LA HABANA, Cuba.- “Es como si tuvieran luz verde para dar golpes”, dice la persona que compartió el video de los carnavales a CubaNet. Pero “ni jugando” se atreve a dar la cara, “lo mismo que le pasó a esos tipos me pasó a mí. Me tiraron al piso y me cayeron a golpes porque me metí a defender a una embarazada. Ella estaba protestando porque al marido se lo habían llevado, y el boina negra se viró a amenazarla y le dije: ‘¿le vas a dar a ella?’ y lo primero que hizo fue darme una galleta”, cuenta.
Los boinas negras son una de las fuerzas represivas más temidas de todo el país y “nos las vienen mostrando desde hace rato”, dice el padre de la nueva víctima de represión, que se resiste a dar su nombre. “Si hay un ciclón las ves dándole la vuelta a la ciudad, en jeep y armas largas, metiéndonos miedo; si hay un run run de protesta o no, cualquier noche las ves mostrándose con perros pastores por los parques, en la oscuridad, dispuestos a dar golpes a la primera oportunidad”. Esta es una de las tantas familias cubanas que no quiere poner el muerto “porque esos tipos, si dan golpes así, pueden matar también y no pasa nada”, dice.
“Este año no se puede decir que en los carnavales se haya formado ninguna bronca. Este año el ‘picao’ malo lo ha puesto la policía”, cuenta otro cubano que se “aventuró” a asistir para “vivir la experiencia” y dice que no repite.
“La policía está suelta en la calle y no tiene límites”, y todo al que se le pregunta coincide en que “debe haber alguna orden para dar golpes a matar”.
“¿Qué está pasando en Cuba?”, se pregunta por otro lado Olaida, una señora de Centro Habana que no creía lo del video hasta que lo vio, parada en la cola del banco de Galiano. “¿Cuándo la policía se convirtió en el enemigo del pueblo?” y parece que es ella la que no ha vivido en Cuba los últimos 50 años. “Hay que tenerles miedo, ¿para qué están formando a esa gente? ¿de qué nos están defendiendo? ¿De nosotros mismos?”, y no sale del asombro, ni para de hacerse preguntas: “¿quiénes son los que se prestan para ser policías en Cuba?” y se responde ella misma que “solo malas personas”.
Hay quien no ve solo “víctimas” en el video, hay quien cree que se lo merecen y hay quien se pregunta “¿y qué hacen allí?”, o “¿a qué van a esos carnavales?”. Hay quienes, incluso cuestiona que “todos sean negros” y cuando se escuchan esos criterios hay que hacerse preguntas difíciles sobre el racismo en Cuba.
¿Por qué ser negro o negra en Cuba es un delito? ¿Por qué la policía le pide identificación en su mayoría a negros y negras en la calle? ¿Cuántos negros y negras en Cuba pueden darse el lujo de sentarse en un bar costoso? ¿Cuántos se atreven sin temor a ser discriminados? ¿Por cuánto dinero serán admitidos en estos lugares? Esas estadísticas no las lleva nadie.
¿Por qué el gobierno puede usar con tanta facilidad a esta misma población para reprimir o para engrosar la misma policía? Todas las respuestas están en las políticas desacertadas del gobierno, que no ha prestado atención a las poblaciones negras y ha reforzado el racismo estructural colonialista.
“Puede que no te gusten las congas, puede que no te guste el tumulto, pero esas imágenes son abusivas y dicen mucho de lo que es Cuba hoy y ahora”, asegura otra persona en la misma cola, que parece no estar tan desconectada de la realidad.
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