LA HABANA, Cuba. – Las activistas cubanas Olaida del Castillo Trujillo e Ivonne de las Mercedes Lazo Abreu, miembros del movimiento opositor Cuba Independiente y Democrática, denunciaron sus “pésimas” condiciones de vida en el albergue donde residen, ubicado en el municipio capitalino de Playa.
“Ustedes pueden ver en las condiciones en que yo vivo”, dice Lazo Abreu a CubaNet al mostrar su cuarto de aproximadamente tres metros de largo por dos de ancho. En el poco espacio con que cuenta, la mujer tiene acomodadas dos camas, una cocina improvisada, un sofá de dos plazas, un televisor y un refrigerador.
El inmueble no cuenta con cuarto de baño ni cocina. “Tengo que hacer mis necesidades en un cubo”, cuenta la activista.
La mujer y su hija están albergadas en lo que fuera el antiguo Círculo Infantil “El Camarón Encantado”, ubicado en la intersección de las avenidas 88 y 21 en la barriada de Buenavista, municipio Playa. La instalación era supuestamente una comunidad de tránsito; sin embargo, hay unas 10 familias que residen allí desde hace años.
“Aquí llegué luego de estar dando escándalos en Bienestar Social [dirección municipal del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social] y después de ir a todos los gobiernos [municipal de Playa y provincial de La Habana] porque estaba en la calle con mi niña”, explica la mujer.
Asimismo, la activista explicó que el régimen intenta “rendirla por hambre” pues funcionarios estatales le retiraron la tarjeta con que adquiría los alimentos, un documento que le fue facilitado durante la pandemia y que funcionaba como libreta de racionamiento.
“Tengo que salir por ahí a zancajear, a buscar, a vender un pulóver o cualquier cosa para poder darle de comer a esa muchachita, porque no hay… ni pan hay en este país ya”, lamenta.
Ya han transcurrido alrededor de seis años desde que Lazo Abreu y su hija llegaron al albergue donde se supone que estarían solo unos días, de acuerdo con las autoridades que la llevaron a dicha instalación.
“De aquí yo me iba pronto, pero el pronto ese no sé… porque ya llevo seis años aquí y nada: no tenemos ni dirección de aquí, ni tenemos libreta de abastecimiento, ni propiedad, aquí estamos prestados; cuando les dé la gana vienen, nos sacan y no pasa nada”, apunta la entrevistada.
Una situación similar describe la activista Olaida del Castillo Trujillo, quien reside en el mismo albergue, en un cuarto que, aunque más amplio, tampoco cuenta con las condiciones mínimas para ser habitado. “Estoy viviendo en condiciones infrahumanas, no tenemos baño y tenemos que hacer las necesidades fisiológicas en una cubeta”, lamenta.
“Cuando salí de prisión estuve durmiendo en las calles, en los parques, hasta que un día fui para la Plaza [de la Revolución] y me manifesté allí. Estuve 37 días en Villa Marista y de allí me trasladaron para acá, para este albergue”, detalla Olaida, quien también lleva unos seis años residiendo en este albergue.
Ante la falta de viviendas, el régimen cubano ha convertido en albergues numerosas instalaciones estatales, aun cuando no cuentan con las condiciones necesarias para residir en ellas.
Miles de cubanos que han perdido sus casas por diferentes causas llevan años residiendo en antiguas escuelas, círculos infantiles o fábricas abandonadas, que han sido “convertidas” por el régimen en albergues. En su mayoría, las personas han tenido que improvisar viviendas y divisiones con retazos de cartón y madera.
Tanto Olaida del Castillo Trujillo como Ivonne de las Mercedes Lazo Abreu pertenecieron al grupo opositor las Damas de Blanco. Actualmente forman parte de Cuba Independiente y Democrática, una organización que lucha contra el régimen cubano para lograr el restablecimiento de los derechos y libertades del pueblo.