pero hoy abarca más de 100. Comunales, la empresa dedicada a la recogida de desechos sólidos, es el principal responsable de lo que sucede, declararon los residentes del lugar.

“Nos echan la culpa por haber creado ese vertedero y nosotros no fuimos. Fue Comunales de este municipio (Arroyo Naranjo); ese es el responsable de tirar aquí el desperdicio”, dijo Amelia Corrales, residente del Lumumba.

“El problema es que somos negros y eso nos marca”, contó a su vez Yaima Lombillo, residente de ese barrio donde viven fundamentalmente personas de piel negra. “Nos tenemos que resignar o prender candela a la basura para que después vengan los bomberos como sucedió hace tres meses”, añade esta residente local.

Enrique Peña, un trabajador en la sede municipal de la empresa, comenta que cada tres meses recogen todo. “Venimos con una brigada de seis personas, dos camiones y un buldócer para recoger los escombros acumulados por los vecinos. En tres horas terminamos y todo queda limpio”, señaló. Peña.

Y sigue: “Nosotros no tiramos esa basura pero tampoco estamos velando si alguno de nuestros carretilleros tira aquí para no tener que ir más lejos”, resaltó.

Pero el problema es que los pobladores ven a los carretilleros tirar su basura.

“Ayer mismo pasé tres veces por el lugar y estaba un carretillero tirando más escombros en vez de recogerlo. Al regreso vi a otro haciendo lo mismo, nada, seguiremos viviendo en la inmundicia y desarrollando más mosquitos Aedes aegypti”, afirmó Miguel Borroto, vecino de la zona.

Las autoridades locales no dan respuesta al problema, se trató de conversar con el delegado (autoridad local) y no quiso hablar de lo que sucede. “Estoy muy ocupado para estar perdiendo mi tiempo contigo”, expresó Alejandro, delegado de la zona, cuando le pregunté sobre el vertedero de la carretera del Lumumba.

Los vecinos se tendrán que conformar que Comunales cada tres meses limpie el área que aparentemente sus trabajadores ensucian. Aunque “yo no esperaré tanto, le prenderé candela a todo esto a ver qué pasa”, dijo Yaima Lombillo.