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Abril 4, 2007
Carta de Nefasto a Olga "La tamalera"
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Mi siempre harinosa y mazorquera
Olga: Se acabó el salpullido. Quedó muerta la sabrosura
del son aquel que decía así: "pican, no pican, los
tamalitos que vende Olga". Nos "desfrituraremos" todos
y se "desbollarán" las multitudes hambrientas de la fritura
y el bollo de maíz, respectivamente.
El contagioso estribillo que cantaba el Trio Matamoros: "el que siembra
su maíz que recoja su pinol", sonará como malas palabras
entre los vendedores de rositas nacidas de tan solicitada gramínea,
los comedores de atol y los aficionados a la harina con boniato.
La tortilla se pondrá muy fea si, como espero, el precio de una
sola de ellas se equiparará al de un kilogramo de caviar. ¿Se
imagina usted qué será de las tortilleras mexicanas si las
mazorcas de maíz se ponen a cinco dólares el grano? ¿Ha
interiorizado la rutina que traería a los cubanos productores de
talco contra el salpullido la conversión en etanol de todos los
campos de maíz del universo? ¿Y los cosechadores, los hombres
de maíz guatemaltecos, al decir de Miguel Ángel Asturias,
mutarán en individuos del mamón, la berenjena o la guayaba?
Hay que ver por dónde anda el mundo y hacia dónde quieren
llevarlo los norteamericanos y brasileños en ese antifritural y
embollado acuerdo de destamalizar la tierra con tal de que anden los automóviles
sin necesidad de acudir al oro negro.
Resulta increíble que prefieran dejar de degustar una tradicional
tortilla, un equilibrado tamal, una salvadora fritura o un suculento plato
de harina con boniato, por el impuro placer de hacer andar esos artefactos
ruidosos que ensordecen el mundo.
¿Se ha puesto a pensar usted lo que pasaría si mañana
descubren que los frijoles contienen más carga explosiva que la
pólvora, el arroz surte mayor efecto como munición que los
perdigones para la caza de la codorniz o la yaguasa, y la papilla de plátano
es generadora de la ingravidez necesaria para ir de paseo en una nave
espacial al cosmos por el módico precio de veinte millones de dólares
por excursionista? ¡Se armaría la comedera de uñas
y de cuanta caña santa o pecadora se nos ponga al alcance de la
boca!
¡Hasta las tiñosas tendrían que volar alto y siempre
acompañadas de un equipo de seguridad personal!
Pero no se preocupe, entusiasta y "atolondrada" Olga, pues estoy
tomando algunas providencias al respecto que, de seguro, preservarán
el disfrute del bollo, las frituras, los tamales y el atol a las nuevas
generaciones de cubanos.
Aquí no se desmaizará la tierra, y mucho menos dejará
de ser un manjar de los dioses la harina con boniato, ¡y hasta con
leche! para los menores de siete años.
Le aseguro que el enemigo no pasará como una plaga sobre nuestros
campos de maíz si, como pienso, investigo y estoy casi seguro,
el pru oriental puede sustituir con múltiples ventajas al etanol.
¿Cuántas veces un miembro caído de la comunidad al
segundo buche de pru levanta la cabeza y sale dando brincos de satisfacción?
Además, resultan innumerables las ocasiones en que los conductores
de un tractor, una carreta tirada por caballos, una canoa y otros medios
de transporte para trabajadores en el interior del país han empleado
como combustible alternativo el multifacético pru, hecho a base
de bejuco indio, hojas de pimienta dulce y abundante agua.
Toda esta producción tendría un bajo costo, y hasta las
estatuas de los parques, sus bancos y jardines podrían abandonar
el sitio sin la ayuda de nadie, sólo con el aditamento de un motor
que haga combustión con pru.
Y algo de suma relevancia es que en vez de humo se llenará la atmósfera
de miel, lo que si bien nos obligará a pensar en un producto para
matar abejas, hormigas, cucarachas y otros elementos depredadores del
futuro combustible nacional, salvará nuestros campos de maíz
de morir convertidos en etanol.
Así que no se preocupe y atine su pregón, pues con pica
o sin pica, los tamalitos que vende Olga aún darán mucho
de qué hablar.
Eso se lo aseguro yo, Nefasto "El tamalero".
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