MIAMI, redacción. — Barack Obama y Raúl Castro se encontrarán este sábado en la Cumbre de las Américas en Panamá, símbolo del deshielo en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba tras más de medio siglo de enconado conflicto.
“Ciertamente, anticipamos que tendrán la oportunidad de verse en la Cumbre mañana (sábado), para tener una conversación”, dijo Ben Rhodes, asesor adjunto de Seguridad Nacional de Obama en una conferencia de prensa.
Obama y Castro discutieron el proceso para retomar relaciones diplomáticas formales y abrir las respectivas embajadas durante una llamada telefónica el miércoles, agregó Rhodes.
La imagen de un apretón de manos inmortalizaría el momento que refrenda su decisión, anunciada sorpresivamente el 17 de diciembre, de normalizar las relaciones, rotas dos años después de que Fidel Castro llegó al poder en 1959.
Lo que hace histórica a esta Cumbre es la participación de Cuba. Pero nadie hubiera asegurado que el estreno cubano tuviera lugar en medio de intensas negociaciones bilaterales para reabrir embajadas y restablecer plenamente las relaciones, prueba del acercamiento, fue la reunión, del secretario de Estado John Kerry, y el canciller cubano, Bruno Rodríguez, a puertas cerradas.
“Tuvieron una prolongada y constructiva conversación esta noche. Ambos estuvieron de acuerdo en que hicieron progresos y en que seguiremos trabajando para resolver los temas pendientes”, dijo un funcionario del Departamento de Estado.
Desbrozando el camino
Raúl Castro entra por la puerta grande a un foro del que la isla comunista estuvo excluida desde la primera Cumbre de las Américas de 1994. Pero a esta cita con la historia el presidente estadounidense no llega con las manos vacías.
En una acelerada secuencia de acontecimientos que mejoran notablemente el clima de la cita, Obama recibió el jueves la recomendación del Departamento de Estado de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores de terrorismo, según el senador Ben Cardin.
Aunque el retiro de Cuba de esa lista allanaría el camino para el restablecimiento de relaciones diplomáticas, queda mucho por andar. Cuba reclama el territorio de la base naval de Guantánamo y el levantamiento del embargo impuesto en 1962, en tanto que los Estados Unidos insisten en el tema de derechos humanos.
Antes de llegar a Panamá, en su escala en Kingston, Obama aclaró que las negociaciones tomarán su tiempo. “Nunca predije que todo se pueda transformar de la noche a la mañana”, manifestó.
Pero, sin duda, el cara a cara con Castro será muy diferente a aquel saludo que tuvieron en 2013 en medio de la cordialidad por el funeral de Nelson Mandela, en Johannesburgo.
“Cuba ya no será el fantasma. La Cumbre puede tener un impacto enorme en las relaciones de América Latina con los Estados Unidos salvo que Venezuela se convierta en el nuevo fantasma”, opinó Santiago Cantón, director ejecutivo del Centro de Justicia y Derechos Humanos Robert F. Kennedy.