LA HABANA, Cuba. — En la década de 1940, cuando parecía que el son se agotaba en sí mismo, un músico matancero se propuso añadirle otra dimensión expresiva al septeto, formato instrumental que había reinado en el panorama sonero desde finales de los años ’20. Ignacio de Loyola Rodríguez y Scull, más conocido como Arsenio Rodríguez, le confirió al más cubano de todos los géneros musicales una poderosa sonoridad gracias a la incorporación de otras dos trompetas (Ignacio Piñeiro había introducido una en el septeto), la tumbadora y el piano.
Así nació el “conjunto cubano”, creado por quien fuera compositor, vocalista, percusionista y tresero consumado. El sentido armónico de Arsenio Rodríguez, muy superior al de otros talentosos arreglistas de su tiempo, lo llevó a crear un nuevo tipo de son que los expertos han considerado como la antesala directa de la salsa. Cultivó además el bolero y la guaracha, con más de doscientas canciones de su autoría, en las cuales predominan el humor y el doble sentido.
Habiendo perdido la visión en su infancia, Arsenio Rodríguez aprendió a tocar el tres “de oído”. De su calidad como músico dan fe su obra y los excelentes instrumentistas que pasaron por su agrupación, entre ellos el pianista Lilí Martínez Griñán y las legendarias trompetas de Félix Chapotín y Chocolate Armenteros. Trabajó además con Chano Pozo, Francisco Grillo “Machito”, Mario Bauzá y el cantante René Scull.
A principios de la década de 1950, Arsenio viajó a Estados Unidos con la esperanza de que una cirugía le devolviera la visión. El milagro no fue posible, pero ello no impidió que “el ciego maravilloso” regresara a los estudios de grabación. De su abatimiento surgió el tema La vida es sueño, que contrastó notablemente con las alegres guarachas que solía componer.
Algunos musicólogos le atribuyen la creación de la célula rítmica que dio origen al mambo, un mérito que siempre le ha disputado Antonio Arcaño, otro músico genial, fundador de la orquesta “Arcaño y sus Maravillas”.
Sea ello cierto o no, el legado de Arsenio Rodríguez a la música cubana es inconmensurable. Entre sus éxitos más conocidos figuran El divorcio, La vida es sueño, Mami, me gustó, El Reloj de Pastora, La yuca de Catalina, Fuego en el 23 y muchos otros que siguen deleitando con sus tumbaos a los buenos bailadores de son.
Arsenio Rodríguez murió en la ciudad de Los Ángeles, el 31 de diciembre de 1970. Fue incluido con carácter póstumo en el Salón de la Fama de la Música Latina Internacional, en 1999.
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