
PUERTO PADRE.- Míster Jeff Flake, senador republicano, y míster Eric Emerson Schmidt, encumbrado ejecutivo de Google, en su reciente visita a La Habana hicieron exclamar a un amigo:
“¡Tienes suerte para las coincidencias malditas: cada vez que los americanos vienen a reunirse con los castristas, los policías van a por ti!”
A tal exclamación otro amigo ripostó: “Cada vez que vienen los americanos no, él siempre trae una manada de sabuesos detrás”.
Personas creativas y mordaces, mis amigos suelen expresar satanismos con metáforas, y… precisamente, por traer una “manada de sabuesos detrás”, confieso que hago todo cuanto puedo para atrapar a mis perseguidores en sus propias emboscadas.
Ahora acabo de comprobar, personalmente, cómo los de la policía política penetran en la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA), haciendo lo que les viene en gana con las comunicaciones privadas, sin necesidad de hacerse pasar por plomeros como los de Watergate.
Míster Jeff Flake y míster Eric Emerson Schmidt, que en su país vieron desplomarse la presidencia de Nixon por asuntos de micrófonos, ahora conversaron en La Habana con especialistas en “pinchar” y cortar teléfonos, pero a juzgar por sus caras sonrientes, quizás estos asuntos no fueron tratados.
El pasado sábado 26 de mayo salió ¿Quién indemnizará a las familias de los muertos en el Boeing 737?, y al día siguiente, me llamaron del programa Cuba al día de Radio Martí para que explicara a los oyentes lo que publicamos en CubaNet.
La entrevista debió hacerse por otro teléfono, porque a partir de las 2:44 pm, mi celular advertía: “Usted está temporalmente bloqueado. Por favor llame al servicio de atención al cliente”. Pero llamando a tal servicio, la contestadora repetía: “Usted no tiene el servicio solicitado”.
Y así la misma letanía, durante días. Mi crimen había sido reiterar por Radio Martí lo publicado en Cubanet, diciendo, además, que si bien los muertos en el avión siniestrado eran una pérdida irreparable, las familias de los fallecidos tenían derecho y debían ser indemnizadas, siendo lógico el asesoramiento legal y la contratación de abogados si tal obligación no era cumplida de oficio por los obligados a indemnizar.
“¿Qué vas hacer, Alberto?”, me preguntó el periodista Tomás Cardoso, conductor de Cuba al día. Esperar, dije. Y, esperando con el teléfono bloqueado estuve hasta la tarde de este lunes, de ahí la “coincidencias maldita cada vez que los americanos vienen a reunirse con los castristas,” a decir de mi amigo.
La tarde de este lunes, mientras yo me encontraba en las oficinas de ETECSA en Puerto Padre, investigando el bloqueo de mi teléfono, en La Habana estaban reunidos con el presidente de turno Miguel Díaz-Canel, míster Jeff Flake, senador republicano, míster Eric Emerson Schmidt, ejecutivo de Google y el señor Philip Goldberg, encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Cuba.
Míster Jeff Flake estaría diciendo a Díaz-Canel que él estaba en contra del embargo mantenido por Estados Unidos a Cuba, (en Cuba no lo llaman embargo sino bloqueo) cuando mostrándole a la empleada mi teléfono con la notificación de “bloqueado” pregunte ¿por qué?, y la empleada dijo: “Vamos a ver”.
Según la empleada el bloqueo podía deberse a no haber pagado la cuenta a su debido tiempo, y procedió con una auditoría; verificado el saldo dijo sonriente, “ah, sí, tiene bastante”, pero luego, arrugando la frente ante la computadora exclamó: “¡Esto no lo había visto antes!”, y mientras imprimía el resultado de la auditoria, volviéndose hacia mí, dijo:
“Señor, aquí dice que su teléfono está bloqueado por Política de la Empresa, eso no está en mis manos, venga conmigo”.
Fuimos ante una supervisora, dijo que aquello era muy grave, algo así como la conclusión definitiva del contrato, sin reclamación posible, “llévalo al jefe comercial”, indicó la supervisora a la empleada.
En su oficina el jefe comercial revisó la auditoría, una página de acaso tres líneas. Mi teléfono estaba bloqueado a solicitud de un tal “Miguel”, leí. Otra casualidad: en la manada de sabuesos uno responde a ese nombre.
Una ristra de preguntas comenzaba a formular el jefe comercial, cuando por ser las interrogantes incongruentes con mi situación debí interrumpirlo diciendo: Mi teléfono no está vinculado a recargas fraudulentas ni a hechos contra la moral ni ilícitos y jamás ha salido de mis manos.
“Pero una línea bloqueada por Política de la Empresa, obedece a alguna de esas circunstancias”, dijo el jefe comercial.
No es mi caso, dije, mientras el jefe comercial llamaba a su superior en la provincia, diciendo: “Tengo una queja de Alberto Méndez Castelló, bloqueado por Política de la Empresa… ¿Cómo…? Miguel…, bueno, dame también el número del celular”.

Mientras hablaba el jefe comercial anotó dos números de teléfonos, en la hoja de la auditoria, y cuando concluyo la llamada dijo para sí mismo: “Esto se complica”. Luego hizo otra llamada, respetuosamente diciendo a su interlocutor:
“Miguel, le habla el jefe comercial de ETECSA en Puerto Padre, de la provincia me han dado su número, es por la situación de la línea de Alberto Méndez Castelló… Sí, él está aquí en mi oficina… Entonces él no tiene que hacer nada… Bien, yo se lo comunico”.
Mirándome como si yo fuera un bicho raro el jefe comercial dejó el teléfono diciéndome: “Usted no tiene que hacer nada, le van a desbloquear la línea”.
¡Esto es ridículo! ¡Es para reírse si no fuera un abuso! ¿Quién es Miguel?, dije.
“Yo no sé. No lo conozco. Me acaban de dar sus teléfonos”, dijo el jefe comercial.
¡Miguel es un policía!, exclamé.
“Eso lo dice usted. Yo no he dicho eso”, dijo el jefe comercial.
Ni falta que hace que lo diga, dije, saliendo de ETECSA, la empresa que maneja todas las comunicaciones de los cubanos bajo arbitrio de la policía. Pocos después, antes de llegar a casa, ya mi teléfono había sido desbloqueado.
“La correspondencia es inviolable. Sólo puede ser ocupada, abierta y examinada en los casos previstos por la ley. Se guardará secreto de los asuntos ajenos al hecho que motivare el examen. El mismo principio se observará con respecto a las comunicaciones cablegráficas, telegráficas y telefónicas”, dice el artículo 57 de la Constitución, pero es letra muerta: en Cuba, haciendo de jueces, jefes de policía si así lo entienden ordenan intervenir las comunicaciones de las personas.
Como el caso que acabo de narrar son miles en Cuba, todos los días, sirva este de ejemplo. Aprovechemos “las coincidencias malditas” ahora que vinieron los americanos como dice mi amigo. Tome nota míster senador Jeff Flake y míster Eric Emerson Schmidt, ejecutivo técnico de Google: los bloqueadores omnipotentes están dentro de Cuba, no en Estados Unidos.