LA HABANA, Cuba. – Es lógico que una competencia del nivel de los venideros XVII Juegos Panamericanos, a celebrarse en la ciudad canadiense de Toronto el próximo mes de julio, ponga en tensión a los atletas de todo el continente.
En el caso de los deportistas cubanos, empero, no sería aventurado advertir la presencia de un estrés adicional. Ello se debe a la estrategia que han venido implementando los jerarcas del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) durante los últimos eventos multidisciplinarios: aspirar a las primeras posiciones en el medallero con la menor cantidad de atletas posibles. Es decir, que a los representantes cubanos en Toronto les estará vedado asirse a la máxima del barón Pierre de Coubertain, en el sentido de que competir es lo más importante. Cada uno de ellos tendrá la sagrada misión de luchar por una medalla que muestre la “superioridad” del sistema socialista.
Según dio a conocer hace poco en declaraciones al periódico Granma el señor José Antonio Miranda, director de Alto Rendimiento del INDER, la delegación cubana que irá a los panamericanos tomará parte solo en 232 de las 365 pruebas convocadas, lo que representa un escaso 63,5%. En cuanto a las pretensiones de la isla, se mantiene la meta de alcanzar el segundo lugar por países, no obstante el hecho de que Brasil y Canadá serán rivales de consideración.
El gigante sudamericano, que casi ha igualado a los cubanos en las últimas citas panamericanas, intensifica la preparación de sus atletas con vistas a las olimpiadas de Rio de Janeiro el próximo año. Canadá, por su parte, como sede de los actuales panamericanos participará en la totalidad de las pruebas programadas.
Al referirse al atletismo, una de las disciplinas que más medallas pudiera aportar a los cubanos, el referido funcionario apuntó que “ya alcanzaron sus marcas exigidas 121 hombres y mujeres, y otros más de 50 poseen las condiciones para ganar el cupo y ser confirmados por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), pero no viajarán todos”.
Al leer estas declaraciones recordé una conversación que sostuve con uno de mis vecinos, alguien que se las sabe todas debido a su amistad con muchos deportistas, en especial con los peloteros. “Según me contó uno de los peloteros que hizo el equipo Cuba al más reciente torneo de Rotterdam, en Holanda, había en la delegación cubana dos funcionarios de ‘seguridad’ por cada pelotero. Estos últimos no podían salir solos del hotel. Todo el tiempo estaban bajo la pupila atenta de esos personajes”, me confesó mi vecino.
Entonces no es difícil imaginar el porqué de la no presencia en Toronto de todos los deportistas cubanos que hayan cumplido las marcas mínimas exigidas por las Federaciones Internacionales de cada disciplina: hay que reservar un espacio en la delegación -nada despreciable, por cierto- para el grupo de segurosos que tratarán de evitar la fuga masiva de nuestros atletas.
Esa vigilancia extrema que pesa sobre los atletas cubanos que integran las delegaciones oficiales en el exterior, podría ser la causa de una tendencia que se abre paso. En efecto, ha aumentado el número de atletas que abandonan la isla por sus propios medios, bien sea legales o ilegales. Uno de los casos más recientes ha sido el del pitcher camagüeyano Norge Luis Ruiz, un baluarte en la pasada Serie del Caribe, y que integraba la preselección nacional que se prepara para los próximos eventos internacionales.
Sin dudas, un duro golpe para las aspiraciones del nuevo manager Roger Machado de ganar el torneo beisbolero en Toronto.