MADRID, España.- El exboxeador cubano Ariel Hernández Azcuy, quien ostenta dos oros olímpicos (Barcelona 1992 y Atlanta 1996), vive olvidado en Cuba. En reciente entrevista con el periódico Trabajadores, Hernández Azcuy denunció la falta de apoyo que reciben los atletas en la Isla después de retirarse.
“Porque el pasado no importa”, “No se nos recuerda”, fueron algunas de las declaraciones del exatleta, quien actualmente trabaja como custodio en una mipyme.
“Soy custodio en una mipyme. Antes trabajé en la Finca Holveín Quesada y después aquí en La Lisa. Estoy disgustado con el INDER. Llevo años tratando de que me bajen de piso. Sigo en lo más alto del edificio. Le dan casas a gente con menos resultados. Siento mucha roña”, expresa.
El boxeador contó que, tras su retiro, se sintió “desprotegido” y “solo”. “Recortarse tanto en la juventud lleva a que muchos se tiren a la bebida”, afirma. “No tienen el recurso humano para salir. Te metes en ese mundo. Te encierras en tu casa, en tu mente estás solo”.
El exatleta, de 53 años, también se quejó de la falta de apoyo económico que recibe. “Por ser doble campeón olímpico recibo 7.200 pesos”, dice. “Eso no alcanza. Cuando estaba en la cima me lo daban todo. ¿Ahora qué? ¡Los golpes de la vida duelen más que los del ring!”.
El boxeador recordó además a su entrenador, Julio Mena. “Le debo mi carrera a Julio”, afirma. “Era mi padre, mi amigo y mi hermano”. “Nunca quise irme del país. Oportunidades tuve, incluso cheques me ofrecieron. No podía fallarle a ese”, agrega refiriéndose a Mena, quien falleció en 2018.
Sobre sus éxitos como boxeador, rememora: “A Barcelona en 1992 llegué muy joven y bien preparado. La pelea más dura fue la final contra Chris Byrd, de Estados Unidos, quien después fue campeón en el profesionalismo”. “En la categoría de mayores cogí dos oros, en 1993 y 1995 y fui plata en 1997. Para mí esa competencia es más dura que los Juegos Olímpicos“.
Ariel Hernández Azcuy es un ejemplo de la situación que viven muchos atletas cubanos después de retirarse. La falta de apoyo económico y social puede llevar a problemas como el alcoholismo o la depresión.
En este sentido, sobre su propia experiencia, confiesa: “Caí en el mundo de la bebida. Lo reconozco. Entré en un círculo de fiestas y música. No fui tan lejos porque recapacité. Gracias a la familia y buenas amistades salí de eso”, dice tras señalar que “si no te dan lo que mereces es peor aún. Nadie viene a ti. Ni siquiera los que pensabas que lo harían. Es como si te utilizaran”.
Una situación similar vive el exjugador de voleibol, Abel Sarmientos, quien integrara el equipo Cuba que estuvo en la élite mundial de los años 80. Actualmente arregla zapatos y trabaja de custodio en una farmacia.
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