LA HABANA, Cuba.- En una de las últimas emisiones del noticiero nacional de televisión, y en su emisión de la noche, el régimen dedicó un ataque a una mujer totalmente desconocida para los cubanos de a pie, es decir para casi todos. Rosa María es su nombre, y es la hija del asesinado Oswaldo Payá. Puedo suponer el desconcierto de los compatriotas que no estaban mirando a esa hora las telenovelas de Telemundo, y se conectaron con la televisión nacional, esa en la que prima la censura que hace vivir a los cubanos en el más oscuro de los ostracismos.
La desconocida fue presentada como una enemiga de la revolución, una mujer que pasaba su vida viajando, de un lado a otro, y con el dinero que le pagan los enemigos de la revolución cubana y de su pueblo. ¿Y qué había hecho está mujer para merecer esos ataques? Pues asistir al discurso que hiciera Trump en Miami, en el que el presidente se propuso definir la política que trazaría su gobierno con respecto a Cuba y sus gobernantes.
Para los cubanos es muy extraño todo ese orquestado alboroto. Era demasiado raro que el gobierno se alejara del tradicional secretismo, ese que por décadas se ejerció en Cuba… Ahora mismo cualquier cubano puede reconocer a Rosa María Payá si es que le pasa por el lado. Ha sido, en definitiva, una publicidad gratuita hacia la destacada disidente, quien se ha entrevistado con varios mandatarios, incluso con el papa. Y quien en cada encuentro habló de la necesidad de justicia, y también de que deben aclararse los misteriosos acontecimientos que llevaron a su padre hasta la muerte.
Esa joven habló mucho de la necesidad de que se instale en Cuba una democracia que permita elecciones libres. Para ello presenta su programa político: Cuba Decide, donde propone un plebiscito donde el pueblo decida si continúa la dictadura o se establece una democracia. Hace muy poco y a pesar de los acosos, a pesar de las negativas de visa, ella celebró la entrega, sin que al gratificado le permitieran entrar a la isla, el Premio Oswaldo Payá. Creo que era más simple impedir la entrada de Rosa María.
Resulta pecado subestimar a la dictadura. Creo ver un poco más allá de ese descrédito que le dedicaron a la luchadora política. Ellos, quienes tanto se cuidan, ¿estaban otorgando a la población cubana otra alternativa política? ¿Nos mostraban otra opción? Este accionar demuestra el cansancio y el miedo del dictador y de su familia. Han comenzado a jugar, a manipular en el ámbito político, es decir, en el suyo. De alguna manera demuestran, al menos a mí, que son dinosaurios en el siglo XXI en fase de enmascaramiento.
Si así fuera están eligiendo, de entre toda la oposición, el “mal” menor. Rosa María Payá tiene una formación católica, es decir, pacífica, como pacífica fue la lucha de su padre. No creo que me aventure al pensar que suponen que podrán manipularla, y quién duda que usando a la iglesia, y al diabólico Jaime Ortega, quien siempre estuvo, está, y estará, a favor de los Castro.
Pensemos en el crédito que otorgaría al régimen un plebiscito, pensemos en el respiro que les daría en estos momentos de agonía. Un plebiscito puede ser el último pataleo para conseguir la permanencia en el poder, aunque sea negociando. ¿Les queda otra alternativa? ¿Lo sería Berta Soler, la líder de las Damas de Blanco? ¿Acaso Antonio Rodiles? No lo creo, estos dos son de la línea dura y no quieren dialogar con los Castro. Ellos exigen su retiro, y elecciones libres.
Si Berta, Rodiles, Ailer González y Ángel Moya sobrevivieron hasta hoy, la razón tiene que ver con el hecho de que son bien mediáticos, y podía suceder algo parecido a aquello que ocurrió con la Posición Común de la Comunidad Europea, cuando fueron encarcelados 75 disidentes durante la muy conocida Primavera Negra.
Otro que no clasifica para emprender el futuro diálogo es José Daniel Ferrer, líder de Unión Nacional Patriótica de Cuba (UNPACU), y a quien se le negó, junto a Berta, salir del país y asistir a ese discurso de Trump. Ellos saben bien que con Ferrer no podrían dialogar, que él no les perdonará todo el tiempo que lo mantuvieron en la cárcel por el simple hecho de pensar diferente.
Aún quedan otros líderes, Guillermo Fariñas, Jorge Luis Antúnez, Cuesta Morúa, y, por supuesto, Yoani Sánchez, pero ésta última siempre estuvo alejada de la confrontación directa con el régimen, y buscó caminos alternativos para una Cuba democrática y libre, pero sin dudas la mejor opción, el menos nocivo de los caminos, al menos para ellos, es Rosa María; luego manipularían al pueblo, ejercerían fraude en las urnas, y se quedarían con el poder, dejando a un lado a la hija de Payá. Creo ciegamente en que la presentación de esta joven es solo el primer capítulo de muchos que irán llegando, ya veremos.