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Burocracia en Cuba: demoras que hacen sufrir

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LA HABANA, Cuba.- La pasada semana estuve en el Centro Comercial de 5ta y 42 (venta en divisa), en el departamento de Artículos para el Hogar, y tuve la desdicha de ver el sufrimiento de una familia, que horas antes había comprado una jarra de cristal y se percató, antes de abandonar el lugar que el objeto estaba roto. El señor, de unos 60 años, esperaba -caminando por el reducido local- las orientaciones para que le devolvieran el dinero. Mientras tanto su esposa le decía: “Vámonos, déjalo así”.

Pasados unos minutos apareció una empleada y le dijo que tenía que subir a Comercial para que le firmaran el vale, después a Economía para que le dieran un papel, y de ahí a la Caja Central para que le devolvieran en dinero. El hombre quedó atónito con todas las orientaciones, y al parecer decidió hacerle caso a su esposa.

La gran variedad de trámites y demoras para cada proceso cotidiano en Cuba, algo que produce molestias y estrés para cualquier persona, viene asociada al socialismo, son directamente proporcionales porque hablamos de un sistema muy ineficiente. Aunque ahí no termina, pues lo más difícil de asimilar en ocasiones son las respuestas que dan los organismos correspondientes o sus representantes. Podemos incluso citar algunos de estos casos:

La doctora Mabel Pérez Rodríguez, vecina de la calle 25 s/n entre 22 y 24, Cumanayagua, en la provincia de Cienfuegos, adquirió con su tarjeta de colaboradora internacionalista un refrigerador marca Frigidaire en el año 2014. Tres años después, el refrigerador se había roto 3 veces, así que decidieron restituirle el dinero porque estaba en garantía. Le devolvieron los documentos para comenzar los trámites de reembolso en la tienda. Ella entregó los citados papeles el mismo día y le dijeron a cambio que la solución podía demorarse hasta tres meses.

Tres meses transcurridos, a Mabel Pérez le dijeron que no habían podido hacer la carta de devolución del dinero porque faltaba el número de operación y el comprobante de propiedad -por negligencia de quien lo hizo estaba en blanco-. Después de buscar en los archivos de las transacciones realizadas en la tienda apareció el comprobante y se hizo la carta. Fueron pronosticados tres meses más de espera.

Pasados ya los tres meses solicitados Mabel regresó al comercio, donde le comunicaron que no se había efectuado la devolución porque ésta podía durar hasta 6 meses, y solo habían pasado tres desde que se emitió la carta de reembolso. En abril de 2018 decidió ir en persona a FINCIMEX –institución bancaria del CIMEX- donde se enteró de que la carta ya estaba acuñada con  la aprobación, sin embargo ellos solo eran intermediarios entre la tienda y el Banco Nacional de Cuba (BANDEC), y no, como ella pensaba, quienes devolverían el dinero.

Así que Mabel se presentó en el Banco Nacional de Cuba donde le dijeron, una vez más, que ellos no estaban autorizados a poner dinero en ninguna cuenta y la enviaron de vuelta a la División de CIMEX para que allí reclamara. Sin hacer más larga la historia, la última respuesta que recibió de esta Corporación el pasado 24 de julio fue que volviera a la unidad donde compró el refrigerador y realizara el trámite desde el principio. Hoy Mabel sigue sin recibir lo que es de ella.

La libreta de racionamiento permite comprar –a precios subsidiados por el Estado– 1 y 3/4 libra de pollo mensual por persona. En algunas ocasiones, por problemas de “merma”, y otros que en realidad no tienen nada que ver con esto, falta parte del producto y algunos usuarios se quedan sin poder comprarlo. Este proceso se convierte en una odisea porque no hay quien responda ante tal situación. Ese es el caso de Orestes Acevedo Ramírez, residente en Humberto Castellano No.42 A, en Colón, Sancti Spíritus, a quién, cuando fue a buscar su cuota de pollo en el mes de mayo, le informaron que tenía que esperar a que “trajeran” el faltante.

Orestes indagó con el carnicero para cuándo pudiera ser suministrado el llamado “faltante”, a lo que éste le respondió que no sabía, ya que desde noviembre de 2017 había consumidores en espera, y hasta ese momento no había respuesta. Cuatro meses después sigue sin poder comprar el pollo, una situación que no pocos cubanos viven y que causa irritación.

Aunque si se hiciera un concurso sobre demoras en Cuba lo ganaría ETECSA. Como es la única empresa telefónica del país se permite abusar constantemente de sus clientes. La última vez que reporté que mi teléfono fijo se había dañado, estuve 25 días esperando el arreglo, sin embargo, cuando llegó la cuenta telefónica, no habían descontado ni un centavo.

El Departamento de Protección al Consumidor es una Dirección dentro de ETECSA, cuya jefa se nombra Aymé González Hernández, la cual engrosa la lista de los funcionarios que dan respuestas para salir del paso a las personas que se quejan.

Así le pasó a Lizet Herrera Hernández, de Matanzas, cuando se quejó de la demora en el traslado de su teléfono. La respuesta de la Directora de la Empresa es que identifican ese problema como crítico, pero la infraestructura de red está saturada en algunos lugares. Aunque lo más importante de su respuesta fue que el Contrato Telefónico para el sector residencial no especifica el tiempo para la instalación de estas solicitudes, ello por estar condicionadas a las disposiciones técnicas en las redes de las direcciones solicitadas. La traducción es muy fácil: “Lo ancho para mí y lo estrecho para ti”.

Las demoras para hacer cualquier trámite o para recibir alguna respuesta se han hecho parte del día a día de los cubanos, a cualquier lugar que usted vaya tiene que comprarse un gran paquete de paciencia. No hay excepción de ningún tipo, ni tan siquiera en el Ministerio del Interior, que aunque tiene 5 estrellas en la rapidez con que reprimen a los disidentes, donde solo tiene que ir a la Oficina del Carné de Identidad de su localidad para comprobarlo. ¡Ah! Lleve algo para entretenerse.